Título: Engañar al mundo. La historia oral de una banda llamada Pixies
Autores: Josh Frank y Caryn Ganz
Editado por: Liburuak

El cuarto trabajo de Pixies, Trompe Le Monde, salió a la venta en septiembre de 1991. Esa misma semana vio la luz el segundo disco de Nirvana, el que cambiaría para siempre la historia del rock. Y tiene gracia esta coincidencia porque sin los duendecillos de Boston ese Nevermind nunca habría existido. O habría sonado muy diferente.

El presente Engañar al mundo. La historia oral de una banda llamada Pixies recoge la intrahistoria de los primeros trabajos de una de las bandas de rock más influyentes de los últimos 40 años. El provocativo título del volumen es precisamente una traducción más o menos literal de ‘Trompe le monde’, ese cuarto disco eclipsado por el lanzamiento de unos alumnos aventajados, un cuarto elepé que marcaría el principio del fin de la primera etapa del cuarteto liderado por el cantante y guitarra Black Francis, nacido Charles Thompson y más conocido como Frank Black.

Aunque incompleto, por centrarse en la primera etapa de la banda, la más vertiginosa, este documento merece mucho la pena. Sus 262 páginas compilan y ordenan suculentos testimonios de la propia banda y de personas de su entorno, incluyendo mánagers y músicos coetáneos de la talla de Steve Albini -con el que grabaron Surfer Rosa-, J. Mascis, PJ Harvey y Billy Corgan. Aquí no hay interpretaciones ni leyendas urbanas que valgan, solo testimonios hablando en primera persona. Así, leyendo este libro es posible hacerse una composición, entre otras muchas cosas, de lo que pasó para que Frank Black y Kim Deal se distanciaran.

Esa tensión en aumento entre sus dos integrantes más carismáticos marcó el devenir de la banda hasta su disolución tras la presentación del citado Trompe Le Monde, cuya grabación fue cualquier cosa menos un trabajo en equipo. Black recuperó viejas canciones y grabaron las diferentes partes por separado. Las contribuciones de la bajista de la enorme sonrisa fueron despreciadas abiertamente por el autoritario líder de la banda. “No quería que ella dejara una huella profunda en las canciones”, recuerda el productor de ese disco (y de los dos anteriores), Gil Norton, testigo de excepción del ascenso, caída y renacimiento del cuarteto.

Que no os confunda el título: Pixies no engañaron a nadie, pues fueron radicalmente honestos desde el primer momento, para bien y para mal, con sus aciertos y sus errores. Se formaron en los 80, cuando lo que ahora conocemos como internet era poco menos que una ensoñación futurista, y siguieron su instinto melódico, sin pensar en escenas, mucho menos en tendencias. En unos ochentas marcados por los pelos cardados, vistosos maquillajes y excesos en general, ellos llegaron a lo más alto -con la inestimable ayuda del sello británico 4AD desde el primer momento- haciendo “música en blanco y negro, cruda, seca y bien escrita”, como explica en el libro Stephen Perkins, batería de Jane’s Addiction, banda con la que compartieron varias giras.

Estructurado en actos, como si de una ópera punk se tratase, el libro empieza con la presentación de los cerca de 50 personajes y va de la grabación de The Purple Tape en 1987, una demo con 17 canciones grabadas en Fort Apache, hasta la celebrada reunión en 2004 tras más de una década separados. “Había olvidado lo mucho que me gusta esta banda, lo mucho que me gusta estar en esta banda”, manifestó el propio Black durante esa gira.

El productor y dramaturgo Josh Frank y la periodista Caryn Ganz firman a cuatro manos este interesante volumen, publicado originalmente en 2007 y que ahora podemos disfrutar por primera vez en castellano gracias a Liburuak, el proyecto editorial de la promotora Last Tour.

Una reedición ideal para sumergirse y redescubrir el universo Pixies, una banda gigantic, a big big love.

LUIS BENAVIDES