Hacer una crítica de un álbum como este debut de Mammoth WVH sin mencionar todo lo que hay detrás, es del todo imposible. Es más, el propio Wolfgang Van Halen no ha querido disimularlo, usando sus iniciales en el nombre de la banda y rescatando ese Mammoth, que era como se llamaban Van Halen en sus inicios antes de convertirse en una las bandas más grandes e influyentes de la historia.
Querer ser músico y ser hijo de Eddie Van Halen no debe de ser tarea fácil, pero Wolfie está superando todos los prejuicios convenciendo incluso a los más escépticos. Este primer álbum de su proyecto personal -tan personal que toca todos los instrumentos y compone todas las canciones- es la prueba final de que estamos ante un músico que, más allá de su famoso apellido, puede dejar huella dentro del rock mainstream en los próximos años
Como ya ha ido demostrando en los adelantos previos, empezando por aquella primera ‘Distance’ (un maravilloso medio tiempo dedicado a su padre que pilló a todos desprevenidos de lo buena que era), la influencia de Van Halen es prácticamente nula, más allá de compartir la vocación de facturar canciones para ser tocadas en grandes recintos.
Mammoth WVH es un álbum de heavy rock moderno que podemos encuadrar en ese perfil de bandas como Alter Bridge, Shinedown, o incluso Disturbed o Foo Fighters, si nos vamos a los extremos, perfectamente ejecutado y con el suficiente gancho para sonar en las emisoras de classic rock. Ésa es la parte buena del álbum. Canciones con estribillos resultones, caso de ‘Horribly Right’ o ‘Don’t Back Down’, y cierta variedad estilística, desde buenos medios tiempos al hard rock de estadio como ‘Circles’ o ‘You’re To Blame’.
Pero si en algo suelen fallar los proyectos en solitario es en la ausencia de filtro. El álbum acaba haciéndose demasiado largo, y haber dejado fuera tres o cuatro temas no le hubiese hecho ningún mal, ya que acabamos entrando en cierta monotonía dado que Wolfgang es un buen cantante, pero con pocos matices. Sin duda, alguna visión externa no le hubiese venido mal para oxigenar un poco el disco.
Pese a todo, no olvidemos que esto es un primer álbum, y aunque cada vez es más complicado que artistas de este estilo vendan discos -especialmente al público de la franja de edad en la que está el propio Wolfie- es más que probable que esto sea el inicio de una carrera en solitario longeva y con discos aún mejores por llegar.
RICHARD ROYUELA