Vaaale, a mí también me gustaría tener un nuevo disco de Faith No More entre las manos (ya han pasado 4 años desde Sol Invictus), pero nadie podrá acusar a Mike Patton de haber estado rascándose los huevos. En este tiempo hemos tenido un álbum y un EP de Dead Cross, además de una gira, la banda sonora de 1922, el anuncio de la resurrección de Mr. Bungle, y ahora esta colaboración con Jean-Claude Vannier, el cerebro musical detrás de los mejores discos de Serge Gainsbourg.
Esta insólita asociación se empezó a gestar en 2011, precisamente en un concierto homenaje al cantante francés en Los Angeles, y aunque ha tardado en fructificar, este debut plasma la perfecta unión de dos universos, a priori, muy alejados. Pero antes de que alguien salga corriendo por patas, hay que dejar claro que para nada se trata de un disco ‘difícil’ o autoindulgente. Lo que encontramos son canciones, con estructuras definidas y en algunos momentos hasta pegadizas como la muy Nick Cave ‘Browning’ o esa ‘On Top Of The World’, que te imaginas perfectamente en un disco de Faith No More.
Ya sabemos que Patton es de lo más versátil y aquí recupera su lado más crooner expuesto en aquel Mondo Cane de 2010, para poner voz a unos temas que se mueven entre el lounge de los 60, el jazz y las baladas orquestales. La elegancia de la música tiene su contrapunto en el particular sentido del humor de Patton que aprovecha la ocasión para recitar una lista de comidas en ‘Corpse Flower’ (“filet mignon, porcheta, laaardo…”), meter unos coros de niños diabólicos en ‘Cold Sun Warm Beer’ o relatarnos el diario de una adolescente en ‘A Schoolgirl’s Day’. Otra medalla que colgarse.
JORDI MEYA