Autor: Manuel J. González-Florit
Editado por: Autoediato
Hay bandas que si te gustan, más que ser fan, necesitas ser militante. Bandas que no se lo ponen fácil a sus seguidores, y que necesitan una cantidad de tiempo, atención y energía muy por encima de la media. Te exigen mucho, pero si les das lo que esperan de ti, tendrás su gratitud eterna. Melvins es de esa clase de bandas.
Seguir la carrera de Melvins, y por extensión los proyectos paralelos de los dos pilares de la banda, Buzz Osborne (voz, guitarra) y Dale Crover (batería), es todo un ejercicio de dedicación y entrega. No sólo por la cantidad de lanzamientos y lo disgregada que está su discografía, sino porque musicalmente te pueden sorprender con algún giro inesperado que necesita su tiempo para asimilarlo, pasando del rock alternativo al más experimental pasando por el sludge.
Manuel J. González-Florit a través de La Hilarante Historia De Melvins, consigue la tarea titánica de poner orden a lo que han sido las ya casi cuatro décadas de vida de la banda originaria de Monsanto (Washington). Escrito en formato de historia oral -la manera perfecta, o desde luego la más amena para explicar la vida de una banda- éste no es un libro al uso.
Sin entrevistas hechas expresamente para la obra, el libro se construye a través declaraciones que los protagonistas, que son unos cuantos, han hecho en diferentes medios a lo largo de todos sus años de carrera para explicar su historia. Cada una de las citas está acreditada, con lo que no queda duda que el trabajo de investigación ha tenido que llevar al borde de la demencia al mismo autor que hace unos años nos obsequió con Hijos Del Desierto, un ensayo dedicado al stoner.
Una vez leído el libro, pocos cabos quedan ya por atar, además de regalarnos críticas de toda su discografía y analizar proyectos paralelos como Fantômas, o junto a Jello Biafra, que convirtieron a mucha gente en fans de la banda. Por la propia naturaleza del proyecto, no son mucho lo estudios que existen de Melvins por ahí, sería una verdadera lástima que algo tan completo como esto, se quedase en una humilde -dicho en el mejor sentido del término- edición local. Esto merece traspasar fronteras. ¡Bravo!
RICHARD ROYUELA