Por mucho que la IA haya difuminado todos los límites de la creación musical y la supuesta originalidad esté más en el foco que nunca, hay cosas que siguen dejándonos el culo torcido en pleno 2024.
Y es que el debut de Neon Nighmare sorprenderá -y descolocará- a todos los seguidores de Type O Negative en cuanto pongan un ojo sobre él. Para empezar, la tipografía encuadrada en las esquinas de la portada emula a la icónica discografía de la banda de Brooklyn. Los colores verdosos habituales han tornado sobre un tono azulado en otro guiño claro, y lo que es más evidente, el contenido juega al despiste y a caballo entre el homenaje y el puro tributo tanto por el sonido como por detalles como incluir a The Bensonhoist Lesbian Choir en los créditos, término que usaba en broma la banda para mencionar a sus amigos invitados.
Esta es la baza de un disco que busca y se ha apoyado en, precisamente, eso. Ya desde que salieran a la luz los primeros detalles, la especulación sobre su autoría ha sido parte de su encanto, sonando entre los rumores desde cualquier ex-miembro de ToN hasta el youtuber Denis Pauna (imitador de Peter en sus ratos libres). Pero no fue hasta la noche de Halloween, día en el que publicó el álbum, cuando el misterio se destapaba en el podcast de Nate Garrett (Spirit Adrift, ex-Gatecreeper). El músico hablaba allí de todas las motivaciones del proyecto, del proceso e incluso de las críticas vertidas sobre un producto tan «supuestamente» artificial.
Nada más lejos de la realidad. Comprobado que la vibración que oyes en ‘Higher Calling’ no es la de tu móvil encima de la mesa, sino la de una llamada que parece hacer el propio Peter Steele desde el otro lado, inicias un viaje que te hace rememorar la mejor etapa de Type O Negative -la que va de Bloody Kisses a October Rust– en muchos momentos. Seas admirador o no de la IA, te costará creerle capaz de componer un tema tan elegante como ‘Lost Silver’. En él, estandarte del disco, recordarás la voz profunda, barítona y sexual de The Green Man, la afinación exacta de sus guitarras, y ese teclado que les hizo únicos como si ella los estuviera clonando. Pero también ese punto de distinción que siempre separará al hombre de la máquina. Al igual que ‘Promethean Gift’, una especie de epílogo de casi diez minutos donde recrear los pasajes góticos y aquellos ritmos arrastrados con una facilidad pasmosa.
Porque a pesar de su función principal -no deja de ser un tributo con canciones propias- el álbum también es capaz de funcionar como ente independiente. Aún con la figura de ToN como modelo donde fijarse, ‘LATW2TG’ y ‘They Look Like Shadows’ se construyen desde un enfoque más directo y accesible. Ambos temas arrancan con una marcha más y sendos riffs rockeros, uno de escuela sabbathiana y otro más luminoso, y de igual manera que rinden homenaje, podrían haber tenido recorrido comercial propio en otra época.
Si la nota no concuerda con una crítica tan entusiasta es por la lógica ausencia de originalidad, que lo situaría con ventaja respecto a otras propuestas más creativas. Sin embargo, superado el peligro de convertirse en parodia, Faded Dream te acercará al legado de Type O Negative como hasta ahora nadie ha sabido o querido recrear.
JORGE AZCONA