No se sabe muy bien si es una bendición o una maldición que una banda como Moonloop vaya dando muestras de su talento tan a cuentagotas. Son nada menos siete los años que separan este Fate In Motion, su tercer álbum, del anterior Devocean. Demasiados, pese a que hayamos tenido la dichosa pandemia por medio, pero así es como funciona Moonlop, y en particular su capitán Eric Baulé (guitarra y voz), donde el corazón y lo orgánico siempre estará por delante de cualquier concesión que vaya en contra de su desarrollo artístico.
Los cambios de formación, su inseparable Raúl Payán sigue ahí con esas baterías creativas y versátiles a más no poder, no han hecho más que enriquecer el sonido de la banda y los nuevos componentes Marc Contel (bajo) y Nacho Ruiz (guitarras) parecen haber entendido las necesidades y la idiosincrasia que requiere una banda como Moonloop.
¿Son Moonloop una banda de death metal progresivo? Probablemente sea la manera más fácil y directa de catalogarlos. Desde luego hay mucho de eso pero sería también injusto catalogarlos simplemente como una formación de ese estilo, básicamente porque la capacidad y solvencia que tienen para moverse dentro de un amplio espectro musical en cuestión de segundos es descomunal y que, en definitiva, es donde está su gran valor diferencial. Claro que hay momentos que pueden recordar a los últimos Death, Opeth, Pestilence y demás titanes del death progresivo, pero de la misma manera nombres como los de Rush, Alice In Chains -esas sensacionales voces en algunos pasajes de ‘New Dark Reality’, Primus, Suffocation o incluso Van Halen, también forman parte de la ecuación.
Fate In Motion es un álbum uniforme necesario de escucharse de principio a fin y donde difícilmente destaca alguna canción por encima de la otra. Puede que la citada ‘New Dark Reality’ se lleve el galardón a mejor tema del álbum, porque quizás es la que mejor representa la esencia Moonloop, pero la agresividad de ‘Mask’ o los 13 minutos de montaña rusa de ‘Portal’, el tema que cierra el álbum, tampoco se pueden pasar por alto.
En definitiva estamos antes 50 de los mejores minutos que ha visto el metal nacional en el fenecido 2024 y aunque no sepamos que esperar de la banda en el futuro, puede que haya álbum en un año, en diez o nunca más, toda esa pequeña mística que rodea a la banda es parte de su encanto. Pero eso es el futuro, ahora toca seguir dedicándole tiempo a una obra tan redonda como Fate In Motion.
RICHARD ROYUELA
BONUS TRACK CON… ERIC BAULÉ (voz, guitarra)
Han pasado nada menos que siete años desde vuestro anterior Devocean. ¿Ves a Moonloop como un proyecto al que acudir cuando apetece más que una banda a la que hay que mantener siempre con actividad?
“Teniendo en cuenta las dificultades derivadas de la pandemia, junto con los cambios de formación y problemas de agenda que hemos vivido desde 2019, el hecho de que hayamos tardado tanto en materializar este álbum viene dado básicamente por esos motivos. Por otro lado, somos una banda de procesos lentos, y hace años que somos conscientes de que nuestras otras prioridades relacionadas con el trabajo y la familia no contribuyen a mantener un paso firme a nivel de actividad, promoción, y exposición constante. Hoy en día Moonloop sigue siendo un vehículo para expresarnos de forma libre, en el que, por supuesto invertimos tiempo y dinero, pero en una escena musical saturada de propuestas que además requiere sacrificio y competitividad, nuestro bienestar y nuestra tranquilidad van por encima de lo que dictamina la industria musical”.
¿En qué aspectos crees que ha cambiado la banda en todos estos años? ¿Los cambios de Moonloop van unidos a tus propios cambios como persona?
“Los cambios de formación que hemos vivido sin duda han influido en la perspectiva y en el contenido de algunas canciones incluidas en Fate In Motion, pero la dirección musical y la personalidad general siguen intactas debido a que el motor principal a nivel creativo está en mis manos y en las de Raúl. Obviamente todo lo que ocurre a nivel externo e interno también ejerce un papel importante a la hora de crear la música y las letras, y además somos permeables a lo que acontece a nivel musical ahí fuera, y todo esto unido nos abre nuevas puertas para experimentar. Estoy muy satisfecho del trabajo realizado por los anteriores integrantes de la banda, y a pesar del duro periplo del que venimos, no puedo evitar sentir que en este preciso momento tenemos la mejor formación posible. Esta percepción viene condicionada no solamente por la capacidad instrumental, si no, también por la implicación y la calidad humana de los nuevos miembros, que son Marc al bajo, y Alexander a la guitarra”.
¿Cómo ha sido el proceso de creación y grabación de Fate In Motion? ¿Te concentras en un periodo determinado de tiempo para hacer el álbum o las ideas para un álbum surgen de manera más casual?
“Decidimos componer un tercer álbum a mediados de 2019, pero inmediatamente después hubo cambios de formación en lo que respecta al bajo y al segundo guitarrista. Desde entonces hasta el día de hoy, han pasado por la banda dos bajistas y tres guitarristas, y aunque el guion básico del disco ya estaba bastante claro desde el principio, el proceso de creación y grabación se ha visto condicionado e interrumpido por todos estos cambios. Tuvimos a un guitarrista llamado Christian durante tres años, que aportó ideas propias, propuestas de arreglos, y reestructuraciones para algunas canciones, pero como más tarde se marchó de la banda, decidí trasladar sus aportaciones a mi terreno para estar más cómodo a la hora de grabarlo e interpretarlo todo. Para Fate in Motion, aparte de contar con Raúl a la batería, y con Marc al bajo como elementos fijos, a diferencia de los anteriores discos yo me he encargado de grabar todas las guitarras y todas las voces, a excepción de algunos arreglos y tres solos de guitarra contados. Esto, lejos de ser algo negativo para mí, ha significado tener mucha libertad creativa y trabajar a mi propio ritmo, pero también ha implicado un reto en cuanto a responsabilidad con respecto al resultado final. Las baterías las grabó Eloi Boucherie (vocalista y guitarrista de Vidres a la Sang -ndr.) en Farm of Sounds, su estudio de grabación, pero más tarde estas baterías fueron editadas en dos estudios de grabación distintos, siendo uno de ellos Magma Records, donde también se grabaron todas las voces y la flauta travesera de Pablo Selnik. Las guitarras y el bajo se han grabado en nuestros estudios caseros, y después de una etapa incierta en la que perdimos casi un año trabajando en el lugar equivocado, finalmente optamos por regresar a donde se inició todo este proceso, en Farm of Sounds, para reamplificar, mezclar, y masterizar el álbum. Durante la mezcla ya contábamos con Nacho, otro guitarrista nuevo, y decidimos que incluyera dos solos de guitarra para un par de canciones, así que inevitablemente, el álbum es un reflejo de los diversos miembros y estadios creativos que hemos vivido en estos últimos años. En las siete canciones que contiene el álbum hay de todo. Desde canciones íntegramente compuestas por mí y por Raúl, hasta canciones que son el resultado de haber llevado a cabo una reestructuración consensuada entre todos, otra de ellas está tal cual la compuso Christian, pero con mis retoques, y por último, la canción más larga que cierra el disco, titulada ‘Portal’ y cantada en catalán, que es el resultado de romperme los sesos componiendo música desde cero sobre una base únicamente de batería que ya estaba grabada. En lo que respecta a crear un álbum o grabar música en general, no suelo trabajar bajo presión, a excepción de cuando ya estás en pleno proceso de grabación y mandan las agendas. Para este disco el proceso ha sido el de siempre, o sea, sacar ideas en base a la inspiración y sin prisas, hacer jams junto a Raúl, grabar y montar algunas demos, ensayar junto al resto de la banda, ver qué transmiten, y someterlas a posibles modificaciones en función de que todos estemos a gusto con el resultado”.
¿Qué crees que ofrece Fate In Motion a vuestra discografía? ¿En qué crees que evoluciona?
“Se trata de un álbum que suena más orgánico, más grueso, y menos artificial o procesado, donde también he tratado de potenciar más las voces limpias porque así me lo pedía el corazón. En general, es un álbum que continua con el discurso musical y lírico que se inició en nuestro primer trabajo, pero inevitablemente incluye elementos nuevos que reflejan más nuestras inquietudes como músicos y personas en este momento. Pienso que los discos son como cuadros o películas, donde el arte es un reflejo del momento de la vida en el que estás, cómo te sientes, y qué piensas, así que Fate In Motion es un claro ejemplo de todo lo que hemos vivido y absorbido en estos últimos años. Normalmente mis textos tratan sobre temáticas personales, sociales, mitológicas, y también científicas, pero esta vez también he incluido ingredientes que provienen de más allá de nuestro hermoso planeta, como por ejemplo en las canciones ‘Cosmic Matter’ y ‘Arrival’. Por otro lado, siempre he cantado en inglés y nunca me había expresado en catalán, y para la canción que cierra el disco, ‘Portal’, decidí experimentar con mi lengua natal. La temática trata sobre cómo era la comarca del Baix Llobregat y los alrededores de Barcelona hace seis millones de años, y como la Geología y la Paleontología son mi otra gran pasión, me di cuenta de que al expresarme sobre algo que conozco y amo usando la lengua en la que lo he estudiado, me encontré con una gran aliada. El hecho de contar con Eloi Boucherie como ingeniero también ha afectado positivamente tanto al sonido del disco, como a la energía que requería terminar el álbum, y creo que esto ha proporcionado un broche de oro a todo el proceso”.
Vuestros dos primeros álbumes salieron con Listenable pero este es autoeditado. ¿Hay algún motivo detrás de esto?
“Por supuesto. Listenable ya no estaban interesados en nosotros, y como éramos libres, una vez obtuve el máster del álbum, establecimos contacto con algunos sellos, sin obtener respuesta o recibiendo negativas. Después de tanto tiempo inmersos en la creación y grabación del álbum, junto con todo lo que hemos vivido a nivel de cambios de formación e imprevistos, lo último que nos apetecía era dejar el disco en espera o delegar su valor a alguien externo. Reconozco que soy terco, me gusta sentirme libre a muchos niveles, no me gusta esperar, y tal y como está la industria musical hoy en día, vimos factible el hecho de autoeditar el disco aunque conlleve riesgos a nivel de exposición, distribución, y promoción”.
¿Qué podemos esperar de Moonloop ya con el disco en la calle? Supongo que la actividad para una banda como la vuestra no es siempre fácil.
“Sin sello y sin management, se incrementa el volumen de trabajo, así que puedo corroborar que no resulta fácil. Durante 2024 he gestionado muchas cosas relacionadas con el lanzamiento del álbum, que van desde el artwork y la fabricación del CD, hasta las redes, plataformas digitales, promociones en medios, coordinar sesiones de fotos y videoclips, y también monté el concierto de presentación por mi propia cuenta, porque quería que el evento fuera sincronizado con la fecha de salida del álbum. En este momento sigo trabajando en varios puntos relacionados con seguir presentando el álbum en directo, estamos a la espera de aparecer en algunos medios especializados, también hay un segundo videoclip promocional en el horizonte, y tenemos trabajo con los ensayos, pues Alexander, nuestro nuevo guitarrista, hace poco que entró a formar parte de la banda. Como antes comentaba, existe tal saturación de propuestas musicales de calidad, que resulta complicado hacerse un hueco si además no dedicas todos tus esfuerzos y te enfocas invirtiendo tiempo y dinero de forma constante. Pienso que, aunque hagas todo esto, tampoco obtienes garantía de nada hoy en día, y valoro más mi paz, mi sanidad mental, y mi tiempo libre por encima de todo. Al no depender de mi música para ganarme la vida, supongo que no lo apuesto todo a una carta, y eso me ayuda a tomar consciencia de que sin esos elementos que me aportan equilibrio y bienestar, tampoco sería capaz de componer y grabar. Mantenerse creativo es un estado que considero un regalo digno de apreciar y cuidar, y es fruto de no estar intoxicado por las metodologías y velocidades que predominan hoy en día. En cuanto a las pocas salas decentes disponibles, te encuentras con programaciones y agendas completas hasta dentro de un año, entre otras trabas que aparecen dentro de la propia escena musical, así que inevitablemente el camino se vuelve menos fructífero. Llevo autogestionándome durante los 24 años de existencia que tiene Moonloop, y asumo la responsabilidad de no haber trascendido más allá de lo que se esperaba por varios motivos relacionados con mi forma de ver el mundo y de comportarme ante él, pero es innegable que la industria también ha cambiado. Puedes adaptarte, o permanecer en un relativo anonimato si no estás dispuesto a aceptar la realidad entrando en la corriente. Aún y dar mi brazo a torcer y adaptarme a los tiempos que corren en algunos aspectos, soy plenamente consciente de que siempre podríamos hacer más, y es en este preciso punto donde me gusta mirarlo todo desde arriba para analizar si vale la pena hacer más esfuerzo e invertir más nervios, dinero, y tiempo por seguir según qué expectativas y ambiciones, o dejar las cosas tal cual están. Puede sonar pesimista, cómodo, o victimista, pero a estas alturas, en un mundo repleto de bandas donde la música en sí misma es lo último que le importa a la industria musical, donde los artistas duramos apenas unos segundos en los reproductores digitales, junto con el esfuerzo a muchos niveles que requiere mantener una formación cohesionada y preparada, y practicando además un estilo como es el metal progresivo en un país donde siempre iremos a la cola de los estándares europeos, opto por no soñar ni engañarme. Prefiero no perder mi esencia priorizando por ir al ritmo natural que dictamina mi intuición, y con que solamente exista conexión con un pequeño sector de personas, ya me considero afortunado”.
RICHARD ROYUELA