No se si os ha pasado también a vosotros, pero con esto de la pandemia he perdido completamente la noción del tiempo. El caso es que cuando pienso en el último disco de PUP, el magnífico Morbid Stuff, por un lado me parece como si hubiera salido hace apenas unos meses, pero por otro, como si lo hubiera hecho hace una eternidad.
El caso es que lo he mirado, y apareció en abril de 2019, lo cual hace que la aparición de este EP sea totalmente lógica, más teniendo en cuenta que una banda tan habituada a vivir en la carretera esté obligada a hacerlo en casa.
De todos modos, tampoco es que estas canciones hayan surgido durante el confinamiento, pues la mayoría proceden de las sesiones de su anterior álbum. Así que lo que tenemos aquí es una continuación tanto en sonido como en intención.
Con su característica energía contagiosa, los canadienses despachan seis canciones en apenas 17 minutos. El EP se abre con ‘Rot’, el único tema que sí que han escrito este año, y a pesar de que en las estrofas la voz de Stefan Babcock y la guitarra le dan un aire más cercano al post punk, el estribillo es un festín melódico marca de la casa. ‘Anaphylaxis’, ‘Nothing Changes’ tienen ese punto descacharrado que tanto me gusta (como si los Weezer de Pinkerton hicieran punk), mientras que en ‘Edmonton’ desbarran a gusto subiendo la potencia.
Aunque probablemente mi corte favorito de los seis sea ‘A.M. 180’, una versión de Grandaddy que son capaces de llevar a su terreno, aun siendo fieles a la original. Desde luego la melodía de guitarra inicial se te quedará en la cabeza durante un buen tiempo.
Con el toque de queda en marcha, y lo que está por venir, está claro que todos sentiremos en algún momento que ‘this place sucks ass‘, sea nuestra casa, nuestra ciudad o nuestro país. Pero al menos, tendremos este dulce caramelito de PUP para hacerlo más llevadero.
JORDI MEYA
