Aunque parezca imposible, hacer una lista de lo mejor del año en el que no aparecen Rosalía, Beyoncé o Bad Bunny es posible. Sin quitarle ningún mérito a ninguno de ellos, esperamos que la selección de nuestros 50 Mejores Discos de 2022 ayude a poner un poco de luz a propuestas que no entran en el relato de los grandes medios. Aquí va la primera parte correspondiente a los artistas internacionales.
Casi 60 años separan las edades del artista más veterano que aparece en esta lista, Ozzy Osbourne, de la de las más jóvenes, The Linda Lindas. 60 años que prácticamente cubren toda la historia del rock y que han sido testigos de una transformación y una expansión inimaginable cuando pioneros como Fats Domino o Chuck Berry daban sus primeros pasos. El rock como lenguaje ha multiplicado su vocabulario y sus dialectos con todo tipo de estilos y subgéneros que seguirán evolucionando mientras haya artistas con el talento como los que han parido estos 30 discos. En ellos encontramos desde propuestas totalmente rompedoras a otras que simplemente aportan frescura a algo ya conocido, da igual, lo que importa es que, por el motivo que sea, nos hayan tocado la fibra.
Textos de Jordi Meya, Pau Navarra, Richard Royuela, Luis Benavides, Gonzalo Puebla, Joan Calderon, David Garcell, Marta Puig, Lluís Puebla.
30- COSMIC PUTREFACTION
Crepuscular Dirge For The Blessed Ones
(Profound Lore)
Gabriele Garmaglia, el talentoso italiano detrás de este proyecto, se hace acompañar esta vez por el batería Giulio Galati (Nero Di Marte, Hideous Divinity) para alcanzar así una nueva dimensión en cuanto a agresión. Igualmente, lo que diferencia a Cosmic Putrefaction de todas las demás bandas que emulan a los dioses del death metal es su omnipresente aura apocalíptica, todos esos arpegios y sutiles samples que nutren de melancolía estos ocho cortes. Suena desolador, distante. Transpira soledad, aunque eso no les reste violencia a ‘Cradle Wrecked, Curtains Unfurled’ o ‘Crepuscular Dirge For The Blessed Ones’.
29- SOUL GLO
Diaspora Problems
(Epitaph)
Soul Glo son un atípico cuarteto de hardcore de Pennsylvania formado en su mayoría por personas afroamericana con lo que ello significa. No encajan en una comunidad dominada por los blancos y tampoco encajan en una comunidad cuya hegemonía es para el hip hop y esto tiene sus consecuencias. Aquí predominan las guitarras frenéticas, la velocidad de crucero y una ingeniosa manera de expresar denuncia y reivindicación social, confesiones personales terapéuticas y autoreivindicación. Todo ello bañado de humor, más que necesario en los tiempos que corren, y en la realidad que les ha tocado vivir. Porqué la revolución será divertida o no será.
28- ANXIOUS
Little Green House
(Run For Cover)
Partiendo de la base que en la música de guitarras es ya muy difícil inventar nada nuevo, la gracia está en coger elementos ya existentes y agitarlos desde el corazón y el instinto. Es lo que hace esta joven banda de Connecticut, quien en Little Green House, tienden un puente entre el hardcore, el punk pop, el emo y el power pop con absoluta certeza y naturalidad. Ofrece canciones para poguear a gusto como ‘In April’, ‘Afternoon’ o ‘Speechless’ en las que la dinámica batería de Jonny Camner lleva en volandas a sus compañeros junto a otras más melancólicas como ‘More Than A Letter’ o ‘Growing Up Song’. Si vas justo de tiempo, ves directo al séptimo corte, ‘Let Me’, en el que Anxious suenan como unos Touché Amoré en versión pop. En menos de tres minutos verás todo de lo que son capaces.
27- MESHUGGAH
Immutable
(Atomic Fire)
El efecto mantra que logra Immutable, el noveno álbum de Meshuggah, es sensacional. Salvo contadas excepciones, no hace falta ni revisar el track, conocer cómo se titula esa canción que suena, porque valga la redundancia, esta obra avanza y avanza inmutable, arrastrándote hacia la nueva nebulosa distópica que ha creado el quinteto sueco. Más de tres décadas después, con Fredrik Thordendal recuperado, siguen demostrando que lo suyo es como la Coca-Cola: una fórmula mil veces imitada, pero con un sabor único nunca igualado. Immutable es duro, rocoso, excéntrico, antipático, hipnótico, ensordecedor. Reitera y reitera, pasándose por el aro modas y playlists. Si te aburre es que no estabas preparado. Totalmente Meshuggah.
26- THE LINDA LINDAS
Growing Up
(Epitaph)
Hace más o menos un año The Linda Lindas irrumpían en nuestras vidas con un vídeo en el que se las veía interpretando la canción ‘Racist, Sexist Boy’ en una biblioteca de Los Angeles. Ahora nos presentan una colección de canciones que destilan frescura e inmediatez, pero mucho más maduras, incluso en las letras, de lo que cabría esperar para unas músicos tan jóvenes. Como si hubieran puesto en una coctelera las discografías de Joan Jett, Bikini Kill, The Muffs, The Go-Go’s y Best Coast, sus temas combinan melodías pop tan buenas como las de ‘Growing Up’ o ‘Taking To Myself con arrebatos más rabiosos como ‘Fine’, ‘Why’ o ‘Racist, Sexy, Boy’ de espíritu más riot grrrl.
25- THE MYSTERINES
Reeling
(Fiction Records)
Que los 90 fueron una década gloriosa para el rock lo demuestra no solo los grandes discos que fueron creados entonces, sino también la influencia que sigue teniendo su onda expansiva. The Mysterines, son la última banda, en esta ocasión salida de Inglaterra, que nos lo recuerda. Empezando con un single tan efectivo e incendiario como ‘Life’s A Bitch (But I Like It So Much)’, queda claro que The Mysterines salen a ganar el partido. Como si la PJ Harvey de 4-Track Demos hubiera quedado para tocar con las Hole de Live Through This, sus canciones combinan guitarras sucias, melodías urgentes, algo de punk garajero, sensualidad nihilista, y un toque oscuro con unas letras que buscan la poesía en la desesperación. Con una primera piedra como esta, The Mysterines lo tienen todo para edificar una carrera de lo más sólida.
24- NOVA TWINS
Supernova
(Marshall Records)
Si de aquí a 20 años alguien me preguntara a qué sonaba 2022, es muy posible que le pusiera Supernova, el segundo álbum de Nova Twins. El dúo británico encarna perfectamente, tanto musical como visualmente, el aquí y ahora por su género, edad, color de su piel, y capacidad de absorber y procesar influencias de lo más diversas. Como si el algoritmo se hubiese vuelto loco y hubiera empezado a mezclar playlists de distintos estilos, las canciones de Supernova son un calidoscopio de referencias que van desde el metal al R&B, la electrónica o el hip hop, pero sin perder en ningún momento la pegada. No es un disco para puristas o cerrados de mente, pero si no lo eres, te aseguro que te espera media hora de pura diversión.
23- THE FLATLINERS
New Ruin
(Fat Wreck Chords/Dine Alone)
Sus nuevas canciones llegan un lustro después de aquel Inviting Light en el que le dieron una acertada vuelta de tuerca a ese punk rock de nuevo cuño, rebajando las pulsaciones y alejándose ligeramente de la fórmula del tupa-tupa a saco de sus comienzos (del ska-core del lejano debut Destroy To Create ya ni hablemos). En cierto sentido, han seguido pasos idénticos a los de colegas como The Menzingers y los maestros Hot Water Music. Es curioso comprobar como los cortes menos inmediatos (no por ello carentes de intensidad) se sitúan en la primera mitad del disco, haciendo que el segundo acto logre un mayor impacto. New Ruin confirma el buen momento creativo que Chris Cresswell atraviesa junto a sus compañeros de toda la vida.
22- CARPENTER BRUT
Leather Terror
(Virgin)
Leather Terror, segundo capítulo de la trilogía que narra la historia del asesino Bret Halford, bien podría ser la banda sonora de una película en la que necesitaras un chubasquero para que no te salpicase la sangre. Sus doce canciones proyectan en tu mente escenas de acción trepidante en la que las víctimas corren aterrorizadas para no acabar descuartizadas. Como su propio nombre señala, gran parte de su inspiración surge de la música que John Carpenter creaba para sus películas, pero su enfoque es mucho más efectista, contundente y, por qué no, divertido. Su espíritu es totalmente retro, pero el envoltorio te sitúa en el futuro. El gran final con las guturales del cantante de Tribulation en ‘Leather Terror’ te dejará clavado a la butaca.
21- THE CULT
Under The Midnight Sun
(Black Hill Records)
Que nadie espere los himnos de Love, los solos de Electric, ni los hits de Sonic Temple, este es un disco reposado, intenso y tremendamente oscuro, lejos de esa luz inabarcable e infinita que da título al álbum. La elegancia habitual de Billy Duffy y un profético «Forget what you know» de la boca del cantante dan el pistoletazo de salida a ‘Mirror’, una canción tranquila que amaga con una explosión que nunca se produce. Esta contención se rompe en ‘A Cut Inside’ con un poderoso riff marca de la casa en la canción más deudora del legado The Cult. No sueltan carrerilla en ‘Vendetta X’, tema de carácter abiertamente post punk, incluso bailable, y ‘Give Me Mercy’. ‘Outer Heaven’ brilla en la segunda mitad del álbum con su magnífica orquestación y distintos pasajes. Han vuelto a arriesgar y les ha vuelto a salir bien.
20- DRUG CHURCH
Hygiene
(Pure Noise)
Pese a que su último disco Cheer apareció en 2018 -si bien el año pasado publicaron un EP- el quinteto de Albany no ha perdido la cabeza intentando recuperar el tiempo perdido con una obra extensa y ambiciosa. Simplemente han cogido el hilo había donde lo habían dejado. Como si no hubiese pasado nada, su sonido sigue discurriendo entre el punk y el rock alternativo de finales de los 80, si cabe acentuando aún más este último aspecto. Pese a la brevedad de las canciones, y del álbum en su conjunto, Drug Church encuentran la manera para poner sobre la mesa que son capaces de jugar con diferentes registros. Si te preguntas por qué en los últimos años se han convertido en una banda de culto, aquí tendrás la respuesta.
19- OZZY OSBOURNE
Patient Number 9
(Epic)
El enfoque de Patient Numer 9 es muy parecido al de su predecesor, con el productor Andew Watt participando activamente en la composición actualizando elementos identificativos de toda la carrera de Ozzy e invitando a músicos de primera para arropar su inimitable voz. La lista es simplemente espectacular, empezando por tres dioses de la guitarra (Eric Clapton, Jeff Beck y Tony Iommi; solo falta Jimmy Page para completar el póker), siguiendo con el reencuentro con queridos discípulos como Robert Trujillo y Zakk Wylde, y terminando con las baterías de Chad Smith y el malogrado Taylor Hawkins. Con un equipo así es difícil no ganar. Carecer del factor sorpresa de Ordinary Man, pero eso no empaña una calidad indiscutible.
18- MOMMA
Household Name
(Polyvinyl Records)
Etta Friedman y Allegra Weingarten, las dos amigas al frente de Momma, son hijas de los dosmiles, pero se nota que han mamado toneladas de música de los noventas, mucho grunge en su versión más radiofriendly. Esos tiempos en los que las guitarras distorsionadas asaltaban las listas de éxitos y los agentes se pateaban los garitos buscando a los nuevos Nirvana. Queda claro ya en el satírico título del disco y en las estrofas del primer adelanto, la explícita ‘Rockstar’: “Yeah, tengo lo que ellos quieren, soy una auténtica estrella de rock”. Momma huelen a espíritu adolescente y sus composiciones transmiten una melancolía infinita.
17- WORMROT
Hiss
(Earache Records)
Meterte en Hiss es sumergirte, tal y como sugiere esa magnífica portada, en 42 minutos de frenesí y locura guitarrera en la que Wormrot despliegan todo lo mejor que tienen que ofrecer al mundo, con influencias que van del hardcore al post metal pasando por algún detalle avantgarde. Un trabajo en el que destacan las voces casi esquizoides, con espacio para voces limpias (en escasas ocasiones), y una manera de atacar los instrumentos enérgica y radical. Tienes voces dobladas y limpias al estilo de los Fear Factory de Demanufacture en ‘Broken Maze’, esos toques de hardcore crossover de ‘Behind Closed Doors’ o ramalazos de Refused en ‘Your Dystopian Hell’. Un álbum mayúsculo que consolida a los de Singapour entre lo más interesante que ha dado la escena grindcore en años-
16- THE WONDER YEARS
The Hum Goes On Forever
(Hopeless Records)
Con la experiencia que da haber grabado seis discos antes, y todos a un gran nivel, la banda de Pennsylvania va sobrada de recursos, pero lo más asombroso es que todavía no se les han acabado las ideas para seguir haciendo canciones que tocan la fibra tanto por su contenido como por la pasión y emotividad con la que las interpretan. The Wonder Years le tienen totalmente pillado el truco a crear temas que te atrapan por sus melodías, pero cuya base instrumental es bastante más ambiciosa y rica que muchos de sus compañeros de escena. En temas como la inicial ‘Doors I Painted Shut’, un medio tiempo que va cogiendo impulso, la semi acústica ‘Summer Clothes’, o la bonita balada ‘Laura The Beehive’ suenan como si R.E.M. hubiesen crecido escuchando a The Get Up Kids y Blink-182. Aunque quizá la canción que mejor recoge todo su espíritu es ‘You’re The Reason I Don’t Want The World To End’. Imposible escucharla a todo volumen y que no se te remueva algo dentro.
15- WHITE WARD
False Light
(Debermur Morti)
White Ward practican un post black metal muy trabajado y sui generis, con toques de saxo de líneas jazzísticas que ensamblan perfectamente con su propuesta blacker cercana al atmosférico. Pero en este álbum han dado un paso más allá en sus influencias y ‘Salt Paradise’ con esa voz gótica y guitarras acústicas añaden un nuevo y sorprendente matiz a su música. ¿Y el sampler inicial a lo Stranger Things de ‘Phoenix’, qué? De ritmo lento, con ese bajo que se clava en la sien que explosiona en una vorágine de riffs brutales. El disco no tiene desperdicio, de principio a fin. Ese interludio jazz que es ‘Echoes in Eternity’, se da de bruces con esa voz limpia y profunda de aires post punk de ‘Cronus’ que parece un medio tiempo pero no lo es. Te vuelven a cazar por sorpresa. Con este disco los ucranianos se erigen por mérito propio como la vanguardia del metal extremo.
14- CANCER BATS
Psychic Jailbreak
(Bats Skull/New Damage)
Si alguien esperaba que la salida del de la salida guitarrista y fundador Scott Middleton fuera a suponer un cambio en su sonido comprobará rápidamente que no ha sido así. Los canadienses golpean con la misma fuerza de siempre en las 11 canciones que componen su séptimo álbum. Ya en la inicial ‘Radiate’ nos saltan encima con una canción que puede recordar a los Refused más salvajes, pero con unas guitarras bien gruesas que en la parte del solo rozan el sludge. Y es que una vez más Cancer Bats hacen gala de su amor tanto por el hardcore como por el doom con un estilo que podría dar pie a que se llamaran Black Flag Sabbath. Estamos ya tan acostumbrados que quizá no nos sorprenda, pero alternar pasajes a toda leche con otros en los que priman la pesadez y el groove con absoluta naturalidad no es nada fácil. Como tampoco lo es desgañitarse como lo hace Liam Cormier y darle tan duro a los timbales como Mike Peters durante 40 minutos.
13- POLYPHIA
Remember That You Will Die
(Rise)
Después de más de una década de carrera, en la que han pasado de ser un fenómeno viral a convertirse en una de las bandas instrumentales más admiradas del mundo, Polyphia han decidido agitar su sonido en su cuarto disco. Y es que para cuando para un grupo la técnica es un fin en sí mismo, el resultado suele ser, a menudo, impactante en un primer momento, pero rápidamente aburrido. Los diez dedos de Tim Henson y Scott LePage siguen haciendo auténticas virguerías en los mástiles de sus guitarras, y sus compañeros, el bajista Clay Gober y el batería Clay Aeschliman, no se quedan muy atrás, pero en esta docena de nuevas canciones los texanos han incorporado influencias de todo tipo de estilos, desde el pop, al trap, al hip hop, y han contado con varios colaboradores para sazonar con otros sabores sus bases instrumentales. Con ello han conseguido, no solo firmar su disco más variado, sino también el más divertido.
12- CULT OF LUNA
The Long Road North
(Metal Blade/Red Creek Recordings)
The Long Road North es un disco que suena a Cult Of Luna en su máximo esplendor. Pero aún sabiendo lo que te vas a encontrar, todavía son capaces de atraparte y sacudirte como si fuese la primera vez que te enfrentas a ellos. Intensidad aplastante toda la que quieras y más sin renunciar a ese toque épico que otorgan unos teclados servidos por Kristian Karlsson que ya son marca registrada. Johannes Persson retoma los guturales para encarar una recta final con la homónima ‘The Long Road North’ repleta de teclados ampulosos que nos conducen a un cierre lleno de emociones fuertes. Y en ‘Blood Upon Stone’ construyen otro de esos crescendos imposibles que va subiendo de nivel ante tu propio asombro. Probablemente sin pretenderlo, Cult Of Luna han firmado su disco más cinemático hasta la fecha.
11- BIRDS IN ROW
Gris Klein
(Red Creek Recordings)
No son Birds In Row una banda a la que le vayan las prisas. Pero si su producción es escasa en cantidad, es todo lo contrario en cuanto a cualidad. En su tercer trabajo, los franceses vuelan más alto que nunca, superando los márgenes del screamo e incluyendo nuevas influencias más cercanas al rock alternativo y el post punk. Es un proceso que ya se intuía en su anterior trabajo y que tiene pinta de que no terminará aquí. Con el confinamiento como marco invisible en el que fue creado, Gris Klein es un álbum que pese a la desesperación que desprende, acaba confiando en el amor como única salida, despidiéndose con el grito, «Si el mundo está demasiado enfermo, lo veremos morir cogidos de la mano en una secesión de colores». Aquí está la nuestra por si quieren agarrarse.
10- THE MARS VOLTA
The Mars Volta
(Clouds Hill)
Como era de esperar de dos personajes como Omar Rodriguez-Lopez y Cedric Bixler-Zavala, su primer disco en una década firmado como The Mars Volta no responde a lo que ninguno de sus fans hubiésemos imaginado. Su séptimo disco es el más melódico, conciso y accesible que han hecho, sí, sin ni una de esas orgías instrumentales que les caracterizaban, pero está lejos de que alguien pueda calificarlo como comercial pues está untado de ese toque raruno que les sale sin querer. Temas como ‘Blacklight Shine’, ‘Graveyard Love’, ‘Vigil’ (una balada que me encantaría escuchar interpretada por Adele) o la sabrosona ‘Que Dios Te Maldiga Mi Corazón’ tienen gancho, pero el resto exigen más del oyente de lo que muchos estén dispuestos a darles. Seguro a que John Frusciante le encanta.
9- THE CHISEL
I Won’t Care How You’ll Remember Me
(La Vida Es Un Mus Discos)
Tras tres singles que los han puesto en el mapa, llega el momento de la verdad con Retaliation, el primer álbum de The Chisel. Se trata de un perfecto muestrario de dónde vienen, pero también de hacia donde quiere ir el quinteto. Si bien en la primera parte del álbum encontramos temas donde la banda recoge sus influencias del street punk -‘Retaliation’ o ‘So Do I’- o de bandas como The Exploited y, especialmente, GBH, -‘Unlawful Execution’ o ‘Common As Muck’- donde se sienten jugando en casa y lo bordan, en la segunda parte del álbum, apreciamos a un grupo con ganas de ir expandiendo su sonido, ya sea en los aires pub rock de ‘Not The Only One’, el post punk de ‘What Was Mine’ o esa ‘Will I Ever See Again’ que hasta los podría emparentar con alguien como Billy Bragg. Si te gusta el punk, no dejes que se te escapen.
8- CAVE IN
Heavy Pendulum
(Relapse Records)
Hacía mucho tiempo que Cave In no sonaban tan poderosos y ambiciosos como lo hacen en Heavy Pendulum. Tanto por su calidad, como por su duración (70 minutos), su séptimo álbum es el argumento perfecto para explicar por qué algunos nos enganchamos al grupo hace más de 20 años. Habiendo tocado distintos palos a lo largo de su carrera, los de Boston han optado por ofrecer un disco variado que da fe de su versatilidad. El riffaco de ‘New Reailty’ nos muestra al grupo en su máxima potencia, al igual que más tarde lo hace la contundente ‘Amaranthine’ (no muy lejos de Red Fang), pero aquí también encontramos piezas más melódicas como ‘Blood Spiller’, que parece salida de Jupiter, la rockera ‘Floating Skulls’, afín a lo que hicieron en Antenna, o ‘Heavy Pendulum’, que suena como un fascinante cruce entre Soundgarden y Alice In Chains. Todas sus virtudes se plasman en el colosal cierre de ‘Wavering Angel’. Doce minutos que son un auténtico viaje por esa galaxia llamada Cave In que inesperadamente ha vuelto a aparecer en el telescopio como un punto brillante en el universo musical.
7- PUP
The Unraveling Of Puptheband
(Rise)
Quien haya venido siguiendo la carrera de los canadienses PUP hasta el momento, sabrá que el tema preferido del cantante Stefan Babcok sobre el que escribir canciones es su propia banda, y en su cuarto largo, ha rizado el rizo utilizando la creación del disco como una gran metáfora en la que PUP es una empresa cuyo consejo administrativo va dando directrices sobre qué dirección tomar. Es un punto de vista original y divertido al que el pequeño cantante sabe sacar un gran partido. Con más tiempo para grabar por la pandemia, y también más recursos, PUP han dado rienda suelta a su imaginación y nos ofrecen un álbum más frondoso en cuanto a los arreglos, más colorista en cuanto a instrumentación, más abierto de registros, pero sin perder este punto descacharrado, chillón, ruidoso y lo-fi, con unas líneas de guitarra que beben más Built To Spill o Pavement que de Blink-182. Si PUP es una empresa, sus acciones siguen cotizando al alza.
6- GHOST
Impera
(Loma Vista Recordings/Spinefarm/Concord)
Impera es una versión más rápida (sustitúyanlo aquí por inmediata), más alta y más fuerte de todo lo que Ghost han venido apuntando desde 2015 en adelante. Es arena rock en estado puro, y desde luego no hay época que refleje mejor todo aquello (con lo bueno y lo malo) como los 80. En esa década es dónde parece haberse inspirado más que nunca nuestro adorado Papa en esta ocasión. Y sí, hay tics y clichés usados una y mil veces a lo largo del género que aquí encontraremos a patadas. Pero a diferencia de otros aspirantes al trono, Ghost saben ejecutarlos como ninguna otra banda de su generación, jugando casi al límite del reglamento para no caer en la parodia. Si en la pasada década dominaron como pocos ese hueco cada vez más vacio del rock dentro del mainstream, todo hace indicar que en los próximos años les veremos reinar por todo lo alto sin apenas competencia. Con discos tan bien paridos como Impera, es solo cuestión de tiempo.
5- ALEXISONFIRE
Otherness
(Dine Alone)
Sin llegar a los casos extremos de Rage Against The Machine o System Of A Down, Alexisonfire llevaban tiempo mareando la perdiz sobre la posibilidad de un nuevo disco. Finalmente los canadienses se han animado a dar el paso definitivo con el que asentar un retorno que se viene prolongando desde 2015. Y lo hacen en un ejercicio de madurez que les sitúa nuevamente entre los mejores de aquella promoción que tan fuerte pegó en los 2000s a medio camino entre el emo y el post hardcore. Otherness sirve para que Alexisonfire se hayan reencontrado creativamente manteniendo la innegociable camaradería de una pandilla de viejos amigos que aún encuentran la motivación necesaria para seguir divirtiéndose. Un álbum perfectamente compensado a todos los niveles que, aunque pueda desconcertarte en un primer acercamiento, te irá seduciendo cada vez más al igual que la misteriosa mirada que ilustra la portada.
4- CHAT PILE
God’s Country
(The Flenser)
Chat Pile es un cuarteto de Oklahoma que practica una suerte de sludge metal/noise rock que los sitúa en algún punto indeterminado entre el indie y el metal. Incorporan en su sonido unas afinaciones que recuerdan a los primeros Korn, guitarras potentes, base rítmica contundente con un bajo todopoderoso que es lo que más los aproxima a los de Bakersfield y voz agonizante, pero también podrías emparentarlos con los Idles más crudos. En esta sociedad líquida, postfordista y sometida a la dictadura del algoritmo, Chat Pile expresan el descontento generacional con un sonido guarro, ludita en contraposición al avance tecnológico, más analógico que digital. Para ello tiran de destreza, desarrollando unos temazos a medio tiempo en el que el ruidismo se gana su espacio entre tanta contundencia. Un disco que supura odio, expulsa bilis, genera cabreo y puede catapultar a Chat Pile a ese Olimpo de grupos indefinibles, pero con una base de seguidores sólida. O al menos, debería.
3- THE INTERRUPTERS
In The Wild
(Epitaph)
Lo curioso de In The Wild es que toda las buenas vibraciones que desprende surjan del duro pasado y las cicatrices que dejó en la vocalista Aimee Interrupter (tenéis más detalles en nuestra reciente entrevista). Nunca antes se había atrevido a abrirse tanto en las letras, pero paradójicamente tampoco antes sus canciones habían sonado tan vitales y pegadizas. El sonido es más pulido, los coros se han multiplicado, y hasta se han atrevido a meter una balada con piano al final como ‘Alien’. Quizá algunos echarán en falta el toque más crudo de sus inicios, pero la personalidad de la banda no se ha perdido en absoluto. Sin inventar nada nuevo, sigue sonando frescos y conservando esa credibilidad old school que los conecta a las anteriores olas del ska.
2- OFF!
Free LSD
(Fat Possum)
Como si del setlist de un concierto se tratara, la veintena de cortes que aquí presentan se divide en cuatro bloques en los que OFF! explota toda su inmediatez y contundencia. La diferencia es que a cada pildorazo de frenético hardcore old school (‘Slice Up The Pie’, ‘Kill To Be Heard’, ‘Muddy The Waters’, ‘Suck The Bones Dry’) se le ha añadido un extra de ruidismo donde la guitarra de Dimitri escupe capas de sonido aparte de riffs despiadados. Ni tan siquiera los interludios conceden apenas un momento para respirar, ya que siguen sobrecargando la atmósfera extraña y alucinada que envuelve todo el álbum. Es en ‘War Above Los Angeles’, ‘Black Widow Group’, ‘Murder Corporation’ y ‘Peace Or Conquest’ donde empezamos a atisbar ecos provenientes del metal que les dan un toque caótico más que bienvenido. Escuchándolas, me los imagino saliendo de gira tanto con Bad Religion o The Bronx como con Mastodon y Red Fang. Añade los textos de un Keith Morris que a sus 67 primaveras todavía mantiene intacto todo el espíritu crítico de sus años mozos con unas letras repletas de fatalismo post-apocalíptico, y tendrás ante ti uno de los trabajos más valientes dentro del género que se hayan publicado este año.
1- BRUTUS
Unison Life
(Sargent House)
Brutus empezaron a trabajar en su tercer álbum de estudio con una premisa casi imposible de alcanzar. «Queríamos que cada canción se sintiera como si fuera la última que íbamos escribir en nuestras vidas», explicaron. Y lo increíble es que lo han conseguido. Unison Life es simplemente un disco perfecto, en el que, efectivamente, cada canción supura esa desesperación, urgencia e intensidad que buscaban, pero que a la vez es capaz de elevarte el espíritu con una belleza inherente a la pasión con la que este trío de músicos ataca sus instrumentos. La química entre la cantante/batería Stefanie Mannaerts, el guitarrista Stijn Vanhoegaerden y el bajista Peter Mulders es indiscutible. Cada uno complementa a los otros dos, al mismo tiempo que libera el espacio necesario para que todos puedan brillar individualmente. Puedes hacer el ejercicio de centrar la atención en cada instrumento y flipar, no por virtuosismo, sino porque sentirás que cada nota está ahí por algo. Aunque por encima de todo lo que destaca es el conjunto con un sonido expansivo que da la sensación de poder llegar al infinito. Unison Life no es solo una obra excelente, sino también la prueba de que no importa dónde vivas (Leuven nos es precisamente el epicentro mundial de la música), ni tampoco los medios de los que dispongas, para poder crear algo épico, universal, y profundamente humano.
Escucha nuestra playlist con una selección de temas de estos 30 discos: