Ante Basom Gryphos, el segundo álbum del prolífico dúo Pestilength, me he visto un poco como Pinhead de Hellraiser por dos razones bien distintas. En primer lugar, porque gracias a la reiteración y algunos paisajes envenenados, uno puede sentirse intimidado por los vascos. Como si le clavaran una ristra de clavos hasta la materia gris. Pero por otro lado, debo admitir que esta obra también me ha provocado otro tipo de cefalea, pues de la misma forma que hay elementos a ensalzar, también los hay otros, y de peso, que no me han acabado de convencer.
Pestilength son acólitos del death retorcido, traumático e híper ennegrecido de Portal, no en vano el mismísimo The Curator les ha echado un cable en ‘Tephra Codex’. Vaya por delante también que personajes como Wrest de Leviathan les ha ensalzado en el pasado, así que estamos ante dos desalmados que, definitivamente, saben lo que se traen entre manos. Que no quepa ninguna duda.
‘Tamm’ te hace cabecear, aunque para mí ya da muestras de que Pestilength sonarán aquí demasiado pulcros y definidos. A ver, tampoco nos llevemos a equívocos… Esta grabación en los Eclectic Studios con mezcla y master de X horrorizaría a cualquier persona no versada en el death de catacumba actual o el black death más despiadado, pero en serio, yo considero que esta obra es demasiado nítida. Un amasijo inclemente a lo Death de Teitanblood, una de esas pelotas de odio en las que no distingues una mierda de con qué diablos te están martirizando, creo que le hubiera sentado mucho mejor a estos cortes.
Pero en esta montaña rusa traicionera luego tenemos ‘Engtlant Suhb’, que hurga y hurga en la herida y es llevada a otro nivel de tortura cuando esas voces corruptas, escupidas por una lengua viperina, terminan por viciar totalmente el ambiente. Nada que objetarle a ‘Phorme’, pero sí en cambio a ‘Thelegm’. Es sencilla, obvia, no agrede del todo, y encima ofrece un remanso de paz. Para servidor, la más floja de la colección.
Joder, comparadla con ‘Tephra Codex’… Ésta es maquiavélica, taimada, tortuosa, de estructuras rocambolescas. En definitiva, es lo que espero de ellos. Y acaba rockeando, la cabrona. ‘Exertion’ tiene su qué, y ‘Chrome’… Bufff, es exigente. Al principio no sabes por dónde va, ahí, con todos esos punteados, pero al final saben darle la vuelta y cuando pisa el acelerador conectas con su sadismo. De ‘Vexed’ me quedo con la toxicidad que vuelven a emanar esas gargantas viles a lo Profanatica, Demoncy. Una maldad necesaria en un tema que parece puente, aunque finiquite el disco.
Poca o ninguna conclusión podrás sacar de este plástico a la primera escucha, y eso ya es de agradecer. Me ha costado perdonarles que me dejen con vida, que no todo aquí sean canalladas supurantes, pero hay que valorarles otros muchos puntos fuertes. De hecho, que me hayan obligado a estrujarme el cerebro es más que suficiente para que Pestilength sigan contando con toda mi atención.
Sé que su mayor apocalipsis musical está por llegar, y ahí estaremos para narrarlo.
PAU NAVARRA