Hace diez años Mourn sorprendían al mundo con un debut tan rematadamente bueno que hacía difícil creer que hubiera sido creado por unas menores de edad. Ni siquiera que dos de ellas fueran hijas de Ramón Rodríguez (Madee, The New Raemon) explicaba tanta madurez musical.
Desde entonces, la banda catalana ha vivido prácticamente de todo: batallas legales con una discográfica, giras por Europa, Estados Unidos o Japón, cambios de batería, proyectos en solitario… pero si algo se ha mantenido inalterable es la capacidad de Jazz, Leia y Carla para seguir haciendo buena música. Es una regla que tampoco se rompe en su quinto disco The Avoider, con el que abren una nueva etapa en el sello de los Cala Vento, Montgrí.
Con tanto trajín, y una pandemia de por medio, hasta hubiera sido lógico que su nuevo álbum hubiera tirado hacia terrenos más introspectivos, pero desde que entran a muerte con ‘Endless Looping’ se hace evidente que siguen siendo las Mourn de siempre.
Con su habitual desparpajo, la portentosa algarabía de sus voces y guitarras se sucede tema tras tema con la misma frescura que nos sedujo en un primer momento. Es reconfortante encontrarse con una banda que todavía sabe sacar partido a los mismos elementos con los que miles de bandas de indie rock vienen jugando desde hace 30 años, sino más, y que lejos de sonar predecibles o excesivamente familiares piezas como ‘Could Be Friends’ (hitazo al canto), la grungy ‘Headache’ o la hipermelódica ‘Aftertaste’ te contagien con su excitación.
Solo en un par de momentos Mourn se desvían del camino habitual, en la más post punk ‘The Avoider’ con una pegadiza línea de sintetizador y ‘Heal Hill’, con una cadencia acústica que recuerda a ‘Jane Says’ de Jane’s Addiction, pero salen igual de victoriosas que cuando se despiden con una canción tan espectacular como ‘Specter’ con un ritmo que va subiendo y bajando de intensidad sin que casi te das cuenta. Mourn siguen creciendo, en todos los sentidos, y afortunados somos de ser testigos.
MARC LÓPEZ