Dado que enero suele ser un mes bastante flojo en cuanto a nuevos lanzamientos, es una buena oportunidad para repescar algunos discos interesantes que aparecieron a final del año pasado. Es el caso de How Flowers Grow, el primer largo de los californianos Scowl.
Su álbum vendría a formar parte de la buena cosecha que hemos tenido dentro del punk y el hardcore, reflejada en la inclusión en muchas listas de los últimos discos de Turnstile o Amyl And The Sniffers. Y sin que How Flowers Grow esté a ese mismo nivel, en apenas 15 minutos deja intuir el potencial del cuarteto. Si por la brevedad de sus 10 canciones has deducido que Scowl tiran más hacia el hardcore tradicional, estás en lo cierto, pero, al mismo tiempo, ofrecen algo más que simplemente eso.
Los riffs y los breakdowns de ‘Dead To Me’, ‘Pay Privilege Due’ y ‘Trophy Hunter’, unidos a un sonido añejo, pero fresco, son perfectos para moshear y hacer molinillos, y la resquebrada voz de Kat Moss aporta el punto de punch perfecto para que todo encaje como debe. La muchacha lo da todo en cada frase que escupe, y cuando en la brevísima ‘Fuck Around’ se le une Sammy Ciaramitaro de sus vecinos Drain, saltan chispas. Además, sin renunciar en ningún momento a la agresividad, las canciones tienen gancho.
Pero como decía, Scowl tienen algunas sorpresas guardadas en la chistera. En ‘Seeds To Sow’, la vocalista pasa a un registro totalmente melódico (pero no en plan punk pop) y de golpe aparecen unos saxofones, y tanto al inicio de ‘Bloodhound’ como en la final ‘How Flowers Grow’ incorporan un toque sludge que les sienta de maravilla. Son sólo pequeños apuntes, pero suficientes como para pensar que en un futuro próximo Scowl pueden dar la campanada.
JORDI MEYA