My Morning Jacket son gente de palabra. Coincidiendo con el lanzamiento de The Waterfall II el pasado curso, ya anunciaron que tenían preparado más material listo para publicar cuando fuese posible volver a la «antigua normalidad».
Ahora que el grupo ha regresado recientemente a los escenarios, los de Kentucky cumplen su promesa con un disco homónimo que supone el noveno dentro de su catálogo. Cómo suele ocurrir con los álbumes autotitulados, estos bien pueden servir para dar un giro estilístico o, por el contrario, reafirmar los cimientos con los que han construido su carrera. En el caso de My Morning Jacket, nos encontramos claramente ante la segunda opción.
Y es que desde aquel Z que ya les colocó definitivamente en la división de honor del rock americano del nuevo milenio, Jim James y sus compinches han jugado con su sonido sin miedos ni preocupaciones al qué dirán. La manera que tienen de aunar clasicismo con experimentación hace absurdo el ejercicio de ubicarles en cualquier cajón de sastre. Algo que vuelven a demostrar una vez más gracias a un flujo de ideas constante.
Lo mismo da que nos hipnoticen con una envolvente ‘Regularly Scheduled Programming’ de sintetizadores futuristas, seduzcan con elegante pop en ‘Love Love Love’, o jueguen al despiste con un quiebro en el ecuador de ‘Lucky To Be Alive’ que conduce hasta un final repleto de fuegos artificiales. No en vano, el propio James y Carl Broemel campan a sus anchas en ‘Complex’, ‘Never In The Real World’ y ‘Penny For Your Thoughts’, haciendo intuir que estamos ante una de sus obras más directas y guitarreras.
Pero si en algo son especialistas My Morning Jacket es en saber tejer como pocos esas canciones de combustión lenta que te atrapan sin que apenas te des cuenta. Ahí están la expansiva y volátil ‘In Color’, una mística ‘The Devil’s In The Details’ cuya outro de jazz experimental te deja en fuera de juego, o el ya habitual cierre ensoñador de ‘I Never Could Get Enough’. En todas ellas, el grupo se deja llevar por su talento e imaginación para dar con momentos realmente mágicos.
Si tuviera que recomendarle a un no iniciado por donde comenzar con ellos, sin duda habría opciones mejores (si es tu caso, estimado lector, te encomiendo a hacerte con uno de los álbumes en directo más imprescindibles de las dos últimas décadas como es Okonokos), pero My Morning Jacket podría servir como resumen de todo lo bueno que son capaces de ofrecer.
GONZALO PUEBLA