Desde Kiss hasta Ghost pasando por Slipknot, a lo largo de la historia hemos visto infinidad de formaciones que han utilizado una imagen impactante y el misterio de descubrir sus verdaderas identidades como gancho para atraer al público. Es un viejo truco que sigue funcionando incluso en la era de la sobre información. Que se lo pregunten si no a Sleep Token.
Con un par de singles y EPs editados entre 2016 y 2018, este colectivo británico liderado por un personaje conocido como Vessel comenzó a llamar la atención de la prensa británica tanto por su vestimenta como por su mezcla de estilos. Su debut de 2019, Sundowning, conjugaba de manera interesante elementos de electrónica, melodías pop contemporáneas y riffs de la escuela Deftones.
A pesar de lo relativamente llamativo de la propuesta, sus canciones pecaban de estructuras reiterativas y previsibles. Pequeños defectos que debían ser corregidos en una segunda entrega y que sin embargo no han conseguido ser solucionados en esta revalida titulada This Place Will Become Your Tomb.
Sin ir más lejos, la inicial ‘Atlantic’ ya muestra un desarrollo totalmente reconocible para quienes estén familiarizados con esta banda de encapuchados que rinde pleitesía a una vieja deidad a la que ellos llaman Sleep. Una melodía vocal acompañada de un piano va creciendo hasta llegar a un subidón final cargado de guitarras punzantes y grandes redobles de batería. Aunque no sea exactamente lo mismo, en cierto sentido pueden recordar a Zeal & Ardor por su sentido de mezclar lo espiritual con la agresividad del metal.
Independientemente de si apuestan por la contundencia y la intensidad (‘Hypnosis’, ‘Alkaline’) o por senderos más accesibles (‘Mine’, ‘The Love You Want’), todas las composiciones buscan conseguir un efecto similar. Apenas el juego de voces en ‘Fall For Me’ o la electrónica ‘Descending’ ofrecen alguna ligera sorpresa dentro de un álbum al que le cuesta caminar con soltura. También las interpretaciones del propio Vessel, en ocasiones exageradamente dramáticas, pueden terminar cargando al oyente.
Curiosamente en la recta final se encuentran dos de los cortes más logrados de toda la obra. Una épica ‘High Water’, que condensa varias de sus cualidades, y la final ‘Missing Limbs’ poniendo ese punto de calidez en contra de una producción a ratos excesiva.
La música de Sleep Token reúne herramientas lo suficientemente atractivas como para acabar construyendo un disco en el que todas las piezas terminen encajando. Ojalá lo consigan mucho antes de que acabemos descubriendo quien se oculta bajo la máscara.
GONZALO PUEBLA