Parece que poco a poco Ryan Adams está retomando su carrera justo donde la dejó en 2019. Recordarán ustedes que por entonces el de Jacksonville se vio forzado a frenar en seco lo que tendría que haber sido un gran año con el lanzamiento de tres nuevos álbumes.
El motivo de ese silencio obligado no fue otro que las acusaciones de conducta sexual inapropiada y abuso de poder por parte de siete mujeres, entre ellas su ex-esposa Mandy Moore y la cantautora Phoebe Bridgers, con la que mantuvo un breve romance. A pesar de que el FBI abrió una investigación de la que recientemente ha sido absuelto al no encontrar pruebas suficientes, la carrera de Adams ya ha quedado marcada y probablemente esa mancha en su expediente seguirá siendo muy difícil de borrar. Por el momento, sigue sin anunciar nuevas actuaciones.
No fue hasta diciembre del año pasado que Ryan decidió reaparecer con Wednesdays, un trabajo sombrío con aires de redención que la mayor parte de la prensa especializada pasó por alto. Cuesta adivinar si el recién estrenado Big Colors y el aún pendiente Chris (dedicado a su hermano fallecido en 2017) correrán mejor fortuna. Y de no ser así, sería una verdadera lástima en lo que se refiere únicamente a términos musicales.
Porque el décimoctavo LP del enfant terrible del americana nos devuelve al mejor Ryan Adams que podríamos esperar en 2021. El rockero (‘Power’, ‘Middle Of The Line’, ‘I Surrender’), el de las canciones hermosas (‘It’s So Quiet, It’s Loud’, con su toque a The Smiths, o ‘Fuck The Rain’) , el de los arpegios cristalinos (‘Manchester’, ‘Summer Rain’) y el que tan solo necesita una acústica para desarmarte (‘What Am I’, ‘ In It For The Pleasure’). Todos ellos están aquí y rindiendo a buen nivel.
Grabado junto a Don Was en una ciudad fetiche para él como es Nueva York, la idea era crear una banda sonora imaginaria para una película de los 80 que nunca existiría. Tras comprobar que el sonido está más cerca de su trabajo homónimo de 2014 y Prisoner que de la extrema sobriedad de Wednesdays, se podría decir que ha logrado el objetivo propuesto.
Visto lo visto, no sería raro pensar que ese tercer disco que todavía espera el momento de salir del cajón sea editado en los próximos meses. Habrá que esperar a comprobar si la música de Adams es suficiente para hacer olvidar su turbio pasado. Al menos la inspiración sigue estando de su lado.
GONZALO PUEBLA