Con la publicación de Typhoons, Royal Blood parecían estar dispuestos a demostrarle al mundo que podían dar más de sí que el ser el penúltimo hype del rock británico. Su acercamiento a sonoridades más bailables significó al menos una inyección de frescura a una fórmula que corría el riesgo de perder sabor tan rápido como un chicle después de masticarlo un par de minutos.
Sin embargo, algo no debe haber cuadrado del todo en la hoja de ruta de Mike Kerr y Ben Thatcher, pues tan solo dos años después, el dúo ha optado por recular en su evolución en lugar de seguir avanzando. Un paso hacia atrás que no necesariamente significa dos hacia adelante.
Back To The Water Below devuelve a los de Brighton a la misma casilla en la que se encontraban con How Did We Get So Dark?, donde tuvieron que lidiar con la papeleta de replicar el éxito de su debut de 2014. Sónicamente, casi podríamos considerar este cuarto trabajo como el tercero de la banda, pues coge el testigo dónde lo abandonaron en su segundo largo. De los efectos secundarios tras el festivo Typhoons no queda ni la resaca.
En todo caso, este regreso a aguas ya visitadas sería el disco de redención de Kerr, pues la temática de algunas canciones gira alrededor de su lucha por mantenerse sobrio una vez aparcados los malos hábitos y adicciones presentes en las giras. En ‘How Many More Times‘ y la T. Rexiana ‘There Goes My Cool’ se aproximan al glam en forma de medios tiempos con una apariencia más vulnerable y menos soberbia de la que nos tienen acostumbrados. La misma que exponen ‘The Firing Line’ y una nocturna ‘Waves’, dejando que el piano aparezca como elemento protagonista.
Podría entenderse como un ejercicio de madurez. Pero claro, la cabra siempre tira al monte y con ‘Mountains At Midnight’, ‘Tell Me When It’s Too Late’, ‘Shiner In The Dark’ y ‘High Waters’ se empeñan en recordarnos cuanto le deben al rock musculoso de Queens Of The Stone Age o Arctic Monkeys. No es que sean los mejores en esa parcela, pero un par de riffs siempre son bienvenidos. Aunque vengan de un bajo con la distorsión al 11.
En líneas generales, Back To The Water Below es un trabajo correcto y que entra fácil, pero del mismo modo que pasaba con los anteriores, no acaba de volarte la cabeza del todo. A un año de cumplirse una década desde su irrupción en el panorama musical, Royal Blood continúan sin terminar de justifcar su posición como uno de los grandes nombres del rock contemporáneo. Y, la verdad, a estas alturas más les valdría haberlo hecho ya.
GONZALO PUEBLA
