Por mucho que sus componentes tuvieran un bagaje previo en formaciones de renombre, Soen han tenido que ir construyendo su carrera casi desde cero y a la antigua usanza. El batería Martin López (quién ocupó el taburete detrás de los tambores de Opeth entre 1997 y 2006) y el cantante Joel Ekelöf bien sabrán lo que les ha costado llegar hasta el momento en el que se encuentran actualmente.
Tras varios años y unos cuantos álbumes en los que les costó estabilizar la formación (el baile de entradas y salidas en las demarcaciones de guitarrista y bajista ha sido constante desde sus inicios) y su sonido (las comparaciones con Tool o los propios Opeth también fueron habituales), el combo con base en Suecia supo dar con la tecla adecuada en Lotus y reafirmarla en Imperial.
Así ha sido como su crecimiento se ha hecho patente tanto en la aceptación del público como en la calidad de su música. Es por tanto lógico que no hayan querido arriesgarse demasiado en su nueva entrega y optar por jugar sobre un terreno al que ya le tienen pillado el truco. Bien saben que, de dar los pasos correctos, el subir a aforos más grandes, e incluso un par de líneas en los carteles de los festivales, es perfectamente factible. Teniendo todo ello en cuenta, es sencillo predecir lo que contiene Memorial.
Tras una breve introducción que va in crescendo, la formación abre fuego con ‘Sincere’ en lo que supone una crítica a los tiempos modernos, tanto en lo político como en lo social. Los riffs duros y las transiciones melódicas no suponen ninguna sorpresa, por lo que todo está en su sitio. Algo más llamativo es el single ‘Unbreakable’, cuyo estribillo marcadamente melódico les aproxima a territorios cercanos al metal clásico. Esa vertiente también se deja notar en ‘Memorial’ con un juego de guitarras dobladas que será del gusto de los fans del hard rock tradicional.
Todo ello con una producción potente y cuidada al detalle, como bien queda demostrado en los contrastes de ‘Violence’, bajando el tempo para después golpear con dureza. ‘Fortress’, ‘Incendiary’ y ‘Icon’ nos devuelven a un sonido familiar, en el que el quinteto se mueve cómo pez en el agua, alternando contundencia, melodía y algún que otro tramo más reflexivo. En líneas generales, los cortes son más concisos, directos y (por qué no decirlo) accesibles que en anteriores capítulos, sin que por ello la banda llegue a traicionarse a sí misma.
Precisamente una faceta que siempre se les ha dado bien son las baladas y aquí vuelven a apostar por ellas hasta en tres ocasiones. Sin duda, la que apunta a llevarse el premio es ‘Hollowed’. Reúne varios de los ingredientes que toda power ballad de manual debe poseer; la participación de una voz femenina como la de Elisa, arreglos que aportan un ambiente épico y un solo de guitarra para que Cody Ford se luzca. Menos pomposas se presentan ‘Tragedian’ y ‘Vitals’, resueltas con mayor elegancia y sin recurrir a tantos artificios.
No impactará tanto como sus inmediatos predecesores, pero apostaría a que Memorial afianzará a Soen como un grupo de sala grande, al igual que ha sucedido con otros compañeros como Leprous. Veremos si su techo se queda ahí o todavía pueden ir a más en el futuro.
GONZALO PUEBLA
