Dicen que con la constancia se consigue casi todo en esta vida. Bueno, al menos es lo que rezaban aquellos sobres de azúcar que tan de moda se pusieron hace unos años y lo mismo te endulzaban que te amargaban el café aplicándolo a cualquier ámbito de tu vida.
La escena musical -y más concretamente el underground patrio- tampoco se libra de dichos proverbios, que si bien siempre tienen algo de razón, también les falta ponerlo todo en contexto. Nukore, por ejemplo, es una de esas bandas a las que currar a la sombra y sin descanso nunca les ha otorgado el éxito. Como a casi ningún compañero de generación, por otra parte. Fieles a su manera de hacer las cosas y sin grandes aspavientos, llevan alzando la bandera del rap metal y el crossover desde que estos géneros no vivieran su mejor momento. Pero el hecho de no ponerse metas inalcanzables, tan solo crecer con cada trabajo y poder presentarlo ahí fuera, ha sido el secreto para seguir hoy aquí.
Con un cambio en la formación, el de Unai por Álvaro (bajo, ex-Childrain), el cuarteto gasteiztarra vuelve a lanzar su sexto trabajo de la misma manera que Getting Lost. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen de forma independiente, pero habiendo lanzado casi todos los cortes del álbum a lo largo del año (con sus correspondientes videoclips), conscientes de que la forma de consumo actual ha cambiado. Y la forma de dar protagonismo a cada canción, también se ve reflejada en la composición de las mismas.
Aunque pueda parecer un tópico, The Blackout acentúa todas las facetas que construyen el sonido de Nukore desde 2011. Mucho más convencidos -y convincentes- cuando suben revoluciones y se convierten en una banda de hardcore (‘Planet B’), con un resultado más pulido a la hora de sumar melodía a la fórmula (‘Lost’), y con mayor acierto en esos cortes vacilones y con pegada a los que nos tienen acostumbrados (‘Hunger Games’, ‘Hate Is A Burden’, ‘Pay & Obey’). Incluso se han atrevido a acercarse al medio tiempo en el inicio de ‘This Light Of Mine’, que trata sobre el derecho de todo ser humano a decidir sobre su vida y da un vuelco de 180 grados en su segunda mitad, y a experimentar en el corte final, ‘Don´t Do It!’, con una estructura un poco atípica dentro de su repertorio habitual.
Dudo que The Blackout vaya a cambiar mucho las cosas dentro de Nukore, y mucho menos en la escena, pero avanza con paso firme en su carrera por superarse y escribir buenas canciones.
JORGE AZCONA