Cuando estás harto de escuchar tanta palabrería barata por parte de las bandas asegurando que su nuevo trabajo es un giro en su evolución para después encontrarte con lo mismo de siempre, agradeces que existan grupos como Obsidian Kingdom.
A pesar del impacto que supusieron obras como Mantiis (aquel collage imposible con el que debutaron en 2012) y el reflexivo A Year With No Summer (menudo título más profético), a los barceloneses nunca les ha temblado el pulso a la hora de dar el enésimo golpe de timón. Es más, se podría afirmar que las ganas de reinventarse y sorprender al oyente son su verdadera razón ser. Tras otros cuatro años de proceso, con sus correspondientes cambios de miembros mediante, Meat Machine vuelve a cumplir su propósito de no repetir esquemas previos.
A primera vista, se aprecia que el metal industrial de gente como Nine Inch Nails y Ministry (¿soy el único que ve en la portada un clarísimo guiño a Filth Pig?) ha sido el punto de partida en esta nueva aventura. La dupla de entrada con ‘The Edge’ y ‘The Pump’ confirma que las cotas de agresividad han subido varios enteros, por no mencionar el monstruoso ejercicio que supone ‘Mr Pan’, en el que poco a poco te van sumergiendo en ese mundo de pesadilla sónica que han creado para la ocasión.
Pero, por supuesto, hay muchísimo más aquí dentro. La voz de la guitarrista Irene Talló (aunque ya no se encuentre en sus filas) reclama protagonismo en varios momentos, dando un toque de dinamismo en contraste a la de Rider G Omega, quien recupera sus registros más contundentes. Incluso en ‘Womb Of Fire’ se atreven a experimentar con el autotune sin caer en el ridículo. Por su parte, ‘Naked Politics’, ‘Vogue’ y el poderoso single ‘Meat Star’ estarían entre los momentos más accesibles de toda su discografía, aunque no por ello vacilan a la hora de acribillarnos.
Suena contradictorio, ¿verdad? Pues espérate a escucharlo y descubrir porque Obsidian Kingdom continúan siendo una de las formaciones más especiales e impredecibles que tenemos por aquí.
GONZALO PUEBLA