Para empezar, busquemos el significado del concepto que titula el disco: Gnosis. Según la RAE: γνῶσις gnôsis ‘conocimiento’. 1. f. Conocimiento absoluto e intuitivo , especialmente de la divinidad.
Y sí, Russian Circles, este trío que durante más de tres lustros llevan practicando post rock y, en sus últimos lanzamientos, más inclinados al post metal, han entregado un octavo trabajo en el que han logrado facturar una cosa muy cercana a la excelencia. Los chicos de Chicago (no confundir con los economistas chilenos que impusieron su teoría económica neoliberal durante el Régimen de Pinochet) han encontrado un equilibrio más que interesante en lo contenido en este disco.
A menudo suenan pesados y contundentes en algunos pasajes, como en la inicial ‘Tupilak’, más veloces en ‘Conduit’ hermanándolos con el stoner, o en ocasiones con desarrollos más elaborados y progresivos, pero que son puro heavy metal, como en ‘Betrayal’ o ‘Vlastimil’ que tiene un inicio doomero.
Evidentemente, hay temas mucho más clásicos, más oníricos, de la banda como el que da título al álbum ‘Gnosis’ o la final ‘Bloom’. Esta ‘variedad’ estilística suena de una manera natural, sin artificios, gracias a la producción a la que ya nos tiene acostumbrad@s Kurt Ballou (como ya sabes, guitarra de los venerados Converge). Consigue que tres personas con instrumentos construyan un inexpugnable muro de sonido, que parece ejecutado por legiones.
Gnosis es un álbum que consigue atraparte, consiguiendo un equilibrio entre lo accesible y lo complejo. Ahí radica el virtuosismo de este plástico, a pesar de encerrar composiciones difíciles todo se hace sencillo para el oyente. Cerca de 40 minutos que pasarán sin esfuerzo y que se te harán cortos. Aquí no hay relleno, van cara a barraca con un único interludio, a veces las bandas de post metal abusan de ellos, de poco más de un minuto, titulado ‘Ó Braonáin’.
Lo importante, sin embargo, es lo que captas tu como fanátic@ de la música, y para el oyente que está acostumbrado a este tipo de sonidos contundentes, estas canciones le harán sentir, e incluso lograr, ese conocimiento absoluto entre lo divino y lo humano (Ndr. – vuelve a la definición del concepto inicial) que persiguen Russian Circles. Una maravilla de principio a fin.
JOAN CALDERON