Si de algo sirve la pausa de lanzamientos que se suele dar a final y principios de año es para aprovechar y descubrir aquellos trabajos que se te pasaron en su día por falta de tiempo. En mi caso personal, uno de esos hallazgos tardíos ha sido el de Rojo Cardinal.
En los meses anteriores ya me había llegado el nombre de este trío de Badajoz residente en Madrid gracias a un referente que nunca suele fallar. Y es que su primer álbum, ¡Vuelan!, fue grabado en los tan recurrentes como infalibles Westline Studios de Juan Blas. A pesar de ello, Bruno, Guillermo y David ya cuentan con el bagaje de haber militado en otras formaciones como Hongoh y Tubarão.
Seguramente eso explique que las ocho canciones que componen este debut suenen tan maduras y cohesionadas. Citan como influencias el post rock y la energía de unos titanes como Alexisonfire (su nombre es un claro guiño al disco Young Cardinals), aunque la realidad es que por sus letras en castellano se acaban asemejando a unos Catorce más cercanos al indie que al post hardcore. Pero que nadie se lleve a equivoco porque aquí las canciones no están faltas de contundencia ni mucho menos.
Por ejemplo, ‘Ciclos’ evidencia un importante componente melódico tanto en las melodías como en las guitarras, pero cuando quieren le saben imprimir un punch necesario a las composiciones. Ese dinamismo queda demostrado en singles como ‘Despierto’, ‘Pepsi ’98’ y ‘De Otoño’. Esta última con unos teclados adictivos que no serían descabellados escuchar en cualquier emisora comercial.
Y es que por encima de todo, Rojo Cardinal tienen el punto de mira fijado en escribir la canción más redonda posible, como esa ‘Madrid’ que cuenta con un coro gigantesco. No podían alzar el vuelo de mejor manera.
GONZALO PUEBLA