La irrupción de Carnavas en 2006 convirtió a Silversun Pickups en una de las grandes esperanzas blancas dentro del indie rock alternativo del nuevo milenio. Sin embargo, su caluroso recibimiento, reafirmado por el segundo y también notable Swoon, acarreó la pesada losa de ser vistos como los herederos naturales The Smashing Pumpkins.
16 años después y con un buen puñado de álbumes a sus espaldas, está más que claro que el cuarteto angelino ya no va entregar su particular Mellon Collie And The Inifnite Sadness, ni pasar de ser un nombre respetado dentro del circuito cuando su momento de máximo esplendor tuvo lugar hace más de una década. Tal vez por eso mismo los de Brian Aubert por fin se han dado cuenta de que son libres de hacer lo que les plazca porque ya nadie espera nada de ellos. Y es lo mejor que les podría haber ocurrido a estas alturas del partido.
Repitiendo con toda una leyenda como Butch Vig en la producción al igual que hicieran con el anterior e irregular Widow’s Weeds, en Physical Thrills el combo suena vivo, cargado de ideas frescas y con ganas de sorprenderse a sí mismo. Algo nada habitual de ver en un conjunto que se enfrenta a su sexto álbum y que perfectamente podría estar de vuelta de todo.
Y eso que al disco la cuesta coger impulso en el arranque. ‘Stillness (Way Beyond’ y ‘Sticks And Stones’ presentan un contraste de sonidos acústicos y sintéticos sin que la combinación resulte estridente. Al contrario, suenan agradables, pero también conservadoramente seguras. Es tras ‘Dream At Tempo 050’ (primero de la trilogía de interludios que aparecen en el disco) cuando sentimos que las cosas comienzan a animarse de verdad.
‘Scared Together’ te desconcierta por el uso del talk box en el riff y un cambio de ritmo repentino en su ecuador. Cuando la escuché por primera vez, me pareció el peor single de presentación que habían lanzado hasta la fecha, pero según le voy dando vueltas más me convence. Las que no ofrecen dudas son ‘Hidden Moon’ y ‘System Error’, con Aubert comandando a través de guitarras punzantes como hacía tiempo que no le veíamos. En compensación, ‘Empty Nest’ destapa su lado más inocentemente pop mientras que la bajista Nikki Monninger se atreve a poner la voz principal a una balada como ‘Alone On A Hill’.
‘Dream At Tempo 310’ marca la línea divisoria para una recta final en la que sobresalen ‘We Won’t Come Out’, por su estética ambiental quebrada por un inesperado ataque de riffs, y la sentida ‘Quicksand’, dedicada al fallecido padre de Aubert. Con todo esto, Physical Thrills dista mucho de ser un trabajo perfecto, pero nos devuelve a unos Silversun Pickups más atrevidos y aventureros de lo que ya esperábamos encontrarnos. Bien por ellos.
GONZALO PUEBLA
