No os mentiré: dejando al margen a las viejas glorias que siguen dando el callo, es demasiado el death que se factura hoy en día que me dice muy poquito. Esa suerte de subescena que deja pudrir su sonido en una catacumba es la que está aguantando el tipo ahora mismo, es la que me hace coger un avión para asistir a festivales guiris, pero luego está toda esa morralla que sólo se dedica a fusilar el sonido sueco o americano sin aportar apenas, siendo sus canciones tan trilladas, planas o dóciles que ni metal extremo parecen ya.
Pero dentro del clasicismo también hay gratas excepciones, como Blood Incantation… O como Necrot.
Los puñeteros riffs son importantes, y eso es algo que el trío de California tiene muy claro. Es escuchar canciones como ‘Your Hell’, ‘Dying Life’ o ‘Malevolent Intentions’ y trasladarse inmediatamente a la Florida de los primerísimos Death, los Obituary más moviditos o los Morbid Angel terrenales, ésos que de vez en cuando se dignaban a brindar un fraseo humano antes de regresar al Olimpo.
Pero ese viaje nostálgico se da por ejecución y creación, no únicamente por producción. ‘Asleep Forever’, por ejemplo, lo tiene absolutamente todo.
Otra clave para que Mortal sea uno de los mejores trabajos de death metal del curso es la mano que ha tenido Greg Wilkinson en los Earhammer Studios a la hora de registrar estas tonadas y el master que todo un Alan Douches les ha realizado en West West Side. El disco suena noventero, supura miasma, oscuridad y mala hostia, pero también personalidad, por supuesto mostrándose a años luz del apestoso plástico de la era contemporánea.
Necrot dignifican la etiqueta ‘old school’. Con su segundo álbum han conseguido que nos volvamos a ilusionar con el estilo, y lo han hecho con siete canciones intachables. Por fin death metal. Ugghh!!
PAU NAVARRA
