Desde que decidió retomar su carrera en solitario en la presente década, Mark Lanegan nos ha dado una de cal y otra de arena. Ha entregado discos de excelente factura (Blues Funeral) y otros que se podrían situar entre lo más prescindible de su catálogo (Phantom Radio).
Todos ellos siempre transitando por producciones más modernas y cercanas a ese interés en la la electrónica que tanto parecer entusiasmar al ex-Screaming Trees en la actualidad. Gargoyle parecía haber encontrado un justo punto de acuerdo entre su pasado y el presente, pero es aquí cuando aparece un Somebody’s Knocking que decididamente mira hacía adelante. Aunque Lanegan ha tenido en mente las influencias de New Order o Depeche Mode, se ha preocupado por darle al disco cierto punch rockero como se puede apreciar en ‘Disbelief Suspension’, ‘Stitch Up’ y ‘Gazing From The Shore’.
El problema es que no todo el álbum está al mismo nivel. Mientras que en ‘Paper Hat’ (¿soy el único al que le recuerda a su etapa con Soulsavers?) y ‘Two Bells Ringing At Once’ sigue haciendo valer su timbre grave y rocoso, en otras como ‘Dark Disco Jag’, ‘Name And Number’ o ‘War Horse’ se echan en falta matices más cálidos entre tantos teclados y ritmos procesados.
La pieza central, ‘Penthouse High’, vendría a ser la hermana gemela de aquella ‘Ode To Sad Disco’, pero con una dosis menor de inspiración. Está claro que Lanegan va a la suya, sin preocuparse de las nuevas tendencias o de revisitar sus raíces. Pero me temo que en esta ocasión se ha pasado de frenada con un trabajo irregular. Confiemos en que su musa vuelva llamarle pronto a la puerta.
GONZALO PUEBLA