Ya sé que el tiempo es algo muy preciado y que el constante bombardeo de estímulos al que somos sometidos provoca que cada vez más nos cueste centrar todos nuestros sentidos en una sola actividad. Pero un disco como Panorama merece que durante 41 minutos desconectes de todo lo demás y te sumerjas en él.
El cuarto trabajo de La Dispute es a la vez el más experimental que han hecho y también el que más fácil tiene llegar a un público que no suele escuchar post hardcore. De hecho, en su caso esta etiqueta casi tiene más relevancia el post que el hardcore. Cortes como ‘Rhodonite And Grief’, con una base jazz y una trompeta que, inevitablemente, te hace pensar en American Football, o ‘In Northern Michigan’, donde te envuelven increíblemente con una tensión que nunca llega a explotar, te impulsarán a cualquier cosa menos a meterte en el mosh pit. Incluso cuando las guitarras cobran más fuerza, como en ‘Footsteps At The Pond’ o en ‘There You Are (Hiding Place)’ no lo hacen a base de distorsión, sino de contención. Y pese a ello la intensidad que consiguen en ‘Fulton Street II’ es incontestable.
Como si fueran escenas de una película de David Lynch, a veces puedes sentirte perdido si te acercas a las canciones individualmente, pero es el conjunto lo que le da un sentido a estas historias contadas en el interior de un coche y con el paisaje (real y emocional) en el retrovisor. Las interpretaciones de Jordan Dreyer están más cercanas a las de un actor que a la de un cantante, buscando la intención y el matiz en cada palabra recitada, rozando el susurro y, ocasionalmente, el grito. Un diamante rosado en un mundo gris.
JORDI MEYA