Nekromantheon es una banda de la vieja escuela que siempre ha operado de manera ejemplar. Si bien es cierto que cuando empezaron fue importante que los apadrinara Fenriz de Darkthrone, vecino suyo en la noruega Kolbotn, desde que publicaron su segundo y estratosférico disco Rise, Vulcan Spectre, el reconocimiento llegó solo.
Al principio se trataba de rendir tributo a Sadus, Kreator, Dark Angel y los primerísimos Slayer y Sepultura, pero con esa obra los escandinavos incrementaron su nivel de violencia e incluso ganaron el Grammy por el Mejor Álbum Metal de 2012.
Ahora llega lo que más me gusta de ellos, y es que ese premio no sólo no les influyó lo más mínimo, sino que durante los nueve años que han separado su segundo álbum de su nuevo trabajo, Visions Of Trismegistos (exceptuando el split Nekrothrash), el grupo ha estado en silencio real. Sin turras en las redes, sin fotos de ‘hey, estamos vivos, comprad en Bandcamp’ o ‘molamos y vamos a hacer el paleto para haceros reír’. No, nada de eso. El trío se ha dedicado a sus otras bandas, tan recomendables como Obliteration, Deathhammer, Black Viper o Djevel (en directo), y hasta que no ha tenido lista su tercera entrega en largo, no ha vuelto a dar señales de vida. Casi una maldita década.
Y ahora que lo han hecho, válgame el Señor, qué carnicería. Si nos pensábamos que Nekromantheon ya habían tocado techo con Rise, Vulcan Spectre, estábamos muy equivocados. Con todos sus solos y furia arranca ‘The Visions Of Trismegistos’ y esto no hay quien lo pare. Misma fórmula con ‘Seven Rulers Of Fate’: borrachera de tachuelas y política de tierra quemada. No te confíes con la militar ‘Faustian Rites’, pues pronto llegan los trompazos y otra vez los solos, currados e incisivos hasta la laceración.
Justo cuando las costillas no pueden estar más magulladas llega ‘Neptune Descent’, un leve respiro no exento de tralla, y el inicio deudor de John Carpenter de ‘Scorched Death’ te permite tomar una necesaria bocanada de aire antes de afrontar el arreón final.
Encomiable la saña de Christian ‘Kick’ Holm a la batería, un búfalo de sudor que no descansa, y una ‘Dead Temples’ que se erige como el corte más salvaje del disco, que ya es decir. Delicioso el riffeo a lo Destruction de ‘Thanatos’, y para cerrar estos 32 minutos urgentes e histéricos, ‘Zealot Reign’ con misma receta madrileña: caña, caña, y de postre, más caña.
Grabado en el Chaka Khan Studio y varias otras localizaciones de Oslo por ellos mismos, sólo recurriendo a artefactos antiguos y analógicos, lo nuevo de Nekromantheon captura toda la magia de los 80. Castañazo beodo sin concesiones, batiburrillo de estilos. Como esas maravillas que no sabes si situar en el thrash, el death o el black, ni falta que hace. El único error de Visions Of Trismegistos es haber nacido en la era equivocada, en el apestoso 2021, donde ya no ocurre nada ni nada trasciende.
PAU NAVARRA