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MAD SQUAD – ‘Mad Squad’

Eric Fuentes resucita su banda de metal.

La última vez que entrevisté al bueno de Eric Fuentes hace un par de años me comentó que sus planes de futuro eran continuar con su labor como productor de jóvenes promesas (con los exitosos Cala Vento a la cabeza), además de seguir tocando con The Unfinished Sympathy. Pero que también había empezado a retomar el pulso a Mad Squad, la primera banda que tuvo en el instituto allá por la primera mitad de los 90.

Junto a un par de amigos de toda la vida, Akira Taniguchi al bajo y Pau Artigues a la batería, practicaban un metal crossover en la línea de referentes como Nuclear Assault, Suicidal Tendencies o Sacred Reich. En su momento llegaron a registrar un par de demos que vieron la luz en formato cassette y que ahora, más de 20 años después, han puesto al día regrabándolas en los Ultramarinos Costa Brava del sempiterno Santi García.

Un ejercicio de nostalgia pero ejecutado con la perspectiva que les da la experiencia obtenida a lo largo de todo este tiempo. Porque por mucho que sus influencias vengan del  thrash de los 80, ni mucho menos estamos ante un ejercicio de estilo, sino que el debut de este Escuadrón Loco tiene su propia personalidad.

La producción, como no podía ser de otra manera tratándose de un maestro como Santi, es potente, pero ni mucho menos estamos hablando de lo que podríamos escuchar en un álbum de Slayer o Anthrax. Si a eso añadimos que en ‘Far Out’ y ‘Crawling’ se atisban melodías e incluso algo de post hardcore, es fácil intuir que aquí Eric ya empezaba a plantar las bases de lo que vendría a desarrollar en posteriores aventuras a lo largo de su carrera.

Lo único que aquí lo hace desempolvando una serie de riffs (‘Unexpected’, ‘Misery Acomplished’, ‘Heroes In Bodybags’) que debe de haber disfrutado tocando como aquel chaval de quince años que montó un grupo con sus colegas de clase.

BONUS TRACK CON… ERIC FUENTES

Mad Squad fue el primer grupo que tuviste cuando estabas en el instituto con los colegas de toda la vida. ¿Qué me puedes contar de aquella época?
«Así es, era 1989 y teníamos 14 años. Hacíamos campana de las asignaturas que nos aburrían y en lugar de ir a jugar al futbolín, el profesor de religión nos acogía en su despacho, que siempre estaba abierto a todo el mundo y que tenía un par de guitarras del Domund. A pesar de llevar camisetas heavies con temáticas no bien vistas por la religión, y de ser nosotros completamente ateos y cursar la asignatura de ética en lugar de la de religión, encontramos en ese buen hombre entusiasta de la música el primer sitio para reunirnos y tocar canciones de Kortatu, Metallica y los Ramones. Del despacho de religión pasamos a la sala de actos donde había una batería, y ahí empezamos a tocar como una banda. A partir de ahí preparamos un set de canciones propias y versiones de Megadeth, Metallica o Pantera que con los años pasaron a ser de Bad Religion, NOFX e incluso REM. Esto fue entre 1989 y 1995, período en el cual grabamos dos cassettes e hicimos algunas decenas de conciertos por Institutos de Bachillerato y pequeños clubs de heavies».

¿Cuándo y cómo te empezó a picar el gusanillo de volver a reunir a la banda?
«Nuestra amistad ha permanecido intacta desde entonces y siempre fue recurrente hablar de volver a tocar. Creo que el detonante fue que a ciertas edades y con familias de por medio es cada vez más difícil ver a tus amigos a no ser que tengas algún proyecto de trabajo u ocio en común. Plantearnos realmente volver a tocar significaba asegurarnos de tener un proyecto común otra vez que resista a la dificultad de verse en los días que corren».

Si no me equivoco, el disco en realidad son las demos que ya publicasteis en su día hace más de 20 años, pero regrabadas en Ultramarinos Costa Brava con Santi García. ¿Todo lo que está en el álbum es idéntico a entonces o habéis metido algo nuevo?
«Cogimos las 10 canciones propias que siempre habían formado parte de nuestro repertorio y cassettes, las destripamos una por una y las cambiamos radicalmente, manteniendo las partes o ideas que nos parecían acorde con nuestros gustos contemporáneos y la experiencia adquirida. Pasamos del catalán al inglés, aceleramos los tempos, cambiamos la aproximación vocal y eliminamos todas las partes que nos parecían demasiado tópicas en el mundo del metal».

Me ha sorprendido mucho la producción, porque si bien es cañera, no tengo la impresión que lo sea mucho más que las canciones más punkis que haces con The Unifinished Sympathy o en solitario. No estamos ante un disco de metal al uso, digamos. ¿Era un poco vuestra intención a la hora de grabarlo?
«Hablamos con Borja y Santi para explicarles que no queríamos sonar como las bandas de metal que aparecieron a partir de los 90. Hay un punto en que el sonido de Fear Factory, Pantera y más tarde el nu-metal se vuelve poco agradable para nosotros; un exceso de afinación grave, un sonido de batería sintético y unas guitarras tan procesadas que pierden la naturalidad. Cambiamos pastillas de guitarra y trabajamos a fondo las distorsiones para encontrar un sonido agresivo aunque cálido y natural, que en el fondo es el que nos gusta y sabemos utilizar, quizás por nuestra filiación al punk y al hardcore y no tanto al mundo del metal».

GONZALO PUEBLA