Completamos nuestra lista de los Mejores 50 Discos del año con los 20 correspondientes a los artistas estatales. De Galicia a Andalucía, de Euskadi a Catalunya, y naturalmente también en Madrid, este año el Gordo ha estado bien repartido.
Vivimos en tiempos convulsos a nivel social y político y naturalmente la escena nacional no es ajena a ese malestar que todos sentimos dentro. Sea de manera más explícita como en el caso de Biznaga o Bala, o más poética como en el de Vidres A La Sang, estos 20 grandes discos son un testimonio de que el arte todavía puede ser un motor de cambio.
Textos de Jordi Meya, Richard Royuela, Gonzalo Puebla, Jorge Azcona, Joan Calderon, Beto Lagarda, Marc López
20- TERRIBLE IDEA COMPANY
Celebrate
(Autoeditado)
Al igual que tantísimos proyectos surgidos durante el confinamiento, Terrible Idea Company nació en una habitación con los elementos que Germán Picazo tenía más a mano en ese momento: su acústica y su voz. Pero a la hora de salir a la calle para presentarlo, la concepción inicial que tenía cambió radicalmente.
Aunque llegó a dar un par de actuaciones en formato de cantautor en solitario, el ex-componente de The Blackjaw tenía muy claro que quería rodearse de un grupo con el que hacer crecer sus canciones. Así ocurre que, tras el EP #1, ha terminado reclutando a Juan Blas (Nothink, Minor Empires, Caboverde) y Pablo Pelufo (Caboverde, Señor Presidente), quienes ya participaron en la anterior grabación en Westline Studios, además de Borja González (Skylines) y Javier Puértolas (Árida, Veracrvz) como base rítmica. Un verdadero dream team de la escena underground madrileña, vaya.
Con semejante alineación, uno puede intuir que lo que esconde Celebrate es un paso adelante a todos los niveles. Porque aunque los temas vengan de Germán, las aportaciones de sus colegas de local se dejan notar y mucho. Las referencias a artistas como Chuck Ragan o City And Colour continúan presentes, pero el abanico se ha abierto por completo.
De hecho, es significativo que en las ocho canciones que conforman el álbum primer más lo eléctrico que lo acústico. Que lo primero que nos encontremos nada más pulsar el play sea ‘Cult Of The Mud’, una especie de blues en la onda de Graveyard que acaba explotando en la recta final, ya avisa de que la historia esta vez va a transcurrir por otros derroteros. ‘Stari Grad’ también contribuye a impulsar el arranque del disco manteniendo una línea melódica no exenta de fuerza.
19- BATTOSAI
Lágrimas Y Milagros
(Spinda Records)
Lágrimas Y Milagros es un disco que canaliza todas las subidas y bajadas vividas en los últimos años a través de la intensidad e inmediatez con las que les hemos conocido, solo que ahora con una mayor dosis de madurez. Si bien su sonido sigue teniendo el objetivo fijado en los 90, el contenido más adulto e introspectivo de las letras es el que marca la gran diferencia respecto a su trabajo homónimo de 2021.
Así es como nada más arrancar nos encontramos con ‘Sálvame’, un grito de socorro que ya deja ver el tono amargo que caracteriza la obra. Esto se refuerza en ‘Estrellas’, uno de los singles de presentación con una cadencia cercana al post hardcore de Viva Belgrado o Catorce y un estribillo certero marca de la casa. Porque si hay algo que Battosai no han abandonado es la capacidad para dar con temas aparentemente sencillos de ejecutar pero que luego te costará sacarte de la cabeza.
Tanto el punk rock (‘Tormenta’) y el rock alternativo noventero (ese efecto de chorus en ‘Fe’ delata lo grandes fanáticos que deben ser de Nirvana) mantienen su importancia dentro del sonido del renovado trío de Santiago De Compostela. Pero ‘MMXXII’ da pruebas del crecimiento de la banda. A modo de interludio susurrante, esta corta pieza hace la función de dividir las dos mitades del vinilo. Y es que si la primera cara nos enseña las lágrimas, la segunda se esfuerza en secarlas para salir adelante.
Ahí es dónde sobresalen la redonda ‘Nunca Es Suficiente’, la inmediatez de ‘Arde’ o el puntito melódico de ‘Día Gris’ (seguramente mi favorita) con otro estribillo para enmarcar. La oscuridad vuelve a asomar en el medio tiempo ‘Dejarlo Ir’ para dar paso al cierre de ‘Polvo Y Arena’, una acústica de trasfondo emo bien entendido con el que Battosai certifican cuanto han crecido en este tiempo. Ni aunque haya sido a base de encajar los golpes de la vida.
18– THE WIZARDS
The Exit Garden
(High Roller)
Como si The Wizards se hubieran contagiado del ritmo discográfico de los ochenta, además de su sonido, el suyo fue un arranque vertiginoso. Tras un debut algo más amateur con el que sentar las bases, Full Moon In Scorpio ponía a los bilbaínos en boca de todos los medios especializados allá por 2017. Casi sin tiempo para saborear aquél momento dulce, tan solo año y medio después, llegaba un Rise Of The Serpent como mínimo a la altura.
Sin embargo, la secuenciación temporal ha cambiado tanto desde entonces que hemos tenido que esperar 6 años para escuchar The Exit Garden, su continuación. De hecho, parece como si el quinteto también hubiera querido poner distancia respecto al último álbum, más heavy, épico, luminoso y directo, y recoger el guante estilístico de Full Moon In Scorpio. Tanto es así que no han dudado en titular así uno de los temas -el primer acto reflejo es comprobar si no estás en el disco equivocado- de trote clásico y esencia añeja, y que como el buen vino engrandece su sabor una vez avanzado.
Asimilada esta vuelta a los orígenes -debo reconocer que me ha sorprendido viendo el nivelón exhibido en Rise Of The Serpent, su evolución y la buena recepción del público- da gusto ver cómo los magos siguen facturando grandes temas y sorprendiendo a su manera. Es el caso de ‘Questions’, un grower de manual cuya melodía principal -agazapada desde sus primeras notas acústicas- va agigantándose a cada escucha.
De digestión más lenta y efecto menos inmediato, el trabajo deja para el final otro par de muescas dentro de esta madurada fórmula. Al desenlace de ‘Crawling Knights’ merece la pena llegar ya solo por su bacanal de mástiles, fuego lento mediante, mientras que el poso de ‘Dawn Of Another Life’, un esotérico medio tiempo, podría ser el que deja The Exit Garden como álbum. Menos margen para la sorpresa y seguramente más recorrido por delante.
17- LA INQUISICIÓN
Mundo Invisible
(HFMN)
Cuatro son los años que separan este tercer álbum de La Inquisición de su anterior Tenevrae. Demasiados si me preguntan. Tampoco es que en este tiempo hayan cambiando de una manera notoria el discurso musical de la banda, aunque a la que uno de pone a rascar queda claro que nadie es inmune al paso del tiempo. Quizá la voz de Ruben y en general el sonido de todo el grupo suena algo más nítido, pero el cuarteto sigue ejerciendo su street punk infalible repleto de grande melodías, tanto de guitarras como vocales, que unas veces tiran al punk 77 y otras al punk más rockero vía Social Distortion. La presencia de Aitor Rau (’77, Deadyard) como nuevo bajista se deja notar en canciones como la inicial ‘Mundo Invisible’, ‘Nadie’ o la propia ‘La Inquisición’, un tema en que la banda se ha decidido dar un especia de auto homenaje.
Es en los textos, tan importantes para cualquier banda punk que se precie, donde queda más patente el paso del tiempo. Aunque la crítica social y política es atemporal, Mundo Invisible nos sitúa en el presente. La fantástica ‘La Fotos Mienten’ habla de como se ha ido de madre el uso de las pantallas y las redes sociales y ‘Otra Manera’ pone sobre la mesa el drama de las enfermedades mentales.
Es en las alegrías y sinsabores que describen donde se hace evidente que La Inquisición de hoy no es la misma que la de sus inicios. La muerte de gente cercana y querida queda plasmada en ‘Sombra Y Luz’ -un homenaje a Edu el que fue batería de Secret Army-, pero por otro lado el regalo de la paternidad queda reflejado en la emotiva ‘La Flor’. En definitiva, los claros y oscuros a lo que todos nos enfrentamos en la batalla de la vida.
16- DERBY MOTORETA’s BURRITO KACHIMBA
Bolsa Amarilla Y Piedra Potente
(Primavera Labels/Universal)
Viendo lo efímeras que son hoy en día las carreras de algunas bandas que alcanzan el éxito de manera repentina, es reconfortante encontrarse con formaciones que aspiran a tener una trayectoria larga. En el caso de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, que hayan llegado a su tercer álbum de estudio (una marca antaño determinante para el futuro de un grupo) con la sensación de que todavía les quedan muchas cosas por decir y hacer, supone todo un motivo de celebración.
El unir conceptos como el hard rock y la psicodelia con un marcado acento andaluz tampoco es una fórmula que ellos hayan inventado. De acuerdo. Pero muy pocos (por no decir casi nadie) ha sido capaz de llevar esa misma propuesta a una audiencia masiva. Ya sea por su imagen exótica, la manera de presentar su propuesta o que, simplemente, saben hacer buenas canciones, los Motoreta han logrado conectar con el público. Un factor que se tiene o no, pero que no es mera cuestión de azar. Y eso mismo es lo que vienen a demostrar nuevamente en Bolsa Amarilla Y Piedra Potente.
A diferencia de su anterior Hilo Negro, nos enfrentamos ante una obra menos impactante que sin embargo profundiza en las diversas virtudes de un estilo cada vez más propio auto bautizado como kinkidelia. Algunos registros ya se los hemos visto explotar con anterioridad, mientras que otros se presentan aquí por primera vez. En todos ellos identificas con facilidad su ADN. Y es que sin llegar a los extremos de sus máximos referentes King Gizzard And The Lizard Wizard, el conjunto hispalense también se ha permitido expandir las fronteras de su particular kinkiverso.
15- BLOWFUSE
The 4th Wall
(HFMN, Sbäm Records, Epidemic Records, Infected Records)
El skate punk del que tanto amor profesan sigue siendo la piedra angular de Blowfuse, pero, como han venido haciendo desde el principio, también les gusta juguetear con influencias de las bandas que moldearon los noventa. Como era de esperar, The 4th Wall es un disco ideado para hacer disfrutar al oyente, permitiéndole viajar tres décadas atrás en el tiempo, calzarse esas Vans destripadas y hacer rodar la tabla por el asfalto. Pero no es un disco que apele simplemente a la nostalgia de quienes jugaban a Tony Hawk Pro Skater.
Al igual que The Offspring o Billy Talent antes que ellos, Blowfuse parten de la energía del punk rock, pero no tienen miedo de rebasar sus límites coloreando las canciones con mucho pop (irresistible ‘No Matter What I Do’), algo de crossover funk (‘Wish’) y unas guitarras elaboradas que no se conforman con los cuatro acordes de siempre.
Vuelven a trabajar notablemente con las melodías, dejando el poderío de las canciones en los estribillos. Encabezados por el siempre acertado Óscar Puig tras el micro, un elemento diferencial es la musicalidad de la base instrumental. La entrada al bajo en ‘Move On’ de Víctor Mañas (que dejó el grupo tras la grabación) es un acierto inmenso y los solos de guitarra de Albert Requena de Crisix en ‘Fade Into The Dark In The 4th Wall’ y ‘Enjoy The Ride’ también dejan claro su buen gusto a la hora de invitar a colaboradores.
14- PALMERAS NEGRAS
s/t
(Aloud)
Amantes de cualquier estilo al que le puedas poner el prefijo ‘post’, los almerienses palmeras negras nos presentan un debut en el que la sensibilidad y el atrevimiento son los únicos nexos de unión entre unas canciones que escapan de la uniformidad que se presupone necesaria para llegar a un público determinado.
Dándonos la bienvenida con la reposada ‘empezar (de nuevo)’, slowcore bajo las estrellas adornado con unos vientos y cuerdas que hacen inevitable pensar en American Football, el ahora quinteto aumenta progresivamente la intensidad en los siguientes cinco cortes. Pero como en la metáfora de la rana y el agua hirviendo, lo hacen de una manera tan sutil que casi ni te das cuenta, como si quisieran que el oído se fuese amoldando poco a poco a la tormenta que le espera un poco más adelante.
Así, en ‘ya no cabe el silencio’ ya aparece algo de distorsión y en ‘nunca fue importante’ toman por primera vez un riff como base del tema, aunque la voz de Jesús Barrau siga susurrándote, hasta que llegados a un punto, como si se hubiese colado un glitch, las guitarras adquieren grosor y nos deparan un final de alto voltaje. La producción del propio Barrau, imaginativa a la hora de combinar la calidez y naturalidad de los instrumentos con algunos efectos, es otro de los puntos fuertes del disco.
Cruzamos el ecuador con la post rockera ‘la isla de las flores’ que sirve de banda sonora a una locución extraída del cortometraje de mismo nombre del brasileño Jorge Furtado, y para el final salen a la superficie sus influencias más metal, acercándose al doom y con voces guturales en ‘si recordara’ y alternando furia con pasajes de un shoegaze más melódico en ‘me esfuerzo en olvidar’.
13- VIDRES A LA SANG
Virtut Del Desencís
(Abstract Emotions, Nafra Records, Negra Nit, Discos Macarras, Eternal Juggernaut Records)
Desde su retorno en 2018 con Set De Sang, Vidres A La Sang se ha convertido en una entidad en constante evolución hacia el abismo oscuro desde la emoción. Esta Virtut Del Desencís es otra gran obra de estas leyendas del metal extremo catalán y maestros absolutos del auténtico “negre metall mort”.
Sin necesidad de recurrir a la contundencia en la producción o distorsiones atronadoras paleolíticas, los de Terrassa lo apuestan todo a la emoción lírica y la intensidad de un sonido primigenio y melódico. Grabado, mezclado y masterizado por, la auténtica alma de Vidres A la Sang, Eloi Boucherie en su estudio Farm of Sound, nos ofrecen un trabajo orgánico e intenso. Un disco dividido en seis piezas, a cual de ellas más desgarradora, en las que Boucherie a la voz y la guitarra y sus huestes –Albert Martí a la guitarra, Marcos García al bajo y Jordi Farré a la batería – buscan poner nuestros sentimientos a flor de piel, desde la angustia con destellos de sufrimiento con una interpretación sin artificios y letras excelsas.
En esta segunda etapa, la banda ha ido mostrando un incipiente gusto por lo progresivo y con Virtut Del Desencís coronan la evolución buscada desde su vuelta: hacerse únicos, emocionantes e intensos a partes iguales.
12- EZPALAK
Gatza
(Patana Records)
En Gatza, Ezpalak vuelven a ir un poquito más allá, con nueve cortes que pasan en un suspiro sin dar tiempo a que la palabra altibajo aparezca por el camino. ‘Berandu’, ‘Nola Ahaztu’ y ‘Lalalalala’ forman una triada imbatible para comenzar; directas, accesibles, con una pizca de fuzz, sintetizadores casi imperceptibles que, sin embargo, dan cierto aire novedoso y ese chute de energía habitual que llevan tiempo patentando. Porque aunque sigamos escuchando las proclamas contestatarias de Joe Talbot (IDLES) en los prolegómenos de ‘Apurrak Jaten’, el tema acaba sonando a Ezpalak en el momento que llega la melodía.
Para corroborar que es aquí donde más ha crecido la banda tan solo hace falta escuchar ‘Erori’ o ‘Lo Nago’. En cualquiera de ellos, ya sea sobre un fondo punk o más alternativo, aparece un estribillo pulido y contagioso que te acaba por enganchar a las primeras de cambio con aparente facilidad. Pero no todos los ganchos llegan de esa forma, ahí está ‘Bidegurutzean’ justo al final para poner el contrapunto a tanta inmediatez en un tema oscuro y asfixiante. Recursos que en un momento dado también podría ser capaz de explotar la banda.
Grabado, mezclado y masterizado en Gaztain Estudioak por el propio Eñaut Gaztañaga (guitarra) de nuevo, Gatza es otro paso más en la confirmación de Ezpalak como uno de los valores más en alza del rock euskaldun. Además de ser un disco cortito y al pie que te pedirá darle otra vuelta una vez se haya acabado.
11- BARBARIAN SWORDS
Fetid
(Base Record Production)
Seis meses después de publicar Anti-Dogma Megaforce, el cuarteto catalán arremete con la segunda tanda del material que grabaron en el verano de 2022 junto a Javi Félez (Deströyer 666, Teitanblood, Graveyard) en Moontower Studios. Ignoro el motivo que les llevó a dividirlo en dos lanzamientos distintos, pero se agradece: haberlo digerido todo de golpe hubiese supuesto un desafío excesivo. También queda claro, una vez escuchados ambos, es que si en el anterior sacaron su espíritu más punk, aquí recuperan algo del doom black de sus inicios.
La realidad es que toquen más rápido o más lento, Barbarian Swords resultan igual de devastadores, pero haber rebajado unas cuantas marchas en estas seis piezas permite que las atmósferas, densas y descarnadas, adquieran más protagonismo y épica. Como si fueran sinfonías malditas, cada músico ejecuta sus partes para que se complementen a la perfección con el resto, pero, a la vez, sonando totalmente espontáneas, como si se estuviesen creando en el momento en el fondo de un pozo.
Aunque operen como conjunto, es inevitable citar la excelente labor de Uretra (Onirophagus) a la batería, manteniendo el pulso en todo momento y haciendo que cada golpe de caja te caiga como un martillo en los pasajes más doom de ‘Tandecrus, Smash!!’ o ‘Even Brave Men Fear Death’ o haciéndote temblar con los redobles de ‘Six Feet Of Justice’ con una segunda parte más heavy. Y cómo no, también hay que mencionar las voces de Von Päx, indescifrables, corrosivas y realmente demoníacas; como escuchar un exorcismo en directo.
Pese a tanta maldad sónica, igual hasta les da rabia, pero en momentos como ‘Not Even Light’, cuando los teclados de J.Pnzr se funden con la guitarra de Steamroller, Barbarian Swords consiguen algo parecido a la belleza cruzando esa fina línea que separa el dolor del placer, la majestuosidad del horror.
10- MOURN
The Avoider
(Montgrí)
Hace diez años Mourn sorprendían al mundo con un debut tan rematadamente bueno que hacía difícil creer que hubiera sido creado por unas menores de edad. Ni siquiera que dos de ellas fueran hijas de Ramón Rodríguez (Madee, The New Raemon) explicaba tanta madurez musical.
Desde entonces, la banda catalana ha vivido prácticamente de todo: batallas legales con una discográfica, giras por Europa, Estados Unidos o Japón, cambios de batería, proyectos en solitario… pero si algo se ha mantenido inalterable es la capacidad de Jazz, Leia y Carla para seguir haciendo buena música. Es una regla que tampoco se rompe en su quinto disco The Avoider, con el que abren una nueva etapa en el sello de los Cala Vento, Montgrí.
Con su habitual desparpajo, la portentosa algarabía de sus voces y guitarras se sucede tema tras tema con la misma frescura que nos sedujo en un primer momento. Es reconfortante encontrarse con una banda que todavía sabe sacar partido a los mismos elementos con los que miles de bandas de indie rock vienen jugando desde hace 30 años, sino más, y que lejos de sonar predecibles o excesivamente familiares piezas como ‘Could Be Friends’ (hitazo al canto), la grungy ‘Headache’ o la hipermelódica ‘Aftertaste’ te contagien con su excitación.
Solo en un par de momentos Mourn se desvían del camino habitual, en la más post punk ‘The Avoider’ con una pegadiza línea de sintetizador y ‘Heal Hill’, con una cadencia acústica que recuerda a ‘Jane Says’ de Jane’s Addiction, pero salen igual de victoriosas que cuando se despiden con una canción tan espectacular como ‘Specter’ con un ritmo que va subiendo y bajando de intensidad sin que casi te das cuenta. Mourn siguen creciendo, en todos los sentidos, y afortunados somos de ser testigos.
9- CAROLINA DURANTE
Elige Tu Propia Aventura
(Sonido Muchacho)
Lejos de quedarse anclados en la fórmula que les llevó al éxito con temas como ‘Cayetano’ o ‘Perdona (Ahora Sí Que Sí)’, este nuevo álbum muestra a una banda dispuesta a arriesgar, explorar nuevas direcciones y, lo más importante, divertirse en el proceso. Desde la primera escucha, queda claro que Carolina Durante quiere hacer honor al título del disco. Cada canción es un capítulo que nos invita a tomar un camino diferente, pasando de la urgencia punk que siempre ha sido su sello a incursiones en territorios más melódicos, definitivamente pop.
El disco arranca con ‘Joderse La Vida’, una patada en la puerta que recuerda por qué nos enamoramos de ellos en primer lugar. Es Carolina Durante en su estado más puro: guitarras abrasivas, letras ácidas y ese carisma casi adolescente que nunca parece agotarse pese a su nihilismo. En esa línea más gamberra tenemos ‘Tomé Café’, un chupinazo homenaje a la bebida preferida de los Descendents, ‘Misil’, en la que cambian el escenario de sus juergas de Madrid a Barcelona (genial el final con ese «un, dos, tres, cuatro») o ‘Monstruo’ con un inesperado solo de ¿sitar?
Sin embargo, el verdadero mérito del álbum es su capacidad para sorprender. Y no hablo de la colaboración no anunciada de Rosalía en ‘Normal’. Canciones como ‘Elige Tu Propia Aventura’, balada con instrumentación acústica, la britpopera ‘Tempo 2’ (aquí de nuevo están de fiesta en Madrid), la irresistible ‘Hamburguesas’ con uno de sus estribillos más logrados de su carrera, o la más épica ‘Probablemente Tengas Razón’ (aquí el solo es de trompeta), demuestran que aunque bajen las revoluciones y le quiten distorsión a las guitarras, su impacto no disminuye.
En definitiva, Elige Tu Propia Aventura es un álbum que confirma a Carolina Durante como una banda que no está dispuesta a estancarse. Puede que no tengan todas las respuestas, pero eso es parte de su encanto. Al fin y al cabo, la aventura no sería tan emocionante si supiéramos cómo termina.
8- APHONNIC
Crema
(Maldito)
Pese a no haber alcanzado nunca el status que muchos creemos merecido, Aphonnic pueden presumir de estar en el mejor momento de su carrera, una travesía de fondo que a lo tonto cumple más de 20 años. Desde que en Héroes dejaran atrás su pasado nu metalero encontrando una fórmula mucho más personal, los gallegos cuentan sus discos por victorias. Y no solo eso, sino que cada una de ellas ha sido mayor que la anterior.
Con la presión de recoger el testigo de La Reina, su cénit creativo, y tras un empalagoso título y diseño de portada que nos puso en alerta a más de uno, se esconde Crema. El motivo de insinuar tanto dulzor no es otro que jugar al despiste en ‘Azúcar de Algodón’ como siempre lo han hecho, un tema inicial marca de la casa con el consumo musical predominante como fondo, pero que podrías interpretar de cualquier otra manera. Y es que, pese al estribillo del adelanto ‘Melodía Antifascista’, muy festivo y de barra de bar para lo que estamos acostumbrados, se trata de un trabajo continuista donde brillan todos los elementos que han hecho a Aphonnic definir su sonido.
Todo un acierto que estas pequeñas pinceladas, firmadas siempre con su sello personal con frases impagables, no se pierdan con el tiempo como hemos visto en tantas otras bandas. Seguramente Crema no impacte como La Reina, ni llegue a sus picos más altos, pero igualmente supone una victoria más en su trayectoria.
7- SKYLINES
Nostalgia Histérica
(True Believers)
Esta vez, en lugar de avanzar un pasito más allá, los madrileños han dado varias zancadas que les sitúan finalmente en la que debería ser la casilla de salida para comenzar a armar un discurso totalmente personal. Empezando por esa mudanza al castellano en las letras que a buen seguro fortalecerá la conexión que sus seguidores puedan experimentar de ahora en adelante.
Eso se ve en ‘El Mismo Día Todos Los Días’, donde no sientes en ningún momento que estés ante otra banda. La transición se ha realizado de manera natural, sin que resulte forzada y haciendo reconocible un sonido en el que trío se siente más que seguro. Esa confianza les permite probar recursos tan sencillos pero a la vez inteligentes como relajar la tensión de ‘Vuelve Octubre’ al llegar a un estribillo cuyo mensaje sobre tocar fondo ante la depresión y la ansiedad hará que a más de uno le toque la fibra sensible.
Aunque la mayor sorpresa la encontramos al llegar a ‘22 Anclas’. Un dueto junto a Sara Villoria de Árida y Veracrvz de arranque susurrado que acaba mutando en un muro de guitarras shoegaze que podría haberse extendido mucho más allá de sus brevísimos dos minutos. Por suerte, esa vertiente hasta ahora inédita en su música reaparece en la conclusión de ‘Nebelmeer’, combinando sonoridades cercanas al post rock (así, como lo lees) con su fuerza habitual, abriendo una prometedora senda a explorar en próximos capítulos.
A pesar de su título, Nostalgia Histérica no mira al pasado con añoranza (al menos en lo musical), sino que encara el futuro con espíritu renovado al tiempo que se enorgullece de las heridas cicatrizadas. Es evidente que la evolución a lo largo de estos diez años ha sido notable, pero ahora mismo solo puedo pensar en hasta dónde podrán llegar Skylines dentro de otra década. Sea como sea, espero estar en primera fila para presenciarlo.
6- ALCALÁ NORTE
Alcalá Norte
(Balaunka)
Tiraremos de eso tan manido diciendo que son el grupo del momento, pero añadiremos que si todos fueran como ellos, bienvenidos sean. Pese a este hype que les rodea, Alcalá Norte tampoco es que hayan salido de la nada. Llevan ya tres años poniendo codos para hacerse un sitio en la escena y buscando las piezas adecuadas para todo encaje. La solidez de la que hace gala su debut, o que calificar su propuesta sea mucho más complejo de lo que pudiera parecer, avalan que las han encontrado.
Si bien la etiqueta post punk es la que te viene a las primeras escuchas, gracias principalmente a una sección rítmica que en más de un momento es la conductora de las canciones, la paleta musical de Alcalá Norte es bastante más amplia de lo que se les presupone. De hecho, el gran mérito de la banda es que a pesar de que puedan recordarte a The Smiths -las guitarras de la inicial ‘La Sangre Del Pobre’ son puro Johnny Marr- o a unos Nine Inch Nails de extrarradio –¿no es eso lo que podemos escuchar en ‘Westminister’?-, al final, su sonido goza de una coherencia que seguramente sea la clave para que hayan conectado con tanta gente distinta. Si a eso le sumamos una voz característica, la de Álvaro Rivas, y unas letras que podríamos calificar de costumbrismo dark, el misterio de su éxito deja de serlo tanto.
Por el camino, nos encontramos trazos del punk inglés más guerrillero en ‘Langemarck’ o el más melódico, caso de ‘Superman’; teclados juguetones vía new wave en ‘420N’, o aires a Parálisis Permanente en ‘El Rey De Los Judíos’, una reinterpretación de ‘Cosquilleo’ de La Paloma. Por tener, hasta tienen ese hit pop que cambia una carrera de la noche a la mañana como es ‘La Vida Cañón’, un tema sencillamente perfecto cuyo título ya forma parte de la jerga twittera.
5- BALA
Besta
(PIAS)
Grabado en los estudios Ultramarinos Costa Brava bajo la tutela del gran Santi García, que consigue un sonido “grueso” gracias a su buen hacer, nos encontramos a unas Anxela y Violeta en estado de gracia. Es una nueva vuelta de tuerca a su sonido, una evolución hacia terrenos más punks, más stoners, reminiscencias grunge, y algún toque gótico y folk envuelto en ese muro de sonido tan identificable.
Bala abordan lo más punk en ‘Equivocarme’, ‘Inmutable’ y ‘Verde’ que resultan una continuación lógica de Maleza, rockandrolleras y rápidas. ‘No Eres’ y ‘Nada más’ transpiran desierto por todas partes, densas y más pausadas en el ritmo. Violeta se hace con los registros más graves en unas voces dominadas por Anxela, mucho más aguda y rabiosa que nunca. ‘Estás’ es una oda a la amistad más fraternal, con un aire L7 y el movimiento riot grrrl! que le sienta la mar de bien, ¡y ojo a ese riff final tan Kyuss! El medio tiempo ‘Jugar’ vuelve apostarlo todo a un riff duro y denso, con mención especial al juego de voces dobladas. La contundente ‘Todo Mal’ pone el broche final con velocidad y mala hostia.
Ana Curra, una institución (contra)cultural de los 80s gracias a su paso por los Pegamoides y Parálisis Permanente, entre otras cosas, pone su grano de arena en dos temas: ‘Equivocarme’ en la que también participa Lauris Punkis de Grima y la agitadora Dani Miller. Su siguiente aparición es en la soberbia ‘3 Veces’, una oda reivindicativa de autodefensa feminista recuperando el mito de las brujas, en la que sorprenden esas notas de piano fantasmales, arrastrada como un hechizo, guitarras zigzagueantes como un ritual y la intensidad punk. También participan Tanxugueiras en el tema homenaje a Kurco, perro fallecido de Violeta, ‘Ouveo’, una incursión en el folk gallego que añade una nueva sonoridad a Bala, un toque diferente en el disco y en el que las eurovisivas dejan su sello de identidad. En este caso, todas las colaboraciones suman.
Besta es su álbum más exigente hasta la fecha, en el que han optado por meter capas de influencias nuevas, experimentar con algunos detalles que enriquecen y añaden variedad a un sonido más que consolidado, pero esas letras tan directas van a ayudar a que conectes con esta nueva colección de canciones a la primera.
Siempre activistas. Siempre honestas. Siempre contundentes. Bala son Bala.
4- SVDESTADA
Candela
(Long Legs Long Arms Records/Shove Records)
Candela es una buena hostia en toda la cara que no sabes de dónde te viene. Un sonido demoledor, cristalino y contundente con temas rápidos, cortos y directos, con riffacos inabarcables, una base rítmica acelerada -vaya máquina Eder de la Cámara tras los parches- y letras llenas de dolor, angustia y desesperación en las que cuando parece que encuentras la salida a la asfixia, la frustración te engulle. Svdestada hacen gala aquí de un trabajazo lírico muy difícil de superar.
Sin dar respiro alguno van encadenando tema tras tema desde la inicial ‘Nudo’ hasta la final ‘Candela’ con la ansiedad vehiculada por guitarras corrosivas y voz desgarrada, sin dejar ningún detalle al azar. Todo cuidadísimo, desde el artwork, a las letras, pasando por una producción nada fácil, con un resultado alucinante, Evidentemente, hay puntos álgidos como ‘Amargor’, ‘Cierzo’ y esos picking de guitarra tan post metal, la tralla enajenada de ‘Sinvivir’ o los casi 12 minutos de la majestuosa ‘Candela’, en la que se hacen evidentes los aromas a los franceses Celeste con una épica atmosférica magnética.
Svdestada han dado un salto colosal de madurez, sin ablandadarse, profundizando en sus puntos fuertes y añadiendo épica a sus composiciones. Oscuridad, rabia y angustia. ¿Signo de nuestros tiempos? Sí. Y Candela lo retrata a las mil maravillas.
3- BIZNAGA
¡Ahora!
(Montgrí)
Merecidamente, Bremen No Existe supuso un impulsó en la carrera de Biznaga y por eso no debería sorprendernos que ¡Ahora! sea una continuación, conceptual y musical, de aquel profundizando, incluso más, en algunas de sus virtudes.
Desde que Álvaro grita «¡Ahora!» en el inicio de ‘El Futuro Sobre Plano’, nos encontramos una sucesión de hits digna de recoger el testigo de ‘Madrid Nos Pertenece’ o ‘Contra Mi Generación’ usando sus mismas armas, pero refinando todavía más la instrumentación con algunas guitarras acústicas o sintetizadores sirviendo de colchón a los pegadizos punteos de guitarra de Torete, añadiendo más coros ,o jugando con los tempos para dotar a temas como ‘Lorazepan Y Plataformas’ de un mayor dinamismo.
La banda, y en particular el bajista Jorge Navarro, está recibiendo un montón de elogios por sus letras. Me sumo a ellos. Con una sencillez que solo se consigue a base de tirar a la basura un montón de esbozos, Jorge vuelve a ofrecernos un retrato crudo y descarnado de los problemas cotidianos a los que nos enfrentamos impotentes cada vez que suena el despertador.
Haber rebajado la ‘suciedad’ del sonido de sus primeros discos no hace sino subrayar la claridad del mensaje: todo está conectado y nada es casual. El mismo sistema que permite la explotación del protagonista de ‘Requiem Por Un Rider’ es el que ha puesto por las nubes el precio del alquiler a la pareja rota de ‘Espejos De Caos’, y les acaba vendiendo ‘Benzodiazepinas’ para convertirlos en zombies sin posibilidad de recuperar ‘El Entusiasmo’. El panorama es desolador, pero habrá esperanza mientras canciones tan buenas como las de Biznaga sigan colándose entre sus grietas.
2- GORKA URBIZU
Hasiera Bat
(Only In Dreams)
Si cada amanecer es una nueva posibilidad para corregir nuestros errores y dirigirnos hacia ese esquivo objetivo de encontrar la felicidad, Hasiera Bat (Un Comienzo) es el punto de partida con el que Gorka Urbizu empieza un nuevo capítulo terminado el trayecto al frente de Berri Txarrak.
Ha tenido la inteligencia para no apresurarse en su retorno, para tener paciencia y esperar a que las canciones vinieran a él, en lugar de ir a buscarlas. O como mínimo, eso transmiten. No todo el mundo dispone de la oportunidad, o el privilegio, de trabajar sin prisas, o quizá es que no todo el mundo tiene la capacidad de resistirse al vacío.
Probablemente por eso estas diez canciones suenan tan hermosamente huecas, con Gorka y los músicos que lo acompañan -Joan Pons (El Petit de Cal Eril), Jordi Matas, Ferran Palau e Ildu- utilizando solo aquello imprescindible para que cuando se rompe el silencio signifique algo. Como si fueran haikus musicados, su grandeza se encuentra en su modestia, en el peso de cada nota, de cada palabra.
Ya sea con arreglos más jazzies de la inicial ‘Maitasun Bat’ (‘Un Amor’), con melodías más pop como en ‘Teoria Bat’ (‘Una Teoría’), con la pulsión de ‘Trent Bat’ (‘Un Tren’) y ‘Sube Bat’ (‘Un Incendio’) tan lejos y tan cerca del segundo disco de Denbora Da Poligrafo Bakarran de Berri, con el ritmillo ochentero de ‘Toki Bat’ (‘Un Lugar’) que me ha hecho pensar en Hall & Oates, o la belleza contemplativa de ‘Janela Bat’ (‘Una Janela‘), Hasiera Bat es un disco que respira verdad por todos lados. La verdad que tenemos a un palmo de nuestras narices, pero no somos capaces de ver porque estamos demasiado distraídos mirando el dedo en lugar de la luna.
1- VIVA BELGRADO
Cancionero De Los Cielos
(Fueled By Salmorejo)
Hay dos cualidades que valoro muchísimo en una banda: la valentía y la honestidad. Los cordobeses Viva Belgrado van sobrados de ambas en Cancionero De Los Cielos, un cuarto disco -editado con su propio sello Fueled By Salmorejo- al que no le falta ni le sobra absolutamente nada.
Con unos cimientos bien asentados sobre el screamo y el post hardcore, Viva Belgrado han ido construyendo un sonido propio que absorbe de manera totalmente orgánica influencias del shoegaze, el indie rock, el pop o el hip hop. Lo que en el anterior Bellavista (2020) sorprendía o chocaba, aquí ya lo hemos asimilado como parte de una inquietud musical que parece no tener fin. En otras bandas quizá nos chirriaría que el trapero Erik Urano apareciera rapeando en ‘Jupiter And Beyond The Infinite’ entre un mar de teclados cósmicos, que ‘El Cristo De Los Faroles’ se sostuviera sobre un ritmo latino, o la preciosa delicadeza con la que moldean ‘Elena Observando La Osa Mayor’, su primer tema sin rastro de guitarras, pero no en ellos. Como tampoco chirría encontrarnos, de nuevo, unas letras que podrían parecer pedantes si no fuera porque son absolutamente genuinas.
Una de las citas más célebres en lo que se refiere a escritura es «escribe sobre lo que conoces», atribuida a Mark Twain, y Cándido Gálvez la cumple a rajatabla desnudándose emocionalmente al mismo tiempo que confronta su afán exhibicionista o su propia vanidad. «Mi mejor enemigo en mi reflejo», canta en la ardiente ‘Gemini’. Mostar esas contradicciones es el precio a pagar de alguien que no tiene miedo en bajar a ‘la mina’ para encontrar una nueva canción que nos rompa el corazón con frases como «Y evitarnos para siempre el hilo en la mejilla en forma de interrogación en la despedida cuando en la puerta de embarque ninguno se atreve a decir ¿Y si no te vuelvo a ver?» en ‘Elena Observando La Osa Mayor’.
Perfectamente secuenciado, Cancionero De Los Cielos nos eleva al espacio exterior y nos sumerge en los pozos del alma. Lo macro a partir de lo micro. Gritos y susurros, descarnadas distorsiones y momentos de calma se alternan en un viaje apasionante que culmina con dos hitazos como ‘Perfect Blue’ y ‘Un Tragaluz’, las canciones más melódicas y accesibles del lote.
Merece la pena mencionar que el tándem formado por Raúl Pérez y Santi García supo capturar todos los sonidos generados en los estudios La Mina de Sevilla para dar el protagonismo adecuado a cada instrumento en el momento preciso para que en ningún momento se rompa el hilo narrativo. El hilo de la vida que une nuestras ambiciones con nuestras limitaciones.
Escucha nuestra playlist con una selección de temas de los 20 discos: