Para los seguidores de System Of A Down resulta incomprensible, cuando no desesperante, que sus cuatro componentes no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en grabar un disco nuevo en 15 años. Sobre todo porque está comprobado que cuando les interesa, ya sea para ganar un pastizal saliendo de gira, o para una causa tan noble como la de poner luz sobre el conflicto militar en Armenia, rápidamente olvidan sus rencillas.
Aunque ellos lo achacan a diferencias musicales, es evidente que por un lado las discrepancias políticas entre el progresista Serj Tankian y el trumpista John Dolmayan (que para más inri son cuñados) y por otro, la lucha por el liderazgo creativo entre Tankian y Daron Malakian, tienen mucho peso. Pero quizá haya un tercer factor que hayamos pasado por alto y que quizá sea el definitivo, y que no es otro que el cuarteto se haya dado cuenta que no es capaz grabar un material que realmente esté al nivel de su leyenda. Y estas alturas empezamos a tener pruebas suficientes de ello.
Dictator, el último disco de Scars On Broadway de Daron Malakian estaba compuesto de canciones pensadas para System, hace unos meses teníamos sus dos canciones nuevas, ‘Protect The Land’ y ‘Genocidal Humanoidz’, y ahora aparece este EP en solitario de Tankian, que también incluye temas que, según ha explicado él mismo, incluso llegaron a trabajar con el grupo antes de desestimarlos. Si cogiéramos lo mejor de estas 19 canciones es evidente que nos saldría un buen álbum, pero estaremos de acuerdo en que difícilmente haría sombra a sus discos anteriores.
Centrándonos en este EP, en ‘Elasticity’ y ‘Your Mom’, el cantante hace gala de su excéntrico estilo vocal, de saber jugar con diferentes intensidades y elementos folklóricos, y de seguir escribiendo buenas melodías, aunque sin el contrapunto armónico de Malakian parece que a su voz le falte cuerpo. Las baladas ‘How Many Times?’ y ‘Rumi’ no acaban de emocionar, ni tampoco alcanzan el punto de épica que buscan, y por último, la más cañera ‘Electric Yerevan’ te la imaginas funcionando bien en directo, pero tampoco tira de espaldas.
Es muy posible que la química entre los músicos de System las hubiera inyectado algo de excitación, y sería interesante ver cómo trabajarían con los sintetizadores y teclados que aquí tienen más protagonismo, pero si esto es lo mejor que tiene por ofrecer, tampoco me extraña que cuando Serj presentara estos cinco temas a sus compañeros ninguno de ellos mostrara demasiado entusiasmo porque no dejan de sonar como un sucedáneo de SOAD, pero sin la chispa necesaria.
Cuanto más pronto se den cuenta de que se necesitan unos a otros, en lugar de tirar cada uno por su lado, mejor para todos.
DAVID GARCELL