Difícilmente la unión de una banda de rock con una orquesta sinfónica puede verse, a estas alturas, como algo novedoso o rompedor. En el caso de Metallica aún menos, porque hace 20 años ya nos descubrieron cómo sonaba el invento con el doble en directo S&M.
Partiendo de esa base, S&M2 es, de entrada, un disco innecesario, y reconozco que mi motivación para escucharlo era tirando a poca. Pero, coño, ¡estamos hablando de Metallica! Y si estos tipos decidieron volver a juntarse con la Sinfónica de San Francisco con el motivo de apertura en la ciudad del pabellón Chase Center en septiembre del año pasado sería porque veían posibilidades de hacer algo, hasta cierto punto, distinto. Y así es. Contra pronóstico, S&M2 demuestra que segundas partes sí pueden ser buenas.
Dos de los protagonistas que participaron en la aventura original ya no están: el director Michael Kamen, fallecido en 2003, y, naturalmente, el bajista Jason Newsted, quien con ese álbum firmaría su testamento como miembro de la banda. Y puede que no sean cambios gigantescos, pero se notan. Ahora al frente de la orquesta está Michael Tilson Thomas, y entre él y el arreglista Bruce Coughlin, han conseguido que la aportación la orquesta resulte más excitante. Por ejemplo, las trompetas mariachis en la parte central de ‘Master Of Puppets’ o la intro de ‘One’ son toda una sorpresa.
Estos dos cortes, al igual que otros nueve más como ‘Wherever I May Roam’ o ‘Enter Sandman’, ya aparecieron en S&M, pero diría que en casi todos los casos, las versiones de esta secuela son mejores quizá porque, como explica Lars Ulrich en el libreto, esta vez no se sentían tan intimidados. Algo que también parece notarse en el público presente. Su participación en ‘The Memory Remains’, por ejemplo, le añade un punto de grandiosidad que no estaba en la partitura.
Pero naturalmente, el gran aliciente está en escuchar los temas que por primera vez reciben el tratamiento orquestal. Y la verdad es que tanto ‘The Day That Never Comes’, ‘Moth Into Flame’ o ‘The Unforgiven III’, con James Hetfield arropado por los instrumentos clásicos, funcionan muy bien. También el arreglo de ‘All Within My Hands’, que ya conocíamos de su disco acústico, me gusta más que cómo la grabaron en St. Anger. Aunque lo más curioso es escuchar a Metallica tocando una pieza del compositor ruso Alexander Mosolov, ‘The Iron Foundry’, o la espectacular versión al contrabajo y batería de ‘(Anesthesia) – Pulling Teeth’, como homenaje a Cliff Burton.
Es muy posible que, de haber seguido vivo, Burton hubiera reprobado muchas de las decisiones que Metallica han tomado en su carrera, pero sospecho que hubiera disfrutado como un niño habiendo participado en este proyecto. Metallica en versión IMAX.
DAVID GARCELL