Autor: David Keenan
Editado por: Sexto Piso
Si hiciéramos el ejercicio de trasladar a imágenes la trama desarrollada en Por Los Buenos Tiempos, varias películas nos vendrían fácilmente a la cabeza: Uno De Los Nuestros por la violencia, Trainspotting por las rayadas, Snatch: Cerdos Y Diamantes por el ritmo trepidante, Pulp Fiction por la verborrea de muchos diálogos y, por supuesto, Domingo Sangriento por el contexto sociopolítico en el que está encuadrado la novela.
Estamos en Irlanda del Norte en los años 70, la mejor década en las vidas de Tommy, Barney y Sammy (el narrador, que le está explicando la historia a su hijo): “Belfast te atrapa en sus fauces nada más llegar. Pero en el momento en que tomas algo de distancia, entonces todo te cae encima. Es una locura total y absoluta. Dios no creó la Tierra para esto. Dios creó la Tierra para que lleves a tu chorba a un picadero con vistas al mar y le metas un buen repaso en el asiento trasero del coche. Para eso creó Dios la Tierra. Y mira tú en lo que la hemos convertido”. David Keenan utiliza un lenguaje coloquial, muy de la calle, e incluso se atreve a intercalar chistes en la narración, tal vez para quitar peso a la trágica historia que quiere explicar. Lo que no me gusta es que los diálogos no se reflejan como tales en el texto, sino que se integran en la narración y eso dificulta la comprensión de algunos debates.
Donde sí que acierta de pleno el escritor escocés es al incluir un montón de referencias musicales: los personajes están obsesionados con las canciones del crooner de origen italiano Perry Como, Sammy prefiere pasarse la vida entre rejas antes que escuchar la basura de The Dark Side Of The Moon de Pink Floyd y todos flipan cuando asisten a su primer concierto de punk en la Navidad de 1977 (tocan The Clash en la Universidad de Queen’s). En esa misma página una sentencia llama la atención: el IRA es el mayor grupo punk que existe. ¿Por qué? Tendréis que leer Por Los Buenos Tiempos para entenderlo.
JORDIAN FO