Nuevas caras y nuevos sonidos en los Obsidian Kingdom de 2020. La banda de Barcelona ha sufrido una revolución interna que queda plasmada en su tercera entrega, MEAT MACHINE. Abre la mente y abróchate el cinturón, porque el viaje que proponen no es para débiles.

Cuando en 2016 Obsidian Kingdom publicaron su segundo álbum, A Year With No Summer, poco imaginábamos que su título pudiera ser tan profético cuatro años después. Muchos de los temas que abordaban en esa obra se han ido haciendo realidad, incluso con más crudeza. Su nuevo disco MEAT MACHINE (Season Of Mist), vuelve a reflexionar sobre cuestiones que ahora están agitando el mundo, y seguirán haciéndolo en el futuro, desde la identidad de género al consumo de carne. Temas delicados que también alteraron el seno de la formación catalana, y acabaron desembocando en la salida de Irene Talló (Eaten Roll I) en medio de la grabación del disco, siguiendo el mismo camino que antes habían tomado el guitarrista Josep Ortiz (Prozoid Zeta JSI), el bajista Oso De La Fuente (Fleast Race O’Uden) y el teclista Esteban Portero (Seerborn Ape Tot).

Sería fácil atribuir a estos cambios de componentes el nuevo sonido que encontramos en el álbum, pero la realidad es que, a estas alturas, ya tenemos claro que Obsidian Kingdom no van a hacer dos discos iguales. El metal progresivo y oscuro de Mantiis (2013) dio paso al rock industrial de A Year With No Summer, y en MEAT MACHINE, aunque conservan algunas de esas influencias noventeras, para nada podemos hablar de un disco nostálgico. Ritmos pesados se combinan con otros bailables, temas de belleza cristalina con otros abrasivos, y también han entrado con fuerza algunos pasajes melódicos realmente brillantes. De todo ello hablamos con su cantante, guitarra y fundador Edgar Merigó (Rider G Omega), quien nos explicó sin pelos en la lengua el tumultuoso periodo que han vivido hasta llegar aquí.

Cuando sacasteis la obra anterior, me dio la sensación de que habíais subido un peldaño en cuanto a exposición, pero quizá no habíais llegado a donde esperabais o merecíais. ¿Con qué actitud empezasteis a trabajar en el nuevo disco? ¿Desde la bajona de tener que volver a construir algo desde cero o con ambición y ganas de comeros el mundo?
RIDER G OMEGA
“Yo tuve una depresión después de A Year With No Summer por muchos motivos. El no haber llegado a donde queríamos, también implicó una pérdida de pasta porque nos lanzamos a la piscina en plan ‘éste es el disco, vamos a hacer mil camisetas, mil ediciones de merch…’, y eso no se recuperó porque la gente no vio el disco como un upgrade, sino como una mutación extraña. Todavía hay gente que nos lo recrimina. Con Mantiis veníamos del mercado del metal, y ese disco tiraba más al rock alternativo. Casi más que rechazo, hubo mucha indiferencia, y eso a mí sí que me afectó profundamente. Ya sabes cómo funciona la música aquí, y a la mínima que te dan un billete de la lotería, sueñas con que te toque el Gordo. Y pam, nada, ni el reintegro. Y a raíz de esa desilusión también se fue mucha gente del grupo que pensaban que íbamos a petarlo. Nos quedamos pocos, desanimados… y pobres (risas). Nos quedamos con la sensación de que habíamos dado un mal paso, y no lo era. En retrospectiva tengo que decir que era un disco muy honesto, en el que hicimos lo que queríamos hacer. Creo que el álbum no está tan mal”.

Es que está muy bien.
“Yo creo que el concepto es muy interesante, y está bien meterse en ese universo, pero no tenía ningún tema memorable o un hit. Eso hace que no sea un disco al que quieras volver con frecuencia. Fue un experimento válido, pero nos quedamos igual de donde estábamos”.

Me resulta curioso que, por un lado sois un grupo muy conceptual, pero luego hablas de tener hits. A priori choca un poco.
“Tienes toda la razón. Y ahí está el fallo. El cazador que persigue a dos conejos, pierde a los dos. Creo que eso les pasó un poco a Baroness. Hablando con John Baizley me dijo que quería pasar de lo conceptual a lo puntual, quería escribir canciones como los Beatles, quería que la gente recordara sus canciones y pudiera tocarlas en una fiesta con una guitarra, y eso no puedes hacerlo con los temas de Red. Han ido en esa dirección y les ha funcionado. Pero mi manera de componer no es ésa. Necesito un marco conceptual. Yo me planteo escribir un disco, no un tema. Seguramente porque tengo tantas ideas en la cabeza que no puedo meterlas todas en un tema. Pero creo que en MEAT MACHINE hay más canciones que se recuerdan. No diría que son hits, pero unos temas destacan más que otros a la primera escucha. Creo que ahora estamos más cerca de conseguir eso que antes”.

Mastodon sería un buen ejemplo de banda que sabe hacer discos conceptuales y hits al mismo tiempo.
“También es que, con el bombardeo de información, la gente tiende a recordar temas, más que discos. Mucha gente sólo escucha el single o el vídeo y se forma una opinión en función de eso. De A Year With No Summer sólo hicimos un videoclip del tema más pocho del disco y la gente se quedó con esa idea. Con Mantiis era incluso peor porque resultaba imposible resumirlo en una canción. Ahora queríamos trabajar a partir de iconos emblemáticos. Yo creo que el primer single, ‘MEAT STAR’, tiene gancho e invita a escuchar el resto”.

Recuperemos el hilo. ¿Cómo se reconstruye la banda y cómo lográis hacer un álbum nuevo?
“De entrada, consiguiendo nuevos miembros, que es súper difícil. Se fue Josep, se fue Oso, luego tuvimos a Esteban, que empezó con la guitarra, pasó a los teclados, y luego se fue. Y después de haber compuesto y grabado el nuevo álbum, se fue Irene”.

“Queríamos hacer un disco de metal y rock, pero sin los recursos del metal y el rock” RIDER G OMEGA

¿Por qué decidió irse si ya estaba todo en marcha otra vez?
“Irene se fue por varios motivos. El principal es que cuando entró en la banda recibió mucha presión, especialmente por mi parte, por lo que respecta al nivel de guitarra que tenía entonces. Reconozco que tengo bastante carácter y que mi actitud no sólo no surtió el efecto deseado, sino que además ella la percibió, en ocasiones, como excesiva. Toda esa presión reapareció multiplicada durante la grabación, aunque para entonces ya había alcanzado el nivel que requeríamos de ella. Pero el daño ya estaba hecho”.

Era una cuestión de inseguridad…
“Entre otras cosas. Y no ayudaba la presión de tener que hacer el tercer disco, del directo… La grabación fue un suplicio. Durante la composición, ella viró hacia componer y cantar, en lo que era muy buena, pero claro, necesitábamos que tocara la guitarra. De todas maneras, no hay que olvidar que escribió gran parte del disco, e interpretó todas sus partes en la grabación. Al final Irene dejó el grupo habiendo grabado cinco canciones que cantaba ella. Entendió que las regrabáramos porque era la mitad del disco, aunque al final se han quedado sus coros y algunas voces”.

¿No se negó a que los usarais?
“No. En eso Irene fue muy legal y honesta. Porque al final los temas no eran sólo suyos. Ella quería que saliese y lo sentía como suyo pese a todo. Quería que su nombre saliese en los créditos y que se reconociese su labor. El disco es también muy de Irene y a raíz de esa lucha, el álbum no tiene un discurso concreto, es más una serie de interrogantes”.

¿Cuáles dirías que son los ejes principales?
“Para mí los grandes caballos de batalla que están reflejados en el disco son: las dinámicas de consumo, que entronca con la ecología, el discurso de género, que entronca con la identidad, y las preferencias sexuales”.

De hecho, ahora tenéis a una mujer trans en la banda, Jade Riot Cul. ¿Cuándo os lo comunica y cómo vivisteis su transición?
“Es una historia muy curiosa. Cuando Judit entró en la banda, antes de transicionar, no acabó de encajar. Siempre tenía muchas reservas y nunca se integró. Los dos primeros años no participaba apenas. En un momento dado nos ofrecieron una gira y nos dijo que por su naturaleza no se sentía cómoda compartiendo un autobús con mucha gente y tantos meses fuera de casa. Nosotros no sabíamos nada. Teníamos que decidir si hacíamos la gira sin ella, o nos poníamos a hacer el disco nuevo, y más adelante ya veríamos. Y optamos por la segunda opción. Eso le dio la oportunidad de transicionar. El punto de inflexión fue el photoshoot. Nosotros teníamos claro que queríamos pensar nuestra imagen y cada uno se fue posicionando. Y ella dijo que quería algo más andrógino, y le dijimos ‘adelante’. Y al día siguiente nos mandó una foto con un vestido de mujer. Que no pasa nada, pero nos chocó porque cuando se presentaba en masculino solía ir con chándal y muy tirado, y ahí aparecía muy glamourosa. Y entonces fue cuando dijo que tenía que hablar con nosotros”.

¿De esto cuánto tiempo hace?
“Hará año y medio. Quedamos y nos lo explicó, y al cabo de un mes empezó a tomar antiendrógenos y estrógenos. En las primeras fotos, en las que todavía sale Irene, apareció ya como Judit. Para nosotros ha sido un aprendizaje brutal porque no conocía a ninguna persona transexual y ahora es amiga mía y podemos hablar de todo. Yo soy muy vocal con mis opiniones, pero quiero que me resuelva dudas desde el respeto. A mí me parece algo maravilloso. Y además, desde ese momento Judit empezó a participar de manera muy productiva en la banda. Es otra persona. Ahora es la primera que quiere salir de gira. Hemos tenido una reacción muy adversa por parte de algunos fans de Season Of Mist, pero no importa. Espero que haga reflexionar a la gente, pero nuestra manera de normalizarlo es no darle importancia. Tenemos una mujer trans, ¿y qué? Tampoco queremos hacer bandera de eso e ir de guays”.

Al final, en realidad, es poner un espejo delante de la persona que lo critique.
“Sí. Sigue con el discurso de buscar la propia individualidad como punto de partida de todo”.

A parte de Judit, ¿cómo es el proceso de integrar al resto de miembros nuevos?
“Es complicado porque somos una banda prometedora, pero deficitaria. Al contrario que Trujillo en Metallica, aquí hay que invertir un capital y que, si nos vamos de gira, tienes que dejar el curro que tengas. Así que no es fácil. Pero afortunadamente seguimos teniendo ese billete dorado de Willy Wonka. No es fácil encontrar a gente especializada en sintetizadores, porque no buscamos sólo un teclista, sino alguien que sepa de electrónica, sonido y tecnología. No se trata de tocar el piano. Y Víctor (Vallespir, aka Viral Vector Lips –ndr.), el guitarra, pese a ser más joven, también es un shredder total”.

En la escucha para medios que hicisteis, comentaste que Jorge Mur, el productor, dijo que la primera maqueta del disco que le pasasteis era una mierda. ¿Cómo pasáis de una mierda a un álbum que está de puta madre?
“Con un año de por medio en el que lo replanteamos todo. El fondo era el mismo, pero cambiamos la forma”.

¿Eran canciones distintas?
“Los títulos, los conceptos, eran los mismos, pero el sonido, los riffs, eran completamente distintos. A Jorge le horrorizó. No quería otro disco aburrido, y nos dijo que éste era todavía más aburrido. Queríamos hacer un disco de metal y rock, pero sin los recursos del metal y el rock. Partimos mucho de sintetizadores, de ritmos bailables, de atmósferas… Creo que habíamos caído en el mismo error que en A Year With No Summer, de pensar que el concepto lo aguantaba todo. Pero Jorge nos hizo ver que nuestras ideas súper místicas no eran atractivas per sé, que la gente no iba a dedicarle el tiempo para escarbar. Es al revés, si consigues a través de un tema que se motiven a saco, quizá un pequeño porcentaje se interese por saber de qué va esto. Así que se lanzó todo a la basura, y volvimos a empezar”.

Vaya cura de humildad, ¿no?
“Totalmente. Lo hizo de manera muy insultante, sin ninguna delicadeza (risas)”.

¿Y no estuvisteis tentados de decirle ‘Jorge, no lo pillas. Nos buscamos a otro’?
“No. Jorge es irrenunciable. Es el quinto Beatle y su palabra es la ley. Pero lo es porque está con un pie dentro y otro fuera. El otro día escuchaba a Kayne West decir que cuando haces cualquier obra artística tienes que tener el máximo feedback posible de la gente con la que tengas la máxima intimidad. Porque no te engañarán. Tienes que buscar activamente la crítica destructiva. Tienes que escucharlos. Si tiras adelante algo sobre lo que estás muy convencido, tira adelante. Como por ejemplo de la portada del disco, pese a lo que digan los pacoblacks que siguen a Season Of Mist. Lo que me dijo Jorge me dolió, pero el hecho de que me doliera me hizo ver que quizá tenía razón. Y quizá lo sobrecompensamos: ‘Si quieres divertirte, con éste no te vas a aburrir’”.

Pero querer hacer algo más pegadizo y poder hacerlo son cosas distintas. No es tan fácil hacerlo bien.
“Hacer hooks es la magia. Los que saben hacerlos han triunfado y los que no estamos comiendo mierda. Los hooks tienen que ver con el contraste sonoro. Contraponer cosas muy graves con cosas muy agudas, funciona muy bien. Determinados cambios armónicos y melódicos, también. Dirigir la atención hacia un punto y luego cambiarlo. A Year With No Summer no tenía eso. Era más gris y lineal. En éste pasamos de un extremo a otro. Creo que hemos mejorado mucho, pero todavía no hemos llegado”.

Has descrito los hooks de una manera muy técnica. ¿Te pusiste hits de Katy Perry o Miley Cyrus para estudiar cómo lo hacen?
“Absolutamente. En el pop es donde está la fórmula de los tempos, de la duración de las partes. Esta gente parte del manual de escribir temazos y todo lo que puedas aprender de ahí es súper enriquecedor. La gente que ha triunfado como Eminem y ha revolucionado géneros es porque ha incorporado recursos del pop. O Baroness. Pero tampoco puedes seguir sólo una fórmula, tienes que ofrecer algo distinto. No sólo tiene que ver con la música, sino con los colores, el concepto estético. Tienes que estar al límite de rozar el ridículo. Meter vocoders o ritmos funky es anatema en el mundo del metal. Yo creo que este disco camina por el filo de la navaja, pero eso lo hace interesante. A mí me encanta tener haters, porque al menos quiere decir que has tocado el nervio. A mí me divierte mucho componer, aunque sea complicado porque lo hacemos entre los cinco. Pese a mi caricatura de fascista totalitario creo que somos la única banda realmente democrática del mundo (risas)”.

JORDI MEYA *

* Esta entrevista ha sido editada respecto a su versión original a petición de la banda.