Son tan curiosas las percepciones que uno se construye en la cabeza que en la mía Periferia era una banda ruda, veterana y curtida en las mil y una batallas del pit. Ya fuera por la tipografía que lucía en su debut, Fortuna o Discordia, el cual se me escapó en su momento, o por el mismo nombre de la banda, todo me llevaba a los suburbios callejeros y peligrosos que vieron nacer el hardcore más ortodoxo.
Casi en las antípodas de todo eso -tan solo se acerca el hecho de que vengan de las afueras de Barcelona, concretamente de La Roca del Vallès, cerca de Granollers, dando sentido a su nombre- tenemos a una banda novel y con ganas de comerse el mundo a través de una música mucho más luminosa y vitalista. De hecho, es lo primero que llama la atención junto a la peculiar voz de Berta, vehículo para expresar todas las inquietudes que el joven combo destripa en su segundo retoño.
Son los Rincones De Nadie, aquellos lugares de nuestro interior en los que guardamos sueños, miedos y fortalezas, el eje central de un disco que desprende sencillez, frescura y espontaneidad. Y tampoco sorprende que su poético mensaje haya calado tan rápido entre el público -despachando su primera tirada en vinilo en apenas diez días y las 400.000 reproducciones en Spotify- cuando, además, la música resulta igual de adictiva.
Sin grandes alardes instrumentales, el disco navega en todo momento por esa vertiente del punk rock americano apto para todos los públicos y de estribillo fácil. Algo de lo que hacen virtud en temas tan irresistibles como ‘Guerra Interna’, ‘Desapareciendo’ o ‘Malas Caras’. Aunque algún momento suba un poco las revoluciones, caso de ‘Nada Firme’ o la colaboración de Etxekalte llevando ‘Una Luz’ a un terreno más metal, el trabajo rezuma sensibilidad pop por todos sus poros.
Lo extraño -y hasta cierto punto antinatural- sería que a estas edades no salieran a flote todos tus referentes. Y es que, a algunos no tan obvios como Berri Txarrak o Rise Against (pese al idioma, la balada semi acústica ‘Rincones de Nadie’ tiene mucho de ‘Swing Life Away’) hay que sumar otros más evidentes del rock urbano estatal. En ‘Valor y Fuerza’ te encuentras la influencia de Desakato de frente, y escuchando ‘Parar el Tiempo’ dirías que han pasado toda su adolescencia con Marea de fondo. Por esto y porque también consiguen sonar a algo propio cuando se lo proponen (‘La Ciudad’), no sería descabellado ver a Periferia cubrir el hueco que han ido dejando este tipo de bandas en la escena nacional. Potencial está claro que hay.
JORGE AZCONA
