No obstante, su handicap se encontraba en que estas no estaban lo suficientemente asimiladas como para acabar traduciéndolas en un resultado mínimamente personal. No en vano estamos hablando de un estilo súper poblado, ni que sea a nivel underground, dónde es necesario salirse de los tópicos y clichés para destacar por encima de una media que tan solo roza la superficie de un mundo lleno de posibilidades. Ese “debe” es lo que los del Vallès tenían pendiente de rectificar en su segundo intento.
Para ello, volaron hasta los Big Snuff Studios de Berlín para trabajar con Richard Behrens (un habitual en las grabaciones de Elder y Kadavar), volviendo a encargarse posteriormente de la masterización Peter Deimel en los franceses Black Box Studios como ya hiciera en 2021. Que también Error! Design haya dado forma y colorido a la cubierta refuerza la idea de continuidad tanto estética como sonora que se ha pretendido plasmar aquí.
Tras varias pasadas a Tyrants, podría decirse que Maragda tampoco han logrado plasmar ese álbum que les sitúe en la primera división del género. Pero también sería injusto no subrayar que cada vez van atinando mejor la puntería. Por ejemplo, en el punzante corte que bautiza el álbum, suenan a unos Slift más contenidos y no tan pasados de rosca. La dupla de bajo y batería es lo suficientemente sólida como para atreverse a tomar algún desvío entre desarrollos lisérgicos y ráfagas de contundentes riffs.
Es una constante que se va asentando a medida que avanzan títulos como ‘Endless’ (cuyo estribillo me recuerda a unos Baroness primigenios) o ‘My Only Link’, en la que entrelazan el stoner y el space rock con buenas dosis de melodía. La agresividad de la banda se deja notar igualmente en los alucinógenos teclados de ‘Sunset Room’ aderezados por un abusivo solo de wah-wah, así como el filtro de voz robotizado que utilizan en ‘The Singing Mountain’, o ‘Godspeed!’, sin duda la pieza que más va al grano de todo el tracklist.
‘Loose’ clausura el disco a modo de resumen de todo lo anteriormente expuesto, con una guitarra dando rienda suelta a toda clase de efectos mientras la base rítmica sostiene la estructura del tema. No es una obra redonda, pero Maragda están acercándose a la meta para dar con ella en un futuro próximo.
GONZALO PUEBLA