Su híper actividad casi asusta. No para quieto, mientras va produciendo a otras bandas en sus estudios, nuestro hombre sigue componiendo y grabando como si no hubiera un mañana ya sea para un proyecto u otro. Y mientras reedita en vinilo discos en solitario, continua tocando en directo sin descanso.
Un culo inquieto que ahora también, ha encontrado tiempo para rebuscar entre sus archivos, y recuperar algunas gemas escondidas de los tiempos de Hank, un proyecto nacido en los noventa, cuando Hendrik Rover protagonista de toda esta historia, dedicaba horas de escuchas compulsivas a los sonidos más melódicos de gente como Posies, Velvet Crush, Todd Rundgren, Young Fresh Fellows o Big Star.
Los que habéis seguido la impecable carrera de nuestro hombre lo recordareis, entre mediados y finales de los noventa, se aparcó en cierta medida la carrera de Los DelTonos, para dar rienda suelta a sonidos donde las guitarras con musculo y las melodías más preciosistas, se unieran para parir un repertorio de auténtico y luminoso power pop.
El resultado fueron dos estupendos discos que sin embargo, pasaron algo desapercibidos y Hank pasó a mejor vida para que Hendrik volviera a revitalizar Los DelTonos. Siempre pensé que se había sido injusto con aquel material, e incluso noté todavía mucha influencia de ese poderoso sonido en Sólido (Dro, 2003), el disco que DelTonos grabaron tras el abandono definitivo del proyecto. El mismo Hendrik lo reconoce: “Hank simuló desaparecer, pero lo que hizo fue emulsionarse con Los DelTonos”. Por eso tiene toda la lógica del mundo que más de veinte años más tarde, el señor Rover quiera aprovechar y recuperar todo aquel material inédito, mimetizando unas canciones que originalmente no pertenecían a Los DelTonos, con la chispa, la fuerza y la frescura que desprende la actual formación en formato de power trio ¿El resultado? Maravilloso. Una vuelta de tuerca más al sonido de un grupo, que sigue sorprendiéndonos en cada paso que dan.
No esperes en estas “nuevas” composiciones nada de ese rock grasiento de sus últimas referencias. Tampoco hay blues, rock’n’roll de raíces o música tradicional americana. No hay nada de eso y, sin embargo, tenemos toda la personalidad y sonido clásico del grupo, restructurado para darle a ese repertorio toda la fuerza del power pop más crujiente y pegajoso. Las guitarras y las melodías son las grandes protagonistas, riffs monumentales se fusionan con preciosas líneas vocales, dando como resultado cortas perlas de puro rock directo y sin concesiones. ‘Adolescencia’, ‘Como Yo’ y esa contundente ‘Arte Y Ensayo’ podrían entrar en ese segmento de balas cortas, sencillas y tremendamente efectivas.
Hay algunas composiciones que nos retraen al sonido más característico de Los DelTonos, ‘Transparente’, por ejemplo, pero luego te lanzan otro puñetazo a bocajarro como ‘Ya Quisieras’ y te das cuenta que en efecto, la banda parece haberse reinventado para amoldarse al especial sentimiento de urgencia que desprenden estas canciones. ‘Las Buenas Intenciones’ con ese riff tan agreste, ese ritmo más arrastrado y esos solos de guitarra, me ha recordado horrores al Matthew Sweet de 100% Fun.
La inicial ‘A Su Tiempo’ es otro de los grandes momentos del disco con esos bonitos arpegios y ese sarcástico texto que casi parece contar la historia del porqué ahora se han decidido a revivir estas canciones: “Cada cosa es a su tiempo y ahora es el momento. El ruido está volviendo…”. Por último, prestarle atención a ‘Solo Un Cable’, una preciosidad de frágil apariencia, pero que te atrapa gracias a una melodía vocal absolutamente arrebatadora.
Los DelTonos, el grupo más trabajador del mundo, continua escribiendo más y más capítulos de una trayectoria impoluta que, me atrevería a decir, no tiene comparación con ninguna otra banda de la escena nacional. Quizás en esta ocasión hayan hecho una pequeña trampa, recuperando y regrabando viejas canciones guardadas en lo más profundo de su archivo, pero visto el resultado ¿Cómo iban a dejar este material oculto? Hubiera sido un auténtico crimen.
ANDRÉS MARTÍNEZ