No es nada frecuente que un músico que ha conseguido un gran éxito en un determinado estilo haga un giro de 180º y decida cambiar totalmente el rumbo de su carrera. ¿Os imagináis a Billie Joe Armstrong lanzando un disco de hip hop? Pues más o menos eso, pero a la inversa, es lo que acaba de hacer Machine Gun Kelly.
El rapero conocido por sus disputas con Eminem, sus pinitos como actor en The Dirt interpretando a Tommy Lee, y, para los cotillas, por ser el novio de Megan Fox, se ha olvidado de las rimas y los beats (casi por completo) para, en su quinto álbum, adentrarse en el mundo del pop punk que tanto le marcó en su adolescencia. Porque si algo se nota escuchando escuchando el disco es que el tipo ha mamado esta música, hasta el punto que casi podríamos decir que, por encima de todo, Tickets To My Downfall es un homenaje a un género que dominó las listas de ventas la primera década de los 2000.
En sus canciones reconocerás rápidamente guiños a bandas como Yellowcard, All Time Low, New Found Glory, Good Charlotte, Simple Plan o, naturalmente, Blink-182. Que el propio Travis Barker colabore aquí como productor y batería le da cierta credibilidad a esta aventura, además de garantizar que suenen algunos redobles increíbles, claro.
Sin tener una voz especialmente memorable, hay que reconocer que MGK le saca todo el partido posible y, en algunos momentos, le aporta un punto de aspereza necesario ante todo el azúcar que lo envuelve. Pese a que lo genérico que el disco pueda sonar, es innegable que algunos de sus temas son realmente pegadizos, y de eso se trata ¿no? Ahí están ‘Bloody Valentine’, ‘Forget Me Too’, un dueto con una Halsey también metida a punker, la muy Blink ‘Concerts For Aliens’, ‘Jawbreaker’ o ‘My Ex’s Best Friend’ en la que, aquí sí, mete algo de rap colaborando con blackbear.
Machine Gun Kelly ha comentado que espera que con este disco muchos jóvenes que ahora sólo escuchan pop o hip hop se enamoren de nuevo de las guitarras. Es muy posible que no lo consiga, pero es de agradecer que al menos haya alguien intentándolo.
DAVID GARCELL