Hace justamente tres años Rambalaya lanzaban su debut homónimo en pleno confinamiento. Un panorama poco favorecedor para que su combinación de swing, soul y rhythm n blues pudiera llegar a buen puerto cuando no era posible ni tan siquiera llenar las salas para bailar y disfrutar de sus canciones.
Afortunadamente, el combo barcelonés viene a demostrar con Only In My Dreams que lo suyo no era un mero pasatiempo para sus componentes (todos ellos militantes experimentados en formaciones como Los Mambo Jambo, A Contra Blues, Koko-Jean & The Tonics o Los Saxofonistas Salvajes) y que están aquí para quedarse. Y la mejor prueba de ello es que se trata de un trabajo claramente superior a su predecesor. Palabras mayores.
El batería Anton Jarl, principal compositor de la banda, ha optado por empujar a sus compañeros mucho más lejos que en su primer intento. Es por ello que aquí encontraremos medios tiempos enternecedores con arreglos de cuerda por parte de Jordi Font y la Barcelona Rock Strings (‘Until I See You Again’, ‘Always Blue’), cortes de irresistible sabor latino (‘Rider With No Head’ y esa especie de revisión libre de ‘La Bamba’ que es ‘Second Date’), o armonías a cuatro voces cortesía de The Gourmets Vocal Quartet en el vigorizante gospel de ‘Lonesome Land’. Un cheque en blanco lleno de posibilidades, pero sabiendo donde invertir con cabeza para conseguir el máximo beneficio.
En buena parte, todo ello se debe a poder disponer de un portento vocal como Jonathan Herrero, capaz de hacer suya cada línea. Da igual que a las primeras de cambio se destapen con ‘Cry’ (una pieza que no tardas en visualizar siendo interpretada por el mismísimo Roy Orbison), se pongan a surfear sobre el groove de ‘When Your Chicken Come Home To Roost’, o le den un poquito al rock and roll en ‘Cabin Fever’. Este tipo canta cualquier cosa que le echen.
La joya de la corona llega con ‘Only In My Dreams’. Una power ballad ganadora dedicada a los corazones rotos. A Chris Isaak seguro le hubiera encantado escribirla. En otro tiempo, podríamos estar hablando de un clásico imperecedero para cerrar los bailes de instituto. De momento, quedémonos con que Rambalaya seguramente hayan entregado el disco de sus sueños, que no es poco.
GONZALO PUEBLA