Nebraska, el sexto disco que Bruce Springsteen lanzó en septiembre de 1982, es una obra fascinante tanto por su contenido como por las circunstancias en las que fue creada.
Tras el éxito comercial de The River, Springsteen empezó a componer decenas de canciones y a grabarlas con la E Street Band para el que tenía que ser su próximo álbum de estudio. Aunque algunas canciones tomaron forma de manera satisfactoria rápidamente, Springsteen sentía que un puñado de ellas, la más introspectivas y oscuras, no conseguían tener el mismo impacto interpretadas con la banda que en sus maquetas acústicas grabadas por su cuenta en un cuatro pistas. Frustrado con la situación, decidió dejar aparcado para más adelante el disco de rock (el que acabaría siendo el super ventas Born In The USA), y publicar las maquetas bajo el nombre de Nebraska. Un movimiento arriesgado desde el punto de vista comercial, pero que a nivel artístico fuer todo un triunfo.
Con el tiempo, Nebraska se ha convertido en uno de los disco más aclamados de su carrera, y también en uno de sus más influyentes, reverenciado por varias generaciones de cantautores americanos. Prueba de ello es que 40 años después Ryan Adams haya decidió grabarlo íntegramente y regalarlo a través de su página web. No es la primera que Adams emprende un proyecto así. En su día hizo lo mismo con Is This It de The Strokes -aunque nunca lo publicó- y en 2015 lanzó su propia versión de 1989 de Taylor Swift, pero seguramente ninguno tiene tanto sentido como este Nebraska.
El reto no era fácil. La desnudez y crudeza de las versiones originales hace que, como comprobó el propio Springsteen, a poco que las manosees, su magia pueda irse al garete. Con eso en mente, Adams no se aparta demasiado del guión establecido, pero cuando lo hace, acierta, por ejemplo llevando ‘Reason To Believe’ al piano, dándole un toque garajero a ‘Johnny 99’, o añadiendo una caja de ritmos a ‘Nebraska’. En su momento Springsteen explicó lo mucho que le habían influenciado Suicide en la concepción del álbum, y en parte Adams ha recogido esa inspiración jugando con reverbs exageradas en ‘Mansion On The Hill’ y ‘Highway Patrolman’, o añadiendo distorsión lo-fi a ‘State Trooper’. No hay nada especialmente sorprendente o brillante, pero Adams ha conseguido que el espíritu nocturno y algo fantasmagórico de Nebraska no se pierda en este homenaje que sobre todo transmite respeto y sinceridad.
JORDI MEYA