Autor: Nikki Sixx
Editado por: Es Pop
Reconozco que cuando leí Los Diarios De La Heroína de Nikki Sixx por primera vez, justo en el mismo momento de su edición, el libro me produjo un gran desencanto. Puede que esperar una segunda parte de The Dirt no fuera la mejor manera de encarar el libro ya que este dietario poco tenía que ver con aquella locura de hedonismo y libertinaje que enganchó a todo aquel que leyó la autobiografía de Mötley Crüe.
En Los Diarios De La Heroína –escrito a lo largo de 1987, el año de peor adicción a la heroína, y las drogas en general- encontramos sólo sordidez y absolutamente nada de glamour y de historias del rock’n’roll de los 80 donde todo importaba un pito. En aquel momento, también hice una mueca ante lo inverosímil que me parecía que un yonki, con la capacidad de permitirse todo el jaco del mundo, tuviese la disciplina para escribir cada día, cuando bastante esfuerzo le debía costar simplemente ponerse en pie y caminar.
Ese aire de artificialidad que ha acompañado al libro siempre ha estado ahí y, leyéndolo 13 años después, sigo creyendo que hay pasajes que sencillamente son imposible que fueran escritos por una persona metida en un agujero como ése, pero esta vez he podido entender su valor y disfrutar la lectura. Ayuda que diez años después Sixx hiciera una nueva edición –la que tenemos aquí traducida- en la cual se contextualizaban muchas cosas para entender mejor la naturaleza del músico.
El libro transmite la angustia vital que supone meterse en el fondo de la peor de las adicciones, sin que haya ningún filtro para pararla. Nikki Sixx era la gallina de los huevos de oro en Mötley Crüe y nadie le iba a cuestionar su errático comportamiento mientras siguiera componiendo discos – aunque Girls, Girls Girls del 87 es el más flojo de su primera etapa- y saliendo a la carretera para llenar cualquier arena del mundo. Por supuesto el dinero no era un problema, y podía haberse comprado Perú si hubiese querido.
Que la mayoría de momentos que revive Sixx estén apuntaladas por comentarios de gente que estaba a su alrededor del bajista en aquellos tiempos -desde sus compañeros de banda pasando por mánagers, novias o amigos- acaba de redondear una historia sencillamente única. Sixx se muestra orgulloso de que este libro haya sacado o ayudado a llevar una rehabilitación a mucha gente… desde luego, después de leerlo pocas ganas le quedan a uno de meterse un pico.
La edición del libro es fantástica, manteniendo intacto todo el diseño de la edición original que es de diez, haciendo de Los Diarios De La Heroína un libro casi único en su especie.
RICHARD ROYUELA