Con el permiso de Pablete de Iruña, que incluso ha fundado una religión, Rapha Decline es el metalhead extremo más entregado a la causa que conozco en Euskal Herria. Este hombre respira Sönambula en cada minuto de su vida, no puede dejar de pensar en su banda y todo lo que le rodea, y si tenemos en cuenta que ya en 1994 deambulaba por este mundillo con Typhareth, estamos hablando de un ilustre veterano de los ruidos subterráneos.
En 2015, Rapha aparca su proyecto personal Decline y une fuerzas con la baterista Maider, y así, con su voz y guitarra, conforman Sönambula, el grupo con el que seguramente ha dado en el clavo. Menos suerte ha tenido el dúo con los bajistas, pero parece que Aleksey Bogdanov ha llegado para quedarse. El viento sopla a su favor, y prueba de ello también es Bicéfalo, este segundo álbum de los bilbaínos.
Fuertemente influenciados por el death doom clasicorro de Winter, Autopsy o Asphyx, Sönambula dejan muy claros sus ideales old school en los primeros compases de ‘Mutación Sintética’. El disco suena grueso, las pistas se sustentan con hormigón armado, contiene la pizca de mugre y oscuridad necesaria, y esas voces que a veces aparecen más rasgadas en segunda línea, más propias del sludge, son todo un acierto.
Parece que vaya a imponerse la velocidad en este trabajo, pero hacia la mitad de ‘Huesos’ por fin el trío muestra todo el potencial mórbido que lleva dentro. Si me lo permiten, esos Sönambula más lentos y putrefactos son los que más disfruto. Los de ‘Bicéfalo’, aunque el mediotiempo ‘Nostromo’ también me ha dejado las costillas bien magulladas. Vaya somanta de palos, como la que te mete la prehistórica ‘Detritus’, de los pocos temas instrumentales que se han ganado mi respeto este curso.
Paquidérmico, de pesado caminar, este leviatán creado por Sönambula, con una cabeza llamada Death y la otra Doom, te hará desear con fuerza verlos de nuevo en directo, sin duda su hábitat natural.
PAU NAVARRA
