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MOULD – ‘Almost Feels Like Purpose’

Una meritoria y entretenida segunda entrega con verdaderos chispazos de genialidad.

Sabemos pocas cosas de los británicos Mould, tres completos desconocidos por estos lares con ganas de comerse el mundo a guitarrazo limpio. Almost Feels Like Purpose es su segundo intento.

La carta de presentación del trío de Bristol fue el sencillo ‘Birdsong’, un ejercicio de post punk gamberro y bailongo, adelanto de un EP homónimo de cuatro temas lanzado en 2024. Solo un año después vuelven a la carga con una referencia algo más extensa y heterogénea, media docena de cortes gruesos y ásperos que dejan entrever numerosas y variopintas influencias.

Grabado en los estudios Humm con Dom Mitchinson (Heavy Lungs, Pet Shimmers), Amost Feels Like Purpose arranca con la pirotécnica ‘Frances’, un efectivo cruce entre los primeros Biffy Clyro y los Franz Ferdinand más frenéticos. El disco sigue con los ecos a Q and not U y Pavement de la cachonda ‘Temps’, aderezada con un fascinante toque hooligan, y entonces la banda sube la apuesta con ‘Snails’, un mejunje muy nutritivo pero inclasificable a base de riffs agresivos, ritmos desenfrenados, melodías alboratadas y coros pegadizos.

Desconozco si el nombre del grupo tiene algo que ver con su admiración por el líder de los legendarios Hüsker Dü, Bob Mould, pero tengo clarísimo que ‘Wheeze’, el cuarto corte, es una reverencia sonora a Weezer. En este punto del disco la banda formada por Joe Sherrin, Kane Eagle y James Luxton toma prestadas algunas piezas de la archiconocida ‘The World Has Turned And Left Me Here’ y levanta su propio lamento, con un tono más desconsolado y bajonero si cabe y añade solemne sección de vientos.

La certera ‘Brace’, escupida en 1 minuto y 39 segundos, y la retorcida ‘Chunks’, una chaladura que alterna la despreocupación del college rock de los noventas y la precisión del math rock, cierran una meritoria y entretenida segunda entrega con verdaderos chispazos de genialidad.

LUIS BENAVIDES