Para comprobar si el mundo sigue siendo un lugar terrible para ser mujer basta con poner esta semana cualquier noticiario de la tele. Bueno, o de cualquier otra, porque más allá de la catástrofe talibán, por desgracia nos hemos acostumbrado a convivir entre un constante e inadmisible goteo de feminicidios, casi siempre observados por la sociedad desde la más enfermiza y macabra apatía.
Tras sobrevivir al terrorismo machista, Kristin Hayter dijo basta. Como si fuera un acto de resistencia armada, en 2017 creó LINGUA IGNOTA (recordad, siempre en capitulares con ella), un apéndice artístico que le permite desahogarse y soltar toda su rabia contra un planeta absurdamente cruel, misógino y violento. Su incisivo combustible, su universo ficticio en el que todo hombre debe perecer, maravilló a la escena subterránea con CALIGULA, pero para la multiinstrumentista llegaba su prueba más dura en términos musicales: otorgarle una réplica a la altura, proseguir su rebelión entre la exquisitez.
Dando el salto a Sargent House, lo primero que comprobamos en ‘THE ORDER OF SPIRITUAL VIRGINS’ es que los cánones a varias voces serán un elemento fundamental en su cuarto álbum. También que los lapsos contemplativos, de preciosidad a piano, vuelven a poder ser rotos súbitamente por espasmos industriales de puro pavor. Es una vocalista poliédrica y excepcional, y en estos más de 9 minutos lo demuestra con creces.
Inmediatamente después nos invade ‘I WHO BEND THE TALL GRASSES’, un réquiem en toda regla. Sola ante un órgano de catedral, Hayter lanza un órdago al que se unen coros fantasmales y pequeños detalles espectrales. Uno podría pensar que sobreactúa si no supiera que su sufrimiento es real, y por lo que me comentan, que la californiana consigue plasmarlo perfectamente en directo.
Como si del Tom Waits más experimental se tratara, la estadounidense tira de instrumentos de cuerda deshilachados y ruidos cuotidianos para levantar ‘MANY HANDS’, otra canción donde las gargantas asumen el protagonismo absoluto. Igual que en la desnuda ‘PENNSYLVANIA FURNACE’, en la que Kristin brilla como una supernova y vamos tomando conciencia de algo que no nos acaba de convencer: la ausencia total de metal en el disco, y ya no digamos de black.
En primera instancia, eso no debería suponer forzosamente una devaluación del producto final, pero a mi parecer, sí lo es para el tipo de mensaje que LINGUA IGNOTA pretende trasladarnos. Como esgrimía la malograda fotógrafa Lene Marie Fossen, hay belleza en el dolor, y no se me ocurre un mejor vehículo que el metal extremo para compartir su aflicción y cólera.
‘REPENT NOW CONFESS NOW’ y esa ‘THE SACRED LINAMENT OF JUDGMENT’ de aires budistas presentan una ejecución impecable, pero no es menos cierto que así, de seguido, aportan una sensación de linealidad que no acaba de enamorar. Por el contrario, ‘PERPETUAL FLAME OF CENTRALIA’ es de una fina factura muy poco común, y viene a decir que, sin recurrir al industrial o los berridos más abisales, Hayter también es capaz de atenazarnos el corazón.
En el cierre encontramos ‘MAN IS LIKE A SPRING FLOWER’, una sorprendente composición que rompe con su monotonía inicial a través de una especie de sinfonía bluegrass sin demasiados precedentes, y ‘THE SOLITARY BRETHREN OF EPHRATA’, una delicatesen marca de la casa que suena a despedida, pero de las de verdad. Como si Morricone la hubiera escrito apresuradamente en el lecho de muerte y ahora hubiera aparecido de forma póstuma.
Como ya he dejado entrever, SINNER GET READY no ha conseguido atraparme enteramente en una dimensión opresiva y desesperada como en el caso de CALIGULA, donde las pesadillas que te arañaban con imágenes de sublimidad y horror se sucedían a cada segundo, pero tampoco parece que haya sido su intención. Seguramente este álbum sea más Nick Cave que Elend, estamos ante una nueva piel de Kristin Hayter, e imagino que si convencerá más o menos lo decidirán los gustos y background de cada uno.
Por mi parte, ningún problema, porque como ya apunté hace un par de años, la norteamericana tiene todo el tiempo del mundo para convertirse en la khaleesi que está destinada a ser.
PAU NAVARRA