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Los mejores discos internacionales de 2024

Pues ya lo tendríamos. Un año más os ofrecemos la lista de nuestros 50 discos favoritos de los últimos doce meses. Una buena oportunidad para repescar alguno de esos álbumes que, por lo que sea, se te escaparon en el momento de su salida. Hoy es el turno de los 30 Discos Internacionales y mañana la completaremos con la selección de los 20 Nacionales.

Si algo caracteriza la era del streaming es la ausencia de corrientes que monopolicen de manera absoluta la escena rock. De acuerdo, en los últimos años el post punk y el shoegaze han estado en alza, pero como verás en nuestra lista, esto se parece más al Salvaje Oeste, donde todo vale y no hay un estilo dominante. Aquí encontrarás desde bandas clásicas de punk rock a otras de death metal progresivo, grupos jóvenes que se inspiran en el pasado o artistas veteranos que siguen intentando ser relevantes en el futuro. Cada uno guiado con su propia visión artística y a merced de su propia inspiración.

Al final de la lista podrás disfrutar de una playlist con un tema de cada uno de los álbumes para hacer más amena la lectura. Enjoy!

Textos de Jordi Meya, Richard Royuela, Pau Navarra, Gonzalo Puebla, Joan Calderon, Luis Benavides, Jorge Azcona, David Garcell, Marc López.

30- THE LINDA LINDAS
No Obligation
(Epitaph)

The Linda Lindas siguen siendo suficientemente jóvenes para que su edad llame la atención -aunque la mayor, la cantante y guitarrista, Bela Salazar ya tiene 20, años, el resto tienen 17, 16 y 14-, pero si su música no mereciera la pena, el chiste se habría acabado rápido.

Su debut Growing Up de hace un par de años dejó claro que su procacidad iba acompañada de un talento innato para escribir buenas canciones. Pero por si alguien pensaba que aquello había sido la suerte del principiante, No Obligation confirma que el cuarteto de Los Angeles tiene un bonito futuro por delante.

Abordar asuntos como el racismo, el machismo o la homofobia las conecta directamente con las riot grrrls que las precedieron en los 90, pero excepto en canciones como las más agresivas ‘No Obligation’, ‘Resolution/Revolution’ o ‘Excuse Me’, The Linda Lindas prefieren envolver su mensaje de un envoltorio mucho más pop. No es un reproche. Las melodías de ‘Nothing Would Change’, ‘All In My Head’ o ‘Too Many Things’ y la pulcritud de su ejecución vocal e instrumental, merece que en el futuro se las incluya en cualquier compilación de punk pop del siglo XXI.

29- LINKIN PARK
From Zero
(Warner)

Lo más sorprendente de este nuevo álbum es que a pesar de tratarse de una nueva etapa, con dos nuevos componentes (también han incorporado al batería Colin Brittain), todo suena inmediatamente familiar: los riffs, los elementos electrónicos, los scratches y, naturalmente, la alternancia de las voces… No hay dudas: esto es Linkin Park.

Conceptualmente From Zero es muy parecido a Meteora, un disco corto (no llega a los 32 minutos) en el que la mayoría de temas son singles potenciales y buscan llegar al estribillo explosivo lo antes posible. Y hay que decir que aquí hay unos cuantos, desde el ya conocido e imbatible de ‘The Emptiness Machine’, a los más pop de ‘Stained’ (podría ser de Ace Of Base) o ‘Over Each Other’, o los citados de ‘Two Face’ y ‘Heavy Is The Crown’. Pese a su brevedad, Linkin Park tienen tiempo para irse a los extremos en la ultra metalera ‘Casualty’ (de lo más cañero que han hecho nunca) y ‘Overflow’, un tema una atmósfera dub pesada que se nota que ha salido de la mente de Shinoda.

Me cuesta pensar que alguien que en algún momento disfrutara de su música no vaya a encontrar en este disco algo que le agrade, ya que justamente parece diseñado para activar el sentimiento nostálgico del oyente. Pero posiblemente esa inmediatez sea su mayor virtud y, a la vez, su mayor defecto. From Zero se siente más como un producto calculado y muy bien facturado que no como una obra que nos cuente o explique por todo lo que ha pasado el grupo durante estos últimos años, o que aspire a innovar en cuanto a producción o sonido. Por eso su mayor riesgo es que tan fácilmente disfrutemos de esta batería de hits, como que nos olvidemos de ellos por su falta de profundidad. Eso sí, si algo demuestra es que los únicos que podían llenar el hueco que dejó Linkin Park eran ellos mismos.

28- SPEED
Only One Mode
(Flatspot Records)

Después de haberse hecho un buen nombre con un par de EP’s y la energía de su directo y, sobre todo, haberse hecho virales gracias al uso de la flauta en el single ‘The First Test’, los australianos Speed publican su primer álbum con el reto de estar a la altura del hype. Y la buena noticia es que lo está.

A pesar de despacharse sus 10 temas en 24 minutos, la banda tiene el tiempo suficiente para expandir sus horizontes respecto a lo mostrado anteriormente. Sin abandonar su característico hardcore pesado en el que el bajo, la batería y las guitarras actúan al unísono para pasarte por encima como si fueran una apisonadora, los de Sydney introducen algunos solos más metaleros por parte de los guitarristas Josh Clayton y Dennis Vichidvongs o se acercan en algunos momentos al crossover de Biohazard o Body Count combinando riffacos con unas gang vocals amenazantes o incluso a los Anthrax de finales de los 80 en ‘Caught In A Craze’, el tema que cierra el álbum.

Con Only One Mode, Speed se unen al club de bandas como Scowl, Gel o Drain que están revitalizando la escena hardcore sin perder su esencia. Bienvenidos sean.

27- FIN DEL MUNDO
Hicimos Crecer Un Bosque
(Spinda Records)

En un momento de crecimiento como el que están experimentando a ambas orillas del charco, las bonaerenses tenían que estar a la altura con un primer álbum de categoría. Por supuesto, Hicimos Crecer Un Bosque no solo lo es, sino que expande, al tiempo que confirma, todo lo que conocíamos de ellas. Un debut (ahora sí con todas las letras) para salir a conquistar el mundo.

Temas como ‘Una Temporada En El Invierno’ y ‘Vivimos Lejos’ presentan un mayor vigor y empaque en la producción. Se mantienen los bonitos juegos de guitarras tejidos entre Lucía Masnatta y Julieta Heredia por los que navega la voz melódica de la primera, siempre apoyada en la férrea base rítmica de Tita Limia y Yanina Silva. En el segundo corte sorprenden con un coro que va liderando hasta que un estruendoso riff te golpea justo en el ecuador. Siguen teniendo la habilidad para envolverte sónicamente, pero los paisajes contemplativos han dado paso a otros mucho más dinámicos.

Fin Del Mundo nos dejan una ventana abierta en la esperanzadora ‘Vendrá La Calma’. “Será que algo mejor nos va a pasar”, cantan a modo de despedida de un Hicimos Crecer Un Bosque en el que han conseguido embotellar todas sus virtudes en apenas media hora. Un álbum en apariencia pequeño destinado a llegar a metas muy grandes.

26- REDD KROSS
Redd Kross
(In The Red)

Si en sus dos últimos discos, Researching The Blues (2012) y Beyond The Door (2019), la banda parecía conformarse con un enfoque más garajero, aquí se aprecia un trabajo mucho mayor en las melodías, los arreglos y un sonido más cuidado. Nos contaba Steve McDonald en la entrevista que publicamos hace unos días, que su hermano había rescatado temas viejos que habían quedado descartados de discos anteriores, y quizá por eso este expansivo Redd Kross transmite sabores de todas sus épocas.

Ya el robusto tema que lanzaron como primer adelanto, ‘Candy Coloured Catastrophe’, sugiere ese sonido grunge hippy que evoca a la Manson Family y a los Beatles, pero también tenemos ‘Canción Enojada’ o ‘Lay Down And Die’ con un final punk que recuerda a sus prematuros inicios, la sixties ‘Good Times Propaganda Band’, con un rush a lo The Who con bastante brío, o la psicodélica ‘Emanuelle Insane’ que podrían haber estado en Neurotica; ‘Stunt Queen’ que por su energía rockera parece salida de Phaseshifter, o una maravilla como ‘The Main Attraction’, una balada que va subiendo de intensidad con la riqueza melódica de Show World. Esa vocación sumatoria se expresa también en el último tema ‘Born Innocent’, totalmente autoreferencial y cantado a medias entre los dos hermanos, que escuchamos por primera vez en los créditos de su documental de mismo título.

Sin llegar a ser tan redondo como el último disco de The Lemon Twigs, una banda que se postula como sus herederos más directos, como mínimo Redd Kross permitirá que los McDonald puedan ir allá donde quieran con la cabeza bien alta.

25- X
Smoke & Fiction
(Fat Possum)

Ahora sí que parece que llega el final para X. Con los componentes de la banda rondando los 70 años, o en algunos casos como el de John Doe (bajo) y Billy Zoom (guitarra) ya superándolos, la legendaria banda de Los Angeles sabe que ya no queda mucho recorrido en el horizonte.

De hecho, deberíamos tomarnos este final como una celebración, como una bola extra con la que el cuarteto ha decidido obsequiarnos. Todo hacía indicar que con su anterior álbum, el notable Alphabetland editado en 2020 y que era su primer trabajo en casi tres décadas, X venían a decir adiós,  pero la maldita pandemia impidió que la banda pudiese salir a presentarlo y despedirse como hubiesen querido. Para ver el lado bueno de las cosas, esa circunstancia ha llevado a que la banda se haya dado una nueva oportunidad grabado un nuevo álbum y, esta vez sí, saliendo a la carretera, aunque será más que complicado que podamos verlos por aquí.

Y si decía que Alphabetland era un gran trabajo, no me arriesgo diciendo que Smoke & Fiction es todavía mejor. Un álbum que transmite la urgencia del que sabe que se está marchando, pero también el aplomo que da la veteranía. Un álbum de pura esencia X, con la química vocal entre Exene Cervenka y Joe Doe funcionando como en sus mejores momentos, mezclando el punk de principio de los 80s con la música de raíces.

Canciones como las fantásticas ‘The Way It Is’ o la propia ‘Smoke & Fiction’, solo podrían haber sido firmadas por ellos. Su personalidad, que a tantos artistas ha influenciado desde 1980, sigue inmutable, haciendo que este disco pueda mirar cara a cara a las dos obras capitales de la banda, Los Angeles (1980) y Wild Gift (1981), por muy eufórica que pueda parecer tal afirmación.

24- KIM DEAL 
Nobody Loves You More
(4AD)

Juro que si alguien me lo hubiera preguntado, hubiese jurado que Kim Deal ya tenía algún disco en solitario, pero resulta que no. Por increíble que parezca, Nobody Love You More es el primero que la ex bajista de Pixies y líder de The Breeders saca en su vida, aunque técnicamente lanzó una colección de cinco 7″ con su nombre en 2013. En cualquier caso, lo que es casi aún más increíble es que este debut sea una verdadera joya.

La sensación de que este disco es una especie de cajón de sastre donde cabe de todo hace que su escucha sea sumamente agradable e interesante. Nos encontramos a una Deal más reconocible en buenos temas de indie guitarrero como ‘Coast’, ‘Disobendience’ o ‘A Good Time Pushed’, y a una más experimental en la pseudo electrónica ‘Crystal Breath’, donde se acerca a Kim Gordon, o en la evocadora ‘Bats In The Afternoon Sky’, pero donde más brilla son en los temas de pop orquestado como la propia ‘Nobody Loves You More’, en la que su voz aparece rodeada de cuerdas y trompetas, la balada para bailar pegados ‘Are You Mine?’ o la preciosa ‘Summerland’.

Resulta curioso que la mayoría de canciones fueran grabadas con el malogrado Steve Albini, un productor muy cercano a Deal, pero que no solemos asociar con arreglos tan elaborados, o que los músicos participantes sean en buena parte miembros o ex miembros de The Breeders –su hermana Kelley Deal, Mando Lopez, Jim Macpherson y Britt Walford- además de Josh Klinghoffer, Jack Lawrence (The Greenhorns) y Fay Milton y Ayse Hassan de Savages. Todos ellos ejecutan a la perfección su misión y elevan las canciones a su máxima expresión junto a una jefa que impregna de magia sus interpretaciones vocales.

23- DIIV
Frog In Boling Water
(Fantasy Records)

Después de la introspectiva oscuridad de Deceiver (2019), DIIV vuelve con Frog In Boiling Water, un disco que explora lo que parece ser una nueva y turbulenta fase para la banda. La metáfora de la rana en agua hirviendo, basada en la leyenda de que si una rana se sumerge en agua caliente gradualmente no percibirá el peligro hasta que sea demasiado tarde, es perfecta para el contenido de las letras de Zachary Cole Smith.

Quizá sea exagerado hablar de un disco político, pero sus letras sobre la alienación moderna, las luchas internas y la desorientación del cambio y la angustia de verse atrapado en un ciclo sin fin, van en esa dirección. En lugar de contar historias lineales, cada tema ofrece fragmentos de una experiencia, como si el oyente fuera un observador de pensamientos que emergen y desaparecen en la mente del autor. Desde el primer tema, ‘In Amber’ queda claro que los neoyorquinos no pretenden suavizar el golpe. La guitarra reverberante, marca de la casa, sigue ahí, pero en lugar de sonar etérea, esta vez se siente más abrasiva, más distorsionada, reflejando una tensión palpable.

Hay momentos de caos sonoro, en los que la guitarra parece al borde de romperse en mil pedazos, que contrastan con pasajes atmosféricos y reflexivos. También los hay de respiro melódico donde DIIV exploran un sonido más accesible sin abandonar el trasfondo inquietante que define el álbum, como si la banda supiera que incluso en la calma, el peligro acecha. Por eso Frog in Boiling Water no es un álbum que puedas utilizar como música de fondo ni un disco para escuchar casualmente; para apreciar todos sus matices deberás dedicarlo tu atención, pero te aseguro que merece la pena.

22- BAD NERVES
Still Nervous
(Suburban Records)

Tras haber gastado las pastillas de freno de su furgoneta presentando su debut homónimo de 2020 por todo el mundo, el quinteto vuelve con un segundo largo en el que no han perdido ni un ápice de nervio. Se nota que los elogios por parte de Billie Joe de Green Day («¡Son la mejor banda actual de Inglaterra!») o Stone Gossard de Pearl Jam, lejos de debilitarles, les han reforzado la idea de que iban por el buen camino.

El olor a moqueta impregnada de cerveza, escupitajos y quemaduras de colilla sigue bien presente. Still Nervous es una fiesta que te obliga a bailar por encima de tus posibilidades desde que el ritmo frenético de ‘Don’t Stop’ te agarra por la solapa y te lleva directo al baño. Las guitarras estridentes, la voz impertinente Bobby Nerves y la intensidad todavía van a más en ‘Antidote’. Pero una de las gracias de la banda es que su punk rock garajero tiene un corazoncito power pop, y así en ‘USA’, que riman en el segundo estribillo con CiA, suenan como unos Cheap Trick de juerga con The Hives; algo que vuelve a ocurrir en la siguiente ‘You’ve Got The Nerve’, aunque aquí con un inicio a lo Ramones.

Siento curiosidad por saber qué pasaría si en el futuro el grupo decidiese trabajar con un productor tipo Rob Cavallo y sacarle más matices a su música como apuntan en la oscura ‘Television’ o la final ‘The Kids Will Never Have Their Say’, con una estructura más elaborada, pero igual de urgente. Aunque por otra parte, si siguen así de desatados hasta el fin de sus días, tampoco me quejaré.

21- BRING ME THE HORIZON
Post Human: NeX Gen
(RCA/Sony)

Como había dejado intuir Oli Sykes, este segundo volumen de la serie Post Human iba a estar más influenciado por el emo y el post hardcore de principios de los 2000, algo que ya quedó claro en la super pegadiza ‘LosT’ -algo así como su versión de ‘I’m Not Okay (I Promise)’ de My Chemical Romance- y que se hace totalmente patente en ‘YOUtopia’, el primer tema tras la intro ‘[ost] dreamseeker’, que nos retrotrae directamente a los grandes hits de The Used. Si lo que querían era engancharte desde el inicio, los cabrones lo han conseguido. En esa línea también encontramos ‘Top 10 StaTues tHat CriEd BloOd’ que resulta igual de adictiva o las más cañeras ‘a bulleT w/ my namE On’, en la que colaboran Spencer Chamberlain y Aaron Gillespie de Underoath o ‘AmEn!’, donde aparece Daryl Palumbo de Glassjaw, además del rapero Lil Uzi Vert. Los invitados siempre son una pista de sus intenciones.

Pero no penséis que Post Human: NeX Gen es simplemente un viaje nostálgico al Warped Tour de principios de siglo. Bring Me The Horizon siempre han sido una coctelera de influencias, y entre ellas vuelve a aparecer la del nu metal en ‘Kool-Aid’, con un riff que pondrá a botar a cualquier festival en el que toquen y en el que Oli incluso se marca algún gutural, o en ‘liMOusine’ con una atmósfera pesada a lo Deftones que es una auténtica delicia.

Puede que sea exagerado decir que Bring Me The Horizon sean unos visionarios o una banda revolucionaria, pero hay que reconocerles que son de los mejores a la hora de coger estilos que les han marcado y reimaginarlos para el presente. Quizá por eso, 20 años después de su formación, siguen marcando tendencia. Quizá por eso, las nuevas generaciones siguen considerándolos como uno de los suyos.

20- ONE STEP CLOSER
All You Embrace
(Run For Cover)

Después de publicar un disco debut tan aclamado en circuito underground como This Place You Know en 2021, One Step Closer podrían haber estirado algo más su hardcore apasionado en la onda de los primeros Touché Amoré. En otras palabras, podrían haber sacado otra vez el mismo disco y nadie se quejaría. Sin embargo, la banda decidió explotar todo su potencial y el presente All You Embrace presenta un sonido expandido.

Producido por Jon Markson (Drug Church, Koyo), quien también se encargó del bajo y algunos teclados, All You Embrace muestra una banda en estado de gracia capaz de situar al mismo nivel melodía y energía, dispuesta a sorprender con elementos poco habituales para unos tipos que provienen de la escena youth crew como el piano que remata la citada ‘Blur My Memory’ y la sección de vientos de ‘Giant’s Despair’, una pieza en la onda de bandas como Fiddlehead y Basement con un final memorable digno de American Football.

Esta evidente evolución de One Step Closer ha sido totalmente premeditada, y apunto esto en el mejor de los sentidos. Para la composición del disco trabajaron codo con codo en media docena de cortes con colegas a los que admiran como Isaac Hale de Knocked Loose y Mat Kerekes de Citizen. Bienvenidos sean siempre estos ejercicios colaborativos si sirven para abrir la mente y alumbrar discos tan variados y entretenidos como All You Embrace.

19- VAMPIRE WEEKEND
Only God Was Above Us
(Columbia/Sony)

Si el anterior trabajo de Vampire Weekend, Father Of The Bride, vino marcado por el traslado de su líder Ezra Koenig a Los Angeles y el nacimiento de su primer hijo, Only God Was Above Us vuelve a situarnos a la ciudad que les vio nacer.

Concebido como un tributo a la Nueva York del siglo XX, su quinto disco captura la energía y el caos de la gran metrópolis con múltiples influencias musicales (afropop, hip hop, jazz, clásica…) y una producción más ruidista que rompe con la pulcritud habitual de sus anteriores grabaciones. El batiburrillo es absoluto, pero gracias a la mano de Dave Fridmann (The Flaming Lips, Thursday) en las mezclas y las maravillosas melodías pop de Koening en ningún momento te sientes desconcertado, sino agradablemente embriagado ante tanto estímulo sonoro.

Como si viajaras en el vagón de metro que ilustra la portada, cada canción es una estación con su propio color, olor y atmósfera. ‘Ice Cream Piano’ se inicia lenta, pero pronto se acelera con la entrada de unas cuerdas frenéticas que te obliguan a cogerte del asiento si no quieres caerte el suelo. ‘Classical’ es una de las canciones del año con ese aire de tiovivo demente; ‘Capricorn’ es una balada que te hace flotar por su belleza, mientras que la inmediatez de ‘Gen-X Cops’ o la sencillez de ‘Pravda’ hacen que el trayecto se te haga corto y que cuando llegas a destino con ‘Hope’ no quieras bajarte.

Como las mejores películas de Wes Anderson, los discos de Vampire Weekend están tan bien hechos y son tan atractivos a nivel estético que la rabia que pueda despertar el que parezca que todo está milimétricamente estudiado debe quedar en un segundo plano.

18- MJ LENDERMAN
Manning Fireworks
(ANTI-)

A sus 25 años, MKJ Lenderman ya tiene una carrera que muchos envidiarían. Y no hablo en términos comerciales, sino artísticos. Sea en solitario, como guitarrista de Wednesday (la banda de su pareja Karly Hatzman) o colaborando con otras artistas (Waxahatchee), el joven de Carolina del Norte se ha postulado como de los músicos más completos de su generación.

Escuchando Manning Fireworks, cuarto trabajo que aparece bajo su nombre y con el que debuta en el sello ANTI-, no sé si me gusta más como escribe, como canta o como toca la guitarra; de hecho, aquí ha grabado todos los instrumentos a excepción de algunas cosas puntuales. Como si fuera un auténtico veterano, Lenderman despliega su talento en estas nueve canciones con un aplomo sorprendente. Si con Wednesday saca la artillería pesada, aquí apuesta por registros mucho más reposados, pero sin perder ni un ápice de expresividad.

Al igual que un artista afín como Kurt Vile -ambos cantan con esa desgana que engancha- Lenderman parece tener como principal referente a Neil Young, pero si el primero tira más hacia On The Beach, el segundo más hacia Zuma con los Crazy Horse. El tono de las guitarras eléctricas y la economía de sus solos crujientes, estupendamente tejidos en ‘On My Knees’, ‘Wristwatch’ o ‘Rudolph’, remiten totalmente al canadiense. Ya sea para mecerte en una hamaca con ‘Rip Tom’ o para cantar mientras conduces con la irresistible ‘She’s Leaving You’ (uno de los seis temas en los que Karly pone voces), esta colección de canciones hay que guardarla como oro en paño.

17- SUM 41
Heaven :X: Hell
(Rise Records)

Con la acertada idea de querer reflejar las dos facetas por las que ha transcurrido su discografía, cada uno de estos dos discos está dedicado a un estilo en concreto. Por un lado, Heaven recupera la vertiente pop punk de sus inicios en trabajos tan celebrados como All Killer No Filler, con el que se dieron a conocer a comienzos del nuevo milenio. Por contra, Hell focaliza sus esfuerzos en subrayar el lado más metalero (a lo Sumtallica, como les gusta decir) de su última etapa. Da igual cual prefieras porque en ambos el nivel es sobresaliente.

Empezando por el primer tomo, de entrada sorprende que no esté tan alejado de su vertiente más dura. Es verdad que en ‘Landmines’, ‘Time Won’t Wait’ (Machine Gun Kelly habría matado por componer un single así) o ‘Not Quite Myself’ las melodías urgentes son las principales protagonistas, pero sin caer en la ñoñería habitual de otros competidores (Simplen Plan y Good Charlotte, os estoy mirando a vosotros). De hecho, el punk hipervitaminado de ‘I Can’t Wait’, ‘Future Primitive’ y ‘Johnny Libertine’ se acaba imponiendo al tiempo que inyecta un bienvenido dinamismo a estos 26 minutos que se pasan en un suspiro. Hasta en la inicial ‘Waiting On A Twist Of Fate’ no disimulan a la hora de colar algún que otro tic metálico.

En cuanto a Hell, resulta curioso que arranque con una intro que te deja completamente descolocado. En ella encontramos a Deryck usando un filtro de efecto vocal sobre un arreglo de piano. No es lo que esperarías de entrada cuando se presupone que estás ante el álbum que representa su cara más cañera. Por suerte, no tardan demasiado en colocar las cosas en su sitio a la que entran con todo en ‘Rise Up’, imprimiendo un registro mucho más agresivo y contundente  recordando a lo practicado en obras como Chuck y 13 Voices.

El único “pero” que se le puede achacar al segundo volumen es la innecesaria relectura del ‘Paint It Black’ de The Rolling Stones. Suena resultona y no molesta, pero tampoco termina de encontrar justificación dentro del contexto. En cualquier caso, no empaña en absoluto el global de un ejercicio de estilo que recoge lo mejor de los dos mundos por los que el cuadro de Ontario ha transitado durante toda su carrera.

16- JACK WHITE
No Name
(Third Man Records)

Este artefacto sin título nos trae de vuelta a un Jack White que opta por dejar aparcados los experimentos para otro momento, agarrar su guitarra y ponerse a repartir riffs y solos sin complicarse la vida más de lo necesario.

Así ocurre que ‘Old Scractch Blues’, ‘Bless Yourself’ o ‘Missionary’ invocan esa suerte de blues, punk y garage rock con el que dúo rojiblanco saltó a la fama hace un cuarto de siglo. También encontramos ecos a los Led Zeppelin más blueseros (‘It’s Rough On Rats (If You’re Asking)’), algún arranque rapeado en las estrofas de ‘Archbishop Harold Holmes’ como si estuviera poseído por un predicador, y hasta ramalazos de punk descacharrado como en ‘Bombing Out’. Todo va dirigido hacía una misma carretera dónde solo tienen permiso de circulación lo crudo, lo visceral y lo inmediato. No hay espacio para andarse por las ramas.

Y es que por mucho que tenga sus momentos para explayarse (en ‘Number One With A Bullet’ saca su vena más histriónica a las seis cuerdas), en esta ocasión Jack no ha perdido de vista el sentido de la canción en sí misma. Sin ir más lejos,’That’s How I’m Feeling’ y ‘Tonight (Was A Long Time Ago)’ podrían haber sido elegidas como singles potenciales, pues reúnen todos los requisitos para ello. A saber: riffs pegadizos, ritmos sencillos pero funcionales y un groove que te empuja a rockear como si volvieras a estar en 2003 cuando desenfundaste por primera vez tu copia de Elephant.

15- HIGH VIS
Guided Tour
(Dais)

Como explícitamente señala el título, en su tercer disco High Vis nos proponen una visita guiada por el Reino Unido actual. Pero teniendo en cuenta sus raíces en la escena punk y hardcore no esperes ver monumentos o lugares emblemáticos, sino la cruda realidad de un país en el que el liberalismo ha castigado la clase media sin piedad.

Sin embargo, si el mensaje es desolador, la música sí invita, voluntariamente o no, a levantarte el ánimo. Que este año tocaran en el festival Mondra & Roll y el próximo lo vayan a hacer en el Primavera Sound explica bastante bien de dónde vienen y a dónde quieren ir. Los punteos de guitarra se propagan al infinito como si estuvieran pensados para que The Edge los tocara en un estadio. La influencia de los primeros U2 o Simple Minds se hace evidente en cortes como ‘Worth The Wait’ o ‘Deserve It’, como también la de Public Image Ltd. en un tema más pop como ‘Feeling Bless’ donde la melodía cabalga sobre una base rítmica post punk.

Jonah Falco, guitarrista de Fucked Up y productor de referencia para bandas afines como The Chisel, Chubby And The Gang desde que se instaló en Londres, consigue unificar con coherencia esos referentes más ochenteros con los momentos más agresivos como la punk ‘Drop Me Out’ o ‘Mob DLA’, un tema con una cadencia pesada y un estribillo que recuerda a Quicksand. Aunque posiblemente el momento más interesante a nivel sonoro sea ‘Mind’s A Lie’, en la que la voz gritada de Sayle y los arpegios de guitarra se contrastan con un sample de la cantante y DJ Elle Murphy y una base más bailable creando una suerte de trip hop contemporáneo que les abre totalmente las puertas a seguir evolucionando en el futuro.

14- THOU
Umbilical
(Sacred Bones Records)

Siempre se les ha colocado en la escena sludge de New Orleans, como a Eyehategod o a Crowbar, pero Thou siempre han querido ir un poco más allá, y jamás han escondido su debilidad por, además de Black Sabbath, el hardcore punk más radical o el grunge. Solo hay que repasar su prolija discografía y sus dos trabajos de versiones de 2020,  A Primer of Holy Words y Blessings Of The Highest Orderdedicados casi exclusivamente a bandas de los 90- para ver que siempre han ido un poco más allá de los cánones del estilo.

De igual manera, en Umbilical no hay trampa ni cartón. Volumen excesivo, distorsión brutal y base rítmica primitiva que construyen una masa de cemento armado como base para la voz neurótica de Brian Funk.

Estamos ante diez latigazos soltados con rabia y odio, que van desde las más espesas ‘Narcissist’s Prayer’ o ‘Lonely Vigil’, más cercanas al doom de sus primeros trabajos, a las influencias más hardcore de ‘The Promise’ o al grunge de ‘I Feel Nothing When You Cry’, buscando, a su manera, algo cercano a la melodía. Por su parte, ‘House Of Ideas’ tiene fuerza punk rebozada a ritmo lento (ojo a esa parte central en la que se quedan encallados en un el mismo acorde) y ‘Unbidden Guest’ se mueve con brío nervioso y percusión tribal. ‘I Return As Chained And Bound To You’ es un lodazal putrefacto del que no puedes huir y en ‘The Striken, I Flee’ vuelven por sus fueros con las influencias más alternativas para dar carpetazo final al álbum con la putrefacta ‘Siege Perilous’.

Sin complejos y con ese sudapollismo implícito que gastan, colman las expectativas con un artefacto que más que un disco es una bola de demolición recubierta de odio, lodo y moho ejecutada con obsesión psicótica.

13- FONTAINES D.C.
Romance
(XL Recordings/Popstock!)

Se veía venir. Si en su anterior Skinty Fia de hace un par de años, Fontaines D.C.  dejaron claro que no querían quedarse estancados en el post punk de nuevo cuño, Romance es la confirmación de su anhelo de que en el futuro se les referencie como ahora hacemos con The Smiths, Stone Roses o Oasis.

Aun tratándose de su disco más accesible, los irlandeses nos ofrecen un álbum en el que hay un puñado de rincones que hay que ir descubriendo en sucesivas escuchas. Es cuando llegas a ellos que Romance cobra una nueva dimensión y canciones como ‘In The Modern World’ o ‘Horseness Is The Whatness’ revelan toda su grandeza.

Como insinuaba al principio, Fontaines D.C. se sitúan deliberadamente como un eslabón más en la cadena de la música británica que arrancó en los 80 y que ellos esperan propagar hasta el futuro. Imposible no pensar en The Smiths al escuchar ‘Bug’ y ‘Favourite’ (significativo que el single más evidente sea el último del disco) o en The Stone Roses al encontrarse con la melodía vaporosa en ‘Sundowner’, pero hay algo en la agresividad controlada en ‘Starbuster’, con un groove de aúpa, o en la vibrante ‘Here’s The Thing’ que, lejos de mirar por el retrovisor, les impulsa hacia adelante.

Sin limitarse como en sus inicios a ese fraseo más monocorde, Grian Chatten despliega una variedad de registros que ya había practicado en su disco en solitario Chaos For The Fly de 2023 y que se adapta a la riqueza colorista de una instrumentación que no tiene miedo de incorporar arreglos orquestales o combinar acústicas y eléctricas con la misma intensidad.

12- CHELSEA WOLFE
She Reaches Out To She Reaches Out To She
(Loma Vista Recordings)

La californiana ha volcado todo su talento a un viaje en el que encontrarás la intensidad de siempre sobre una base de música electrónica que va del trip hop, el synth sin olvidarse del rock gótico en dosis milimétricas.

Aunque la electrónica es un medio más artificial que una guitarra-batería-bajo, las canciones siguen sonando orgánicas, vivas y profundamente íntimas. El inicio con ‘Whispers In The Echo Chamber’ y ‘House Of Self-Undoing’ es intenso y ganador con una clara inspiración en Nine Inch Nails. ‘Eyes Like Nightshade’ la acerca a la Björk más experimental, ‘Place In The Sun’ es tan emotiva que piensas que Chelsea puede romper a llorar en cualquier momento, o la final ‘Dusk’ la emparenta directamente con los Portishead más acompasados con unas guitarras colocadas en el momento preciso otorgándole la épica precisa para cerrar un álbum colosal .

El verdadero hilo conductor de She Reaches Out To She Reaches Out To She es esa voz con la que Wolfe demuestra una capacidad increíble para amoldar los tonos a la emotividad necesaria en cada tema. Intensa y emocionante a partes iguales, la sobriedad, amarse a una misma, romper con relaciones tóxicas o dejar de autolesionarse son algunos de los temas que aborda en un disco cuyo título alude a la manera de enfrentarse a una misma en el presente sin renunciar a su pasado ni a su futuro. Un titánico ejercicio de autoconocimiento y reflexión sobre una misma.

11- BLOOD INCANTATION
Absolute Elsewhere
(Century Media)

Un capo del equipo RockZone, bastante más sabio y erudito que servidor, me dijo una vez que para escuchar un calco, para qué no quedarse directamente con la fuente madre. Ese recuerdo me ha asaltado la cabeza como un rayo cuando emerge un solazo a lo David Gilmour en ‘The Stargate [Tablet I]’. Porque si la sombra de Morbid Angel, Gorguts e Incantation siempre ha sido muy alargada en Blood Incantation, yendo bastante más lejos de la pura influencia, lo mismo puede decirse de la legendaria formación de rock británica en Absolute Elsewhere.

Cuando estás pensando en Tangerine Dream durante el transcurso de ‘The Stargate [Tablet II]’, resulta que Thorsten Quaeschning les acompaña al sintetizador. Los que odien el progresivo en su forma más natural lo pasarán mal durante los primeros 50 segundos de ‘The Message [Tablet I]’, pero es que cuando aparece el riff salvador es tan Immolation que casi habría que consultar al registro de marcas y patentes. Así que, por mucho que leamos por allí de que estamos ante una obra maestra, considero que la gran asignatura pendiente de Paul Riedl y compañía es hallar la personalidad propia, aunque poco les haga falta viendo su acelerado proceso de beatificación.

Me habría resultado mucho más interesante escuchar a Pink Floyd haciendo death metal, que no a una banda extrema firmando un armisticio para intentar sonar a los 70. Y es en este momento cuando me acuerdo del experimento Timewave Zero, que sí se nos apareció totalmente ensamblado, y no estas canciones de Absolute Elsewhere, que casi parece que Arthur Rizk haya mezclado, no tema a tema, sino parte a parte de cada corte. Volviendo a esa idea, quizá se asemeje a lo que no les perdoné a Blut Aus Nord en Hallucinogen, o a Ulcerate en su último plástico: que sacrificaran la belicosidad en su producción creyendo que así ayudaban a unas composiciones más etéreas o enrevesadas.

Pese a todo, Absolute Elsewhere estará entre lo mejorcito que escucharemos en otro curso plagado de clones y aplausos injustificados. Blood Incantation iniciaron hace ya tiempo su inexorable camino beproquero y primaveral, y el espacio sigue siendo la última frontera.

10- CHAT PILE
Cool World
(The Flenser)

Los de Oklahoma están llenos de óxido infeccioso que se inocula en vidas oprimidas, depresivas e intimidades complicadas escondidas bajo una capa de superficialidad y edulcorado con gominolas repletas de conservantes en un mundo global que se desmorona. Polarización y complejidad en un todo en crisis. Chat Pile trazan en Cool World una extensión de God’s Country que, lejos de experimentos, los hace sonar aún más machacones y contundentes. Digamos que han optado por la vía del “corregido y aumentado”, aunque distingas una voluntad de incorporar, discretamente, sonoridades más alternativas y menos obvias para una banda que perpetra perforaciones de tímpano como ellos.

Las afinaciones graves y el volumen atronador sigue ahí. El groove de algunos temas (‘Camcorder’ o ‘Funny Man’) los emparenta con unos Korn caníbales, donde el bajo es protagonista cual martillo hidráulico, las guitarras dibujan riffs entrecortados y la voz enfermiza que nos recuerda que esto va del lado oscuro de la vida contemporánea.

Pero sería impensable no mencionar la conexión de Chat Pile con el grunge, especialmente del sonido, y el ambiente, más cercano a Nirvana en canciones del calibre de ‘Frownland’, ‘Milk Of Human Kindness’, ‘Masc’ (me confieso adicto a este último) o ‘Shame’ (en esta es imposible evitar también las comparaciones con Thou). Mención aparte merece la final ‘No Way Out’, donde el noise tiene el papel protagonista y se atreven, incluso, con pinceladas de avantgarde y black metal.

9- THE LEMON TWIGS
A Dream Is All We Know
(Captured Tracks)

Si en su anterior Everything Harmony, los hermanos Brian y Michael D’Addario nos mostraban su fascinación por los juegos vocales de Simon & Garfunkel o los Everly Brothers y un sonido con acento acústico, aquí se han apropiado con total descaro, pero con total acierto, de las de los Beach Boys y los Beatles. A lo largo de sus 34 minutos la sensación de déjà vu es constante, como si hubieras escuchado estas canciones antes y no supieras dónde.

Para algunos, mostrar sus influencias tan a la vista puede que les reste puntos, pero conseguir recrear con absoluta fidelidad y pureza el espíritu de una era musical muy anterior a que hubieran nacido (los hermanos todavía no ha cumplido los 30) no es poca cosa.

Ya no es solo el mérito de que se ocupen prácticamente de tocar todos los instrumentos, o de su exquisitez para confeccionar los arreglos, es que encima algunas de sus composiciones podrían mirar de tú a tú a los clásicos en los que se inspiran. ¿Seguro que ‘In the Eyes Of The Girl’, co-producida por Sean Lennon, no es una joya perdida de Brian Wilson? ¿Y que ‘Peppermint Roses’ no se la olvidaron Lennon y McCartney en un cajón en casa de sus padres? ¿Te jugarías un brazo a que ‘If You And I Are Not Wise’ no la grabaron los Byrds en el 65?

Los D’Addario rechazan que se les etiquete como una banda nostálgica, y aunque eso sea una misión casi imposible, la arrebatadora fuerza melódica de ‘My Golden Years’, ‘The Don’t Know How To Fall In Place’ o ‘How Can I Love Her More?’ deberían servir como pruebas de peso en su defensa. Un sueño analógico en el que quedarse a vivir.

8- PAYSAGE D’HIVER
Die Berge
(Kunsthall Produktionen)

Las montañas de Suiza. Incomparablemente bellas, y sumamente traicioneras. El clima alpino, los abetos, las cimas, la soledad y el aislamiento. No existe nada más black metal que esto, y en 2024 no habrá un álbum black más trascendental que éste.

Entre la sombra subterránea y el culto de los más eruditos, Paysage d’Hiver ha construido un legado imprescindible que se remonta a 1997, aunque presentando justo ahora su tercer largo. Rendido ante su tierra, el helvético erige un monumento de una hora y 42 minutos de longitud, y se funde con ella, triunfando en solitario en aquellos puntos en los que Darkspace languidecieron en su obra de este curso.

Porque en Die Berge sí que cada minuto y cada segundo son necesarios para alcanzar el siguiente estadio mental. Son una preparación obsesiva, un mantra que va penetrando hasta disolver las ataduras que existen entre cuerpo y cerebro en una especie de ejercicio de relajación de inspiración asiática. Y reitera, y reitera. Y emociona, y emociona.

7- NICK CAVE AND THE BAD SEEDS
Wild God
(PIAS)

A estas alturas del partido nadie se atreve a cuestionar la relevancia de una figura como la de Nick Cave. No es para menos. Durante más de cuatro décadas se ha ganado el aura de artista prácticamente infalible por razones propias y de mucho peso. Tanto que la publicación de un nuevo trabajo bajo su firma puede llegar considerarse poco menos que todo un acontecimiento entre sus fieles.

Inevitablemente, la pérdida y el duelo continúan presentes en la temática a tratar. No debemos obviar que la desgracia volvió a golpear con dureza al australiano dos años atrás con el fallecimiento de su otro hijo Jethro. Da la sensación de que el destino (o los mismísimos dioses) no tiene compasión para Cave. Sin embargo, él parece ya cansado de lamerse las heridas consciente que estas nunca cicatrizarán. Es ahí donde el guión de sus anteriores capítulos torna para dar con un trabajo decididamente vitalista y esperanzador. Como algunos ya han empezado a apuntar en estos primeros días desde que salió a la calle, estamos ante la versión más alegre de sí mismo que puede ofrecernos en la actualidad.

En esa misión de revigorizar su sonido, los Bad Seeds salen al rescate tras pasar una larga temporada calentando banquillo. Warren Ellis permanece como indiscutible director de orquesta y mano derecha. No obstante, la presencia de la banda se hace notablemente palpable, cosa que no sucedía en los dos últimos álbumes por los que pasaron de puntillas. Hasta un Radiohead como Colin Greenwood es invitado para rubricar su bajo en un par de canciones. Si a ello sumamos unos omnipresentes coros gospelianos que remiten al doble y excelso Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus, nos encontramos ante unas Malas Semillas de espíritu renovado e igualmente poderosas como siempre.

6- AMYL AND THE SNIFFERS
Cartoon Darkness
(PIAS)

Ya sabemos que con lo rápido que va todo, o espabilas o el momentum de una banda puede desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. Los australianos Amyl and The Sniffers parecen haberlo entendido a la perfección y tras girar por todo el mundo durante los dos últimos años se han puesto las pilas para ofrecernos su mejor colección de canciones hasta la fecha.

Conscientes que solo a base de actitud no se construye una carrera, el cuarteto ha fichado al veterano productor británico Nick Launay, que en el pasado ya le sacó el brillo a otros artistas australianos como INXS, Midnight Oil o Nick Cave para que triunfaran a nivel internacional, y se ha ido a grabar a los estudios de Foo Fighters en Los Angeles. Nada de eso hubiese servido, si el material no hubiera estado a la altura de las expectativas, pero como decía antes, ahí no han fallado y Cartoon Darkness está lleno de momentos brillantes.

Entre medio de sus habituales diatribas rockeras como ‘Jerkin», ‘It’s Mine’, ‘Pigs’ o ‘Motorbike Song’ que saciarán a quienes necesiten su lado más incendiario, destacan otras piezas en las que se inspiran en el pop de los 60 -la brillante ‘Big Dreams’, con ese aire fronterizo, te la imaginas cantada por Nancy Sinatra y la melódica ‘Bailing On Me’-, la música disco -‘U Should Not Be Doing That’ y ‘Me And The Girls, con un efecto de voz a lo Daft Punk- o el rock setentero en los riffs más gruesos de ‘Doing In Me Head’ o ‘Tiny Bikini’.

A pesar de ese aire de dibujos animados gamberros que transmite la banda, Amy es muy consciente del mundo real en el que vive y en sus letras descarga toda la rabia contra la energía tóxica que desprenden las redes sociales, la avaricia de las grandes corporaciones y aquellos que todavía juzgan a los demás simplemente por salirse de la norma. Ellos se han atrevido y su ejemplo, además de altamente entretenido, es también inspirador.

5- DRUG CHURCH
Prude
(Pure Noise)

Pocas cosas hay más reconfortantes que ver como una banda que te gusta es capaz de superarse disco a disco. Sin con su anterior Hygene de 2022, Drug Church parecían haber alcanzado su cima, no sé muy bien cómo ni por qué, pero en Prude han conseguido ir un paso más allá.

Y lo curioso es que lo han hecho sin variar demasiado su propuesta, sino simplemente escribiendo mejores canciones que, en realidad, es lo que más cuesta. Cualquiera que haya escuchado sus trabajos anteriores reconocerá de inmediato que los de Albany siguen haciendo básicamente lo mismo que cuando empezaron en 2011: recoger influencias del rock alternativo, desde Pixies a Nirvana, e interpretarlas con la potencia y dinamismo de una banda hardcore con la voz rota de Patrick Kindlon otorgándoles un plus de agresividad.

Es difícil resistirse al empuje de temas como ‘Myopic’, ‘Business Ethics’, ‘Slide 2 Me’ en las que las guitarras disonantes acompañan los hooks cada vez más certeros o a ‘Hey Listen’ o ‘Yankee Trails’, donde suenan como unos Hot Water Music más grunges, o a una canción tan redonda como ‘Peer View’ que cierra el álbum. Y todo en apenas 28 minutos. Cortita y al pie.

También cabe destacar la originalidad de las letras de Kindlon con un elenco de personajes que darían para hacer una serie sobre perdedores ilustres. Desde el primo que finge su propio secuestro para sacarle dinero a su madre para poder gastárselo en drogas y acaba trabajando en la banca (‘Business Ethics’) a los trolls de Internet (‘The Bitters’) al hombre que no es capaz de romper el ciclo de sus tentaciones (‘Yankee Trails), el vocalista relata con ironía y un punto de compasión sus desventuras, seguramente porque sabe que podrían ser suyas.

4- THE CURE
Songs Of A Lost World
(Polydor/Fiction)

Si ni una concesión a su lado más pop o liviano -solo la guitarrera »Drone:Nodrone’ tiene un estribillo más marcado-, Songs Of A Lost World apuesta totalmente por sus características atmósferas oscuras y neblinosas en las que la voz de Smith, asombrosamente intacta por el paso del tiempo, aparece como un eco de la conciencia, de nuestros sueños rotos, de nuestros reproches.

El inicio con ‘Alone’ y el final con ‘Endsong’ con estructuras muy parecidas, con largas introducciones instrumentales que te van envolviendo como un mantra, refuerzan esta intención de darle un aire conceptual con el narrador desintegrándose en el cosmos a medida que avanza el álbum hasta llegar al verso final «Left alone with nothing at the end of every song. Left alone with nothing, nothing. Nothing». Como contrapunto a tanta fatalidad, también hay momentos de romanticismo incondicional como ‘And Nothing Is Forever’, adornada con un arreglo orquestal de sintetizadores, o ‘A Fragile Thing’ con el robusto bajo de Simon Gallup marcando el tempo, pero incluso ahí, la melancolía lo impregna todo.

Resulta extraño, incluso perturbador, escuchar un disco así justo en un momento en el que asistimos en directo a un recuento de muertos. La casualidad macabra ha querido que estas canciones de un mundo perdido vayan por siempre asociadas a las imágenes de angustia, rabia y desesperación que nos aparecen allá donde miremos, pero como decía Frida Kahlo, «El dolor persiste, pero también persiste la belleza del arte».

3- TOUCHÉ AMORÉ
Spiral In A Straight Line
(Rise Records)

Con su anterior disco Lament, Touché Amoré superaron lo que se conoce como el ‘test de los cinco’. Es decir, haber sido capaces de grabar cinco grandes discos consecutivos. Si os ponéis a pensar, incluso entre vuestros grupos favoritos, veréis que no es tan fácil lograrlo.

‘Nobody’s’ nos da la bienvenida con un riff fusilado de ‘State Of Love And Trust’ de Pearl Jam, pero tanto la melodía como la peculiar voz de Jeremy Bolm, siempre a un paso de la afonía, aseguran que nadie los vaya a confundir por los de Seattle. La intensidad sube un grado en ‘Disasters’, recordándonos que por mucho que hayan limpiado el sonido de sus guitarras y le hayan cogido el gusto a las atmósferas, su corazón sigue latiendo a ritmo de hardcore. Es algo que también queda patente en ‘Mezzanine’, en la que Elliot Babin se merece una paga extra por la caña que le mete a la batería, o ‘Finalist’ que avanza como un tren sin frenos.

Pero si algo ha caracterizado al grupo a partir de Is Suvived By (2013) es su buen gusto a la hora de incorporar influencias externas del post rock (‘Force Of Habit’), el rock alternativo (‘Hal Ashby’) o el post punk (‘The Glue’) para que la base instrumental resulte igual de interesante que lo que nos cuentan.

Al igual que en Lament, el productor Ross Robinson ha sabido respetar la claridad del sonido de la banda sin saturar innecesariamente los instrumentos, y también los invitados aportan un plus de calidad: Lou Barlow de Sebadoh y Dinosaur Jr., apareciendo como un espectro en la balada grungy ‘Subversion (Brand New Love)’, y su amiga Julien Baker, ahora mucho más famosa gracias a boygenius, participando en el clímax de la magistral ‘Goodbye For Now’. Una puta maravilla que cierra otro disco que clama ser gritado en sus conciertos.

2- PALLBEARER
Mind Burns Alive
(Nuclear Blast)

Se hace un poco extraño todavía seguir refiriéndonos a Pallbearer como una banda de doom. Si bien todavía conservan el gusto por la lentitud y hacer del silencio entre las notas, alargándolo sutilmente más allá de lo que esperas, todo un arte, a lo largo de los años el rock progresivo ha ido ganando cada vez más terreno.

Mind Burns Alive, su quinto trabajo, es un paso más en esta evolución, lo cual para nada es un reproche, pues al cuarteto de Arkansas se le nota realmente inspirado y a gusto en este sonido. Lo comprobamos de inmediato en la inicial ‘Where The Light Fades’, con arpegios de guitarra limpia y donde reaparecen esos toques de sintetizador setenteros de su anterior, e igualmente recomendable, Forgotten Days de 2020. Aún mejor es ‘Mind Burns Alive’ en la que los riffs crujientes de guitarra y una base pesada hacen de contrapeso a la susurrante voz de Brett Campbell en las estrofas, y que culmina con un extenso solo de guitarra celestial por parte de Devin Holt.

Es este equilibrio entre la elegancia melódica, casi reverencial, y sus tendencias más heavies las que hacen de esta una obra que destaca por su belleza, pero también por su capacidad para generarte pesadillas, las mismas que durante mucho tiempo han atormentado a Campbell y que poco a poco ha logrado ir mitigando.

Salpicado por pequeñas sorpresas como esos saxos lejanos de jazz en ‘Endless Place’, la austeridad casi slowcore de ‘Daybreak’ que de golpe se llena de distorsión, o el poderoso aquelarre metálico del final de ‘With Disease’ en el que se invoca a los Black Sabbath primigenios, no este disco en el que te importe disfrutar de las canciones como tales, sino más bien de la atmósfera general que generan en conjunto. Una liturgia de 50 minutos que no hace sino aumentar su culto.

1- KNOCKED LOOSE
You Won’t Go Before You’re Supposed To
(Pure Noise)

Para cualquier banda es complicado enfrentarse al tercer álbum. Es como estar asomado a un acantilado frente al mar: o caes o levitas. No hay duda de que con You Won’t Go Before You’re Supposed To, Knocked Loose volarán lejos.

La escena metalcore se ha convertido, salvo contadas excepciones, en aburrida y repetitiva, con muchísimas bandas sonando igual y haciendo copy paste para conseguir una colección de breakdowns sin ton ni son. Pero en este marco, Knocked Loose ha destacado desde su primer álbum Laugh Tracks (2016), pasando por A Different Shade Of Blue (2019) y su EP imprescindible A Tear in The Fabric of Life(2021). Su gusto por el breakdown salvaje y la voz desesperada de Bryan Garris han sido las señas de identidad de una banda que por concepción se aproxima más a Converge que a cualquier combo de metalcore al uso.

En You Won’t Go Before You’re Supposed To dan una clase magistral de cómo aunar contundencia, apertura de miras e integridad. Sí, integridad. Su participación en Coachella no parecía un espacio natural para los de Kentucky, y las colaboraciones con Poppy y Chris Cerulli de Motionless In White o la elección de Drew “Wzrd Bld” Fulk (Papa Roach, Disturbed) como productor, podrían hacer temer un cambio de rumbo en la dirección musical del combo, pero nada más lejos de la realidad: su misión de ir siempre al límite sigue tan vigente como el primer día.

Pasa pocas veces que un escalofrío recorra tu cuerpo cuando escuchas los primeros compases de un álbum, y exactamente eso es lo que me sucedió a la que empezó a sonar ‘Thirst’. Me invadió la convicción que estaba ante un disco importante, no sé si el futuro dirá que referencial, y una vez escuchado al completo puedo decir es que lo mejor que han parido Knocked Loose.

‘Piece By Piece’, veloz y adictiva, da paso a ‘Suffocate’ uno de los triunfos del álbum. La colaboración con la musa inclasificable Poppy es un acierto, con su voz desquiciada al servicio de la banda y ese cambio de ritmo de percusión reggaetonera que se erige como uno de los momentos más álgidos de un álbum lleno de ellos.

Con ‘Don’t Reach For Me’ consiguen la cosa más cercana a un “hit según Knocked Loose”, estribillo, caos y breakdown que te sumergen en un estado de ansiedad ideal para afrontar la caótica ‘Moss Covers All’ cuyo punteo tenso final de guitarra es el nexo de unión con ‘Take Me Home’ con percusión tribal y final denso y apoteósico. Ya has rebasado el ecuador del disco y no te has dado cuenta. Es una salvajada. Es frenesí. Son ellos más empoderados que nunca.

‘Slaughterhouse 2’ con participación de Chris ‘Motionless’ tiene un puente y un giro arrebatador, ‘The Calm That Keeps You Awake’ tiene tantas capas que la aproxima a lo mostrado a su último EP A Tear in The Fabric Of Life; ‘Blinding Faith’ es un torrente de fuerza concentrada que convertirá el pogo en un infierno ateo, y en la final ‘Sit & Mourn’ hasta coquetean con el black metal.

La producción ha conseguido una tormenta sónica clara y abrasiva al mismo tiempo. Las oleadas de breakdowns son ejecutadas de forma quirúrgica, precisa e intensa, elevando este noble arte a otra dimensión. Imparten un clinic de cómo sacarle punta a ese recurso base de giros de batería imposibles, desatados por un riff de la guitarra o la voz de Garris.

Pensar que quedaron en el tintero 30 temas más… es de locos. Los 10 elegidos forman un corpus cohesionado que convierten You Won’t Go Before You’re Supposed To en un tercer disco colosal y expeditivo. Su órdago para erigirse como estandarte del nuevo metal hardcorizado.

Escucha nuestra playlist con una selección de temas de los 30 discos: