La reedición remasterizada de Ten, el debut de Pearl Jam, saldó una deuda pendiente con sus fans. Fueron muchos años pensando como podían sonar esas canciones sin el exceso de reverb del que Rick Parashar las dotó en la mezcla original. Sin embargo, hay cero casos documentados de seguidores de la banda, y eso que podemos ser un verdadero coñazo, pidiendo una remasterización del Vs.. Eso es debido a que, simplemente, la producción original de 1993 es inmejorable.
Este disco suponía la reválida para los de Seattle, que dos años antes habían contribuido a poner patas arriba la industria musical con su álbum debut. No fueron pocas las críticas que recibieron en su momento, focalizadas en su sonido y puesta en escena, más cerca del rock clásico que de los cánones punk y nihilistas que ofrecía el grunge. Parecía que lo único que unía a Pearl Jam al movimiento eran las camisas de franela y la ciudad de procedencia.
La difícil tarea de producir este trabajo recayó en alguien que también necesitaba reivindicarse. Brendan O’Brien, hasta el momento, pese a ser un habitual en las mezclas de la factoría Rubin, no se había hecho con un nombre como productor y venía de producir el debut de Stone Temple Pilots, otra banda no muy bien vista por los puristas del grunge.
El resultado fue espectacular. Vs vendió un millón de copias su primera semana, convirtiéndose en multiplatino. Pearl Jam se convirtieron en una de las bandas más grandes del mundo y, Brendan O’Brien inició una carrera como uno de los productores más reputados del rock. ¿Había para tanto? La respuesta es sí. A diferencia del debut, tenemos un sonido a la altura de las canciones. El bajo suena como un cañón, las guitarras se alternan con mucho filo, la caja de la batería mueve tu pie y Vedder, desprovisto de eco, es el puto amo. Y qué decir de los temas. ‘Go’, ‘Animal’, ‘Daughter’, ‘Blood’ o ‘Rearviewmirror’ son mucho más que canciones para los que pasamos de los 40.
Tres décadas después, Pearl Jam lanzan esta Legacy Edition en versión doble vinilo (45 rpm), en lo que ellos llaman New Spatial Audio Mix, con la idea de reducir la compresión y hacer respirar mejor la mezcla. El fruto es espectacular, resaltando cada instrumento de manera individual y mejorando lo que parecía inmejorable. Las guitarras ganan en protagonismo, aumenta el volumen de los coros, los bajos siguen siendo omnipresentes pero no eclipsan al resto de elementos. Por momentos parece que estemos escuchando un disco nuevo (madre mía ‘Blood’ o ‘Glorifed G’) donde, sin perder nada de lo que hacía grande la mezcla original, emergen nuevos matices que enriquecen el resultado final.
La edición digital trae como extras dos outtakes de las grabaciones, la preciosa conocida ‘Crazy Mary’ y la guitarrera instrumental ‘Cready Stomp’. Los innumerables directos y los recopilatorios de inéditas que ha ido ofreciendo Pearl Jam a sus seguidores durante estos años, imposibilitan el aliciente de material desconocido para el fan. Si alguien tiene interés en saber de lo que eran capaces en esa época, siempre recomiendo el directo de Atlanta del 94, con audio de calidad oficial. La biblia en verso.
Tres décadas después, tanto Pearl Jam como Brendan O’Brien van con velocidad de crucero en cada nuevo trabajo. Aburguesados y sin capacidad de sorpresa. Sin embargo, mi yo de hace 30 años se pondría muy contento de verme vivo; y a mí me pasa igual con esta gente: que sigan aburriéndome muchos años más.
LLUÍS PUEBLA
