Para ser una banda acostumbrada a dejar volar su creatividad sin límite, hasta resultaba raro que Mastodon no se hubieran atrevido todavía a lanzar un álbum doble. Al fin y al cabo, una obra de estas características es casi imprescindible para entrar a formar parte del canon de la música progresiva.
Porque no nos engañemos, aunque el cuarteto de Atlanta empezó como una banda más cercana al sludge metal, en su corazón siempre ha habido un lugar para bandas como Pink Floyd, Rush o King Crimson. Es una tendencia que ha ido ganando cada vez más peso en sus discos, y que en Hushed And Grim han liberado totalmente. Cortes como ‘Peace And Tranquility’ o ‘Gobblers Of Dredg’ son auténticos delirios en los que los músicos suenan desatados. Siempre habrá nostálgicos que añoren los tiempos en los que la banda te aplastaba como una apisonadora, o que prefieran la gravedad de Neurosis, pero incluso ellos tendrán que reconocer que una obra como esta solo está al alcance de unos pocos.
Su octavo álbum es a la vez el más contenido y el más expansivo que han publicado hasta ahora. Inspirados por la muerte de su manager Nick John, fallecido en 2018, Mastodon nos ofrecen hora y media de música en la que transmiten un amplio espectro de emociones, desde la tristeza a la rabia, a la felicidad por haber podido compartir vivencias con un ser querido, ni que fueran menos de los deseados.
Después de casi dos años en los que casi todo el mundo ha tenido que procesar alguna muerte cercana, Hushed And Grim adquiere una potencia extraordinaria. Pese a que en discos como Crack The Skye o The Hunter, la banda ya había abordado la pérdida de los hermanos del batería Brann Dailor y el guitarrista Brent Hinds, nunca antes sus canciones habían transmitido tanta emotividad, sobre todo en las interpretaciones vocales.
En ‘The Beast’, por ejemplo, el bajista Troy Sanders casi suena como Chris Cornell mientras el guitarrista de blues Marcus King aporta unos elegantes fraseos. Casualidad o no, en la preciosa balada acústica ‘Had It All’ es Kim Thayill de Soundgarden quien se marca un solo en uno de los momentos más punzantes del disco.
Aunque la banda nos depara algunos cortes de lo más potentes como la extraordinaria ‘The Crux’, ‘Pushing The Tides’ (el single más obvio con ese estribillo melódico cantado por Dailor) o ‘Savage Lands’, en su gran mayoría han apostado por registros más sutiles y a la postre igual o más interesantes. La susurrante ‘Sickle And Peace’, la exótica ‘Dagger’ con un sitar y unas percusiones tribales a cargo de Dave Witte de Municipal Waste, o ‘Eyes Of Serpent’, con su estribillo lleno de melancolía, destacan en un trabajo en el que en cada escucha descubres algo fascinante.
Ya sabemos que es imposible escuchar a Mastodon sin que los redobles de Dailor te dejen con la boca abierta, pero en esta ocasión merece la pena destacar los solos de guitarra de Hinds y Bill Kelliher, sobresalientes en ‘Skeleton Of Splendor’, ‘Savage Lands’ o la épica ‘Gigantium’ que al final de tan largo viaje te eleva hasta los cielos.
A veces cuesta reconocer una obra maestra cuando la tienes delante, y aunque me resisto a calificar Hushed And Grim como tal, tengo claro que de aquí a 20 años nadie pondrá en duda que haya adquirido ese estatus.
JORDI MEYA