Acercándose poco a poco hacia sus treinta años de vida -todo un hito para cualquier banda de rock/metal en España- y con nueve discos a sus espaldas, Sôber han entrado en esa etapa de su carrera en la que tienen suficientes elementos en su armario creativo como para ofrecer un disco de lo más variado, sin que tengan que salirse del sonido por el que se les identifica.
Así, en E-L-E-G-Í-A reconocerás aspectos que ya has escuchado en otros discos suyos, pero reformulados para que lejos de sonar caducos, mantengan a la banda totalmente vigente. Especialistas en mezclar oscuridad y épica, Sôber han sacado toda la artillería en un disco que suena enorme de principio a fin, y en el que los arreglos orquestales y algunos coros casi operísticos (‘El Día De La Liberación’) subrayan el dramatismo de las composiciones. Desde luego, se nota que detrás del disco hay mucho esfuerzo, trabajo y atención al detalle.
La contundencia de ‘Mi Heroína’, ‘Verona’, ‘Seda Y Plomo’, y ese toque Tool que siempre les ha acompañado -sobre todo por el tono de voz de Carlos Escobedo y algunos patrones rítmicos-, me han hecho pensar en discos como Morfología o Synthesis, algo que sinceramente ya no esperaba a estas alturas, mientras que el aire oriental de ‘Oasis’ o la potencia melódica de ‘Elegía’ o ‘9 Musas’ consiguen que tu atención no decaiga en ningún momento.
Donde me sigue costando entrar es en sus baladas. Tanto la acústica ‘Eclipse’ (de la cual ofrecen como bonus una versión al piano a dueto con La Bien Querida) como ‘La Noche Más Larga’ me parecen demasiado afectadas en las interpretaciones y caen en la pomposidad. Eso sí, la primera cuenta con un gran solo de guitarra. En cualquier caso, seguro que habrá muchos de sus fans que las disfruten, y el resto es suficientemente atractivo como para que yo también lo haya hecho. Y es que Sôber siguen siendo mucho Sôber.
MARTA PUIG