Siempre es de agradecer que cuando un artista se decide a hacer un proyecto paralelo, éste se distancie el máximo posible de su línea habitual. Porque ¿qué sentido hacer lo de siempre bajo otro nombre? Desde luego, cuando Nergal lanzó el debut de Me And That Man en 2017, no podría haber sido más distinto al de su trabajo en Behemoth.
Junto al cantante y guitarrista John Potter, un británico residente en Polonia, Nergal nos presentó en Songs Of Love And Death, una colección de canciones que nada tenían que ver con el black metal, más allá de su tono oscuro, y sí con el legado de artistas como Nick Cave o Johnny Cash. Ahora, tres años después, y sin Potter, el líder de Behemoth vuelve con un segundo disco en el que ha reclutado a algunos amigos célebres para que le echen una mano. La principal gracia es que todos los invitados han entrado en el juego de salir de su zona de confort, y se han puesto en el papel para interpretar estas canciones que beben del blues, el folk y el country.
La influencia de Nick Cave vuelve a estar omnipresente. Casi todos los vocalistas, ya sea Sivert Høyem de Madrugada en ‘Coming Home’, Mat McNerney de Grave Pleasures en ‘Burning Churches’, Ihsahn de Emperor en ‘By The River’ o Matt Heafy de Trivium en ‘You Will Be Mine’ intentan acercarse al estilo torturado del australiano. Y la verdad es que resulta curioso escucharles en un registro distinto.
Son también destacables la gospel ‘Surrender’ con Rob Caggiano de Volbeat y Dead Soul, el dueto entre la pareja Nicke Anderson y Johanna Sadonis de Lucifer en ‘Deep Down South’, o la profunda ‘Man Of The Cross’ con Jerome Reuter de Rome, así como la más grandilocuente ‘How Come?’ en la que coinciden Corey Taylor, Rob Caggiano y Brent Hinds de Mastodon.
El único pero es que sus 11 canciones dejan la sensación de que se trata de un ejercicio estético, más que de algo que haya salido de las entrañas. Aun así, el experimento funciona.
JORDI MEYA