En los seis años que separan Wick de este Rebuilding The Mountain, a Royal Thunder les ha dado tiempo de destrozarse por dentro con relaciones tóxicas, poner las adicciones por encima de la propia música, y hacernos pensar que la banda había desaparecido.
La satisfacción fue doble cuando, tras algún single aislado, aseguraron su continuidad anunciándonos el lanzamiento de un cuarto álbum que ha acabado siendo toda una sorpresa para quienes perdimos la fe por el camino.
Por un lado, siempre es gratificante seguir teniendo entre nosotros a una de las bandas más especiales de los últimos años, que sin inventar la rueda, consiguieron poner en un lienzo el hard rock 70’s y 90’s, el grunge, el stoner o la psicodelia, con sentido. En el otro está la certeza de que han logrado superar las dificultades y renacer de sus propias cenizas -como su propio título indica en toda una declaración de intenciones- con un álbum 100% Royal Thunder.
La forma de concatenar ‘Drag Me’ y ‘The Knife’ de entrada, con un arpegio que va cogiendo color y temperatura al son de Mlny Parsonz para desatarse luego, como si fuera el revés de una misma moneda, ya deja más poso que el grueso de Wick, un buen disco a la sombra de Crooked Doors. Y es que fue entonces cuando aquella voz nos enamoró a muchos al instante. Ese sentimiento será difícil de igualar, pero Rebuilding The Mountain está lleno de momentos que se le pueden acercar.
En ‘Twice’ y ‘Live To Live’ sentimos todo el alma bluesera de Mlny (es increíble la cantidad de estiloss que puedes asociar a su voz), brillando con luz propia y haciendo destacar al resto. La certera ‘My Ten’ suelta la melena del ahora trío, tras la marcha de Will Fiore y el regreso de Evan Diprima a la batería, y en otros como ‘The King’ o ‘Fade’, muy a lo Baroness del Yellow, nos hacen flotar acercándose a su versión más inspirada. Aunque en realidad, más que temas concretos, la mayor virtud del álbum quizá sea funcionar en bloque, fluyendo perfectamente sin apenas altibajos y apoyado en una duración perfecta.
Al igual que en el resto de aspectos de la vida, Royal Thunder han tenido que tocar fondo para coger impulso y dar lo mejor de sí mismos de nuevo. Esperemos que también sepan canalizar las buenas energías y, de paso, no hacernos esperar otros seis años.
JORGE AZCONA