Con semejante nombre, no hace falta ser muy avispado para intuir que a Lucifer les seduce el lado oscuro de la vida. Si bien es cierto que jamás lo han ocultado tanto por su música como por la imaginería que despliegan, nunca antes había sido tan evidente como en su cuarto trabajo.
Al igual que muchas otras formaciones que se están apuntando a volver a publicar nuevos discos apenas un año después (cosas de la pandemia), a la banda de Johanna Sadonis solo le ha llevado 19 meses dar continuidad a Lucifer III. Se nota que la presencia de Nicke Andersson no solo ha afectado al funcionamiento del grupo a nivel de composición y producción, sino que ha terminado por imponer su férreo ritmo de trabajo como ya hiciera en Imperial State Electric. Así pues, Lucifer IV nos vuelve a traer ese sonido a medio camino entre el doom y el hard rock de los 70’s, pero esta vez con un importante componente siniestro.
Sea con títulos descaradamente explícitos, esa portada con Sadonis crucificada o ciertos arreglos, los suecos presentan su obra más tenebrosa en cuanto a temática. Y porque no decirlo, probablemente la más completa.
‘Archangel Of Death’, ‘Crucifix (I Burn For You’ y ‘Bring Me His Head’ (esta última con un regustillo AOR irresistible) mantienen la fórmula que tan bien les ha funcionado hasta ahora. Guitarras en primera línea de batalla con los mástiles en alto, la voz imponente de Johanna reinando por encima de todos y Nicke dirigiendo a la banda desde la retaguardia de su batería. Pero además, esta vez hay alguna que otra sorpresa escondida.
El ceremonioso órgano de iglesia que nos introduce a ‘Mausoleum’ ya da pie a pensar que Lucifer han estado probando nuevas ideas en el estudio. Y la verdad es que les sientan terroríficamente bien. ‘Nightmare’ se inicia con una melodía de piano que podría sonar en cuanto cruzas la puerta de una casa encantada, del mismo modo que la instrumental ‘Funeral Pyre’ quedaría genial en los títulos de crédito de una película de terror clásico. Tampoco podía faltar a la cita el obligado guiño a Black Sabbath, así que en ‘Wild Hearses’ y ‘Cold As Tombstone’ sacan a pasear sus riffs más pesados, antes de que en ‘Phobos’ se peguen otro festín de guitarrazos.
Que Lucifer IV haya aparecido en pleno fin de semana de Halloween podría parecer más un capricho del matrimonio Andersson que una simple casualidad, pero esta vez hay que decir que el resultado les ha quedado de miedo.
GONZALO PUEBLA