Nos encontramos ante una avalancha de publicaciones para la que no encuentro precedentes. Napalm Records presiona por ahí, Nuclear Blast promete por allá, pero hay que seguir hilando fino, nunca perder de vista el underground, y así, por tarde que aparezca esta crítica, hacer justicia a esas pocas joyas que este año lograrán perdurar en el tiempo. Y es que desde ya lanzo una advertencia: no me tomaré en serio ningún top de 2021 que no contenga Onde Calan Os Corazóns, Ruxen As Pedras de Lóstregos.
Grabado por Paco Liaño en el Estudio Treboada y, cómo no, mezclado y masterizado por Javi Félez en Moontower Studios, el segundo álbum de los de A Coruña puede calificarse de osadía. Partiendo de la base de “ejecutar black metal de corte melódico y pagano inspirado en el folklore ancestral de la cultura galaica”, Lóstregos van mucho más allá de esta premisa inicial. Básicamente, y quizá sin darse cuenta, la destruyen.
Cierto es que dentro del universo metálico atávico siempre ha habido grupos cuya personalidad musical ha roto ciertos esquemas, caso de Kampfar, pero la disparidad de influencias y elementos alejados de los preceptos clásicos que los gallegos imprimen en estos largos y audaces cuatro cortes, y lo que es más importante, lo perfectamente ensamblados que están, es lo que eleva este trabajo muy por encima de la media.
Una agonía entre llamas es el prólogo de ‘Deidades Da Noite/Ritos De Morte’, una canción que consigue inocularnos toda la oscuridad que promete. El sonido es real, noventero, y no pasa demasiado tiempo hasta que Lóstregos nos emocionan con salidas épicas. Desde luego, esa posterior cabalgada con el bajo en nuestras narices no la podría pronosticar ni el mismísimo Nostradamus, y qué bien sientan esos teclados de los primerísimos Enslaved.
Igual estoy pirado, pero esa introducción guitarrera antes de que el black estalle en ‘Lamentos No Medulio’ me ha recordado al …And Justice For All de Metallica, y lo suelto sin ruborizarme porque a lo largo de la canción, y del álbum, aparecerán ingredientes aún más alejados de lo que se presupone en su estilo. Más de 14 minutos y medio directos al corazón, incursión entre rockera y hardcore incluida, que enorgullecerían hasta a Quorthon.
Tras esta poderosa demostración de agitación creativa, ‘O Meigo Das Pedras’ puede saber a poco. ‘Puede’, nótese mi intencionalidad, porque su adscripción a los postulados del estricto pagan black no impide que éste sea un tema de tomo y lomo, ejemplar en formas y ejecución.
Mal fario y cuervos para que una batería muy Black Sabbath y un riff todavía más Tony Iommi abra ‘Bisbar Que Emana Do Ventre Da Terra’, la última genialidad de Onde Calan Os Corazóns, Ruxen As Pedras. Se lo toman con calma, sus desarrollos efectivamente te conectan con sus raíces y, de pronto, sin que te des cuenta, ya han vuelto a conquistarte otra vez. Tomarías la espada por Lóstregos si te lo pidieran.
Cuando superado su ecuador salen a relucir las guitarras dobladas en ese parón, y el charles se queda solo, y aparecen tantos otros detalles de arrogante excelencia, como ese solo descomunal con la pausa de un David Gilmour, sabes que no puedes escatimar con la nota de este álbum, que hay que decir las cosas como son: Lóstregos han dado en el centro de la diana con esta obra; el cuarteto ha publicado un disco sensacional de veras.
Esto sí que es la auténtica Voz de Galicia, y no el periodicucho ése. Berobreo, ven a mí.
PAU NAVARRA