Cuatro son los años que separan este tercer álbum de La Inquisición de su anterior Tenevrae. Demasiados si me preguntan. Seguramente habrá una cuantas explicaciones para ello, aunque la mayoría de ellas desembocan en lo complicado que es el día a día en una banda de punk rock como la suya, luchando en un circuito en el que es una victoria no acabar en números rojos.
Tampoco estos cuatro años es que hayan cambiando de una manera notoria el discurso musical de la banda, aunque a la que uno de pone a rascar queda claro que nadie es inmune al paso del tiempo. Quizá la voz de Ruben y en general el sonido de todo el grupo suena algo más nítido, pero el cuarteto sigue ejerciendo su street punk infalible repleto de grande melodías, tanto de guitarras como vocales, que unas veces tiran al punk 77 y otras al punk más rockero vía Social Distortion. La presencia de Aitor Rau (’77, Deadyard) como nuevo bajista se deja notar en canciones como la inicial ‘Mundo Invisible’, ‘Nadie’ o la propia ‘La Inquisición’, un tema en que la banda se ha decidido dar un especia de auto homenaje.
Es en los textos, tan importantes para cualquier banda punk que se precie, donde queda más patente el paso del tiempo. Aunque la crítica social y política es atemporal, Mundo Invisible nos sitúa en el presente. La fantástica ‘La Fotos Mienten’ habla de como se ha ido de madre el uso de las pantallas y las redes sociales y ‘Otra Manera’ pone sobre la mesa el drama de las enfermedades mentales. Es en las alegrías y sinsabores que describen donde se hace evidente que La Inquisición de hoy no es la misma que la de sus inicios. La muerte de gente cercana y querida queda plasmada en ‘Sombra Y Luz’ -un homenaje a Edu el que fue batería de Secret Army-, pero por otro lado el regalo de la paternidad queda reflejado en la emotiva ‘La Flor’. En definitiva, los claros y oscuros a lo que todos nos enfrentamos en la batalla de la vida.
Mundo Invisible, con temas como ‘Cien Colores’ o ‘Aplasta La Bestia’ que evidencian lo bien que la banda domina su oficio, es otro acierto dentro de su sólida discografía. Si de nuevo tendremos que esperar cuatro años para tener nuevas canciones es algo que no sabemos, pero se como sea, ojalá que nos estas sean la últimas. No vamos muy sobrados de bandas como ellos.
RICHARD ROYUELA